Conocido con el apodo del zar de la CNMV y temido como un verdadero ‘martillo pilón’ por las grandes empresas del Ibex, Paulino García Suárezabandonará este mes el organismo supervisor de la bolsa una vez alcanzada su edad de jubilación. La salida del actual director de Informes Financieros y Corporativos representa un alivio para muchas sociedades cotizadas, pero su marcha supondrá también la pérdida de uno de los mejores y más reforzados escudos que protegen a la presidenta de la Comisión de Valores, Elvira Rodríguez, en las siempre difíciles relaciones con los emisores.
Asturiano y con una reconocida vinculación al Partido Socialista de su comunidad natal, Paulino García fue el primero que levantó las alfombras de Bankia al exigir la reformulación de las cuentas correspondientes al ejercicio de 2011. Convencido de su papel de supervisor independiente, el directivo de la CNMV encendió la luz roja al  equipo entonces presidido por Rodrigo Rato y precipitó los acontecimientos que dieron lugar a la nacionalización de la entidad de crédito en mayo de 2012 a instancias del ministro Luis de Guindos.
Foto de archivo de Paulino García (izda).Foto de archivo de Paulino García (izda).
La contumacia de Paulino García como baluarte de la Comisión de Valores en la crisis de Bankia ha acabado por enfrentarle también con el Ministerio de Economía y, más concretamente, con la presidenta del Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC), Ana María Martínez-Pina. El hasta ahora directivo de la CNMV ha avalado las actuaciones llevadas a cabo por Deloitte en la salida a bolsa de Bankia y, en consecuencia, se ha opuesto frontalmente a la multa de 12 millones de euros que el ICAC ha impuesto a la auditora.
El rifi-rafe entre ambas instituciones de control administrativo va a derivar con casi toda seguridad en un pleito contra el Estado a poco que Deloitte haga valer en los tribunales la reputación y neutralidad de su labor en el caso Bankia. Algunos allegados al directivo saliente consideran que las presiones sufridas en todo este proceso han sido la gota que han colmado la paciencia del “amigo Paulino”, que se marcha ahora de la CNMV “harto ya de estar harto, pero con la frente muy alta por los servicios prestados a la casa a lo largo de las dos últimas décadas”.
‘Paulino el Breve’ en la presidencia de Cajastur
El zar de la bolsa fue rescatado para la causa de la CNMV por Pilar Valientedespués de una más que decepcionante experiencia como presidente de Cajastur. Paulino García dejó inicialmente la Comisión de Valores a principios del año 2000 ante el reclamo del entonces presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces, pero su mandato en la caja integrada ahora en la actual Liberbank duró tres meses escasos como consecuencia de los intereses políticos regionales. Apodado desde entonces como ‘Paulino el Breve’, el directivo volvió a la CNMV con la lección bien aprendida y un carácter intransigente que le ha hecho célebre en los últimos años.
Fotografía de Manuel Conthe. (EFE)Fotografía de Manuel Conthe. (EFE)
Los apoyos políticos de sus amigos socialistas no le han faltado en los momentos más difíciles y fue precisamente Manuel Conthe quienle promovió al cargo que ha desempeñado hasta ahora como verdadero inspector en jefe de todas las sociedades cotizadas. El antiguo vicepresidente de la CNMV, Carlos Arenillas, fue también uno de sus grandes valedores durante la primera etapa del Gobierno Zapatero y la crisis de confianza generada a raíz de la gran recesión económica ha terminado por legitimar la mano dura que Paulino García ha seguido imponiendo sin pudor tras la llegada al poder del Partido Popular.
El directivo que ahora se jubila adquirió justa fama inquisitorial por no pasar ni una a las grandes empresas del Ibex cada vez que tenía que dar el visto bueno sobre la evolución de resultados que podían ser susceptibles de salvedades o incertidumbres contables. Su experiencia previa como miembro del comité de auditoría del propio ICAC inducía un celo profesional que podía resultar excesivo para algunas compañías, pero que ha servido también para que los responsables de la supervisión bursátil pudieran sacudirse el polvo de las sandalias ante la irrupción de escándalos que han arreciado en los últimos años dentro del mercado financiero en España.
El episodio de Pescanova reveló también una actitud beligerante que permitió a la CNMV romper los tabúes y realizar un seguimiento continuo y constante sobre los informes financieros de la entidad gallega a través de sucesivos hechos relevantes que pusieron en evidencia las sospechas que existían sobre la gestión presidencial de Manuel Fernández Sousa. Elvira Rodríguez ha encontrado en su hasta ahora colaborador los argumentos que necesitaba para imponer una cultura de mayor transparencia y menor temor reverencial ante las grandes corporaciones empresariales que dominan en el panorama bursátil. Habrá que ver si su sucesor mantiene viva la llama.