Zhou Xiaochuan, gobernador del banco central chino. Reuters
BEIJING—En momentos en que China considera hacer cambios en la cúpula del banco central, sus líderes enfrentan una pregunta mucho más amplia: ¿están dispuestos a tolerar un crecimiento económico más moderado?
Las discusiones en las esferas más altas del gobierno sobre la posible partida deZhou Xiaochuan, el gobernador del Banco Popular de China y un férreo defensor de las reformas de mercado, se producen en momentos en que aumenta la probabilidad de que la segunda economía del mundo no cumpla su meta de crecimiento anual, de 7,5% en 2014, la primera vez que ello ocurriría desde la crisis asiática de 1998.
Muchos economistas advierten que el gobierno podría tener que recurrir a drásticas medidas de estímulo, como recortes generalizados de las tasas de interés, a las que, según señalan los asesores del banco central, Zhou se ha opuesto.
Tales políticas, sin embargo, significarían que el gobierno tendría que desempolvar el viejo libreto que le otorga una prioridad a fomentar el crecimiento. El énfasis en la expansión económica podría exacerbar los ya altos niveles de deuda y retrasar reformas que, según los líderes del país, sentarían las bases para un desarrollo más sostenible de la economía.
Zhou es considerado por fuentes oficiales y economistas como dispuesto a combatir la priorización del crecimiento a corto plazo y, en su lugar, enfatizar la implementación de reformas financieras, como la liberalización de las tasas de interés, que asignarían el crédito de manera más eficiente. Algunos sostienen que la suerte que corra Zhou será una prueba del compromiso de los líderes del país con las reformas.