Liberbank ‘invita’ a su directiva a bajarse el sueldo con el banco en el punto de mira
- Busca que casi un millar de responsables de sucursales y servicios centrales conviertan parte de la nomina fija en variable y posponer su cobro tres años, hasta 2020.
- La medida se encuentra vinculada a mantener el beneficio y el capital regulatorio e incide en el plan de ahorros desplegado para evitar ser absorbido, mejorando las cuentas.
La prohibición de posiciones cortas sobre Liberbank se levanta el jueves
Bajo la meta de mejorar las cuentas para blindar su independencia, Liberbank toca todas la teclas para economizar y reforzar el capital. La última: ha comenzado a pedir a sus directivos que contribuyan al objetivo número uno de fortalecer sus fundamentales financieros -solvencia y beneficios-, sacrificando parte de sus nóminas. Otra medida de austeridad que llega poco después de acordar un ajuste de empleo (Ere) para 525 trabajadores, que ejecuta en paralelo, y de que esté poniendo toda la carne en el asador para reducir a marchas aceleradas el ladrillo.
No es un plan impuesto, al menos en la formulación. La singularidad de la propuesta es que lo está presentando a los directivos como una invitación, donde aquellos que se adhieran de forma voluntaria permitirán transformar parte de su retribución fija en una variable de pago diferido. Lo sacrificado entre 2017 y 2019 se recuperaría en el trienio siguiente, siempre que la entidad asturiana consiga mantenerse a salvo de incurrir en pérdidas o sufrir estrecheces de solvencia.
El planteamiento se dirige a un colectivo, de hecho, aún por definir aunque susceptible de alcanzar a los 800-1.000 responsables de sucursales y en servicios centrales. Según los sindicatos, la propuesta es aplicar recortes inmediatos a partir del 7,6% para las retribuciones inferiores a 45.000 euros, con la promesa de una ulterior recuperación. Desentenderse, matizan y se quejan, no parece fácil dado que esperan que el banco articule un acuerdo formal que sustente el esfuerzo.
No es la primera vez que Liberbank busca la ‘solidaridad’ de la plantilla. En 2013 aplicó otro ajuste de empleo temporal (Erte) a más de un millar de empleados, incluidos jefes de áreas y oficinas, que redujo sueldo y jornada entre un 10 y 30%. En ese momento, asestó un tijeretazo adicional a la nómina de la directiva entre el 4 y 19%, y solo recuperaron posteriormente un 45% de lo cedido bajo la fórmula de un pago variable. Ahora repite el patrón: Ere para medio millar de empleados y sacrificio añadido a la jefatura, con la gran diferencia de que proyecta devolverles la remuneración íntegra a los tres años si los resultados van bien.
Bajo los focos por la morosidad y ajustado capital
Todo por empujar las cuentas cuando el banco se encuentra en el punto de mira. Su principal punto flaco es que, al agotarse el pasado año el Esquema de Protección de Activos (Epa) que recibió al adjudicarse CCM, se ha disparado la morosidad al 13% y menguado el ratio de capital CET1 hasta el 12%, ejerciendo presión sobre la entida. Liberbank ha sido capaz de doblegar la morosidad desde el 20,1% que tenía en 2015 por la absorción de CCM, con una de las mayores reducciones de activos tóxicos del sector, y proyecta bajarla al 7% en 2018, pero a fecha actual compara mal con el resto de entidades.
Y, si bien se afana en defender que su morosidad es superior porque ha hecho un ejercicio de saneamiento más exhaustivo y la hucha de provisiones es de mayor calidad, el mercado le ve vulnerable -ha cubierto al 80% la financiación a construcción y refinanciaciones y ha retasado ya toda su cartera de inmuebles, una asignatura aún pendiente para la mayoría de entidades-. Su cotización sufrió de hecho un fuerte varapalo tras la debacle del Popular, presa de los inversores especuladores, decidiendo incluso a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) salir a contener el ataque con una prohibición de las posiciones bajistas sobre su valor que ha extendido en dos meses extras.
El regulador regala tiempo para que avance en su doble estrategia de economizar y soltar lastre. Y el banco se afana en ello. Para coger oxígeno reduciendo el ahora gravoso ladrillo ultima la venta de su inmobiliaria Mihabitans, en un proceso competitivo encargado a Alantra. Busca un socio industrial capaz de coger la cartera de inmuebles y darles salida a un ritmo acelerado. Para facilitarlo, el banco está ya aplicando de hecho mayores descuentos en precios. La recaudación que reporte la operación de desinversión ayudarían, además, a reforzar resultados o solvencia.
Integrar CCM y vender la inmobiliaria
En la partida de costes, el ajuste de plantilla y salarios, forma parte de un paquete superior donde va, incluso, a integrar cuanto antes su filial CCM. Como paso previo tiene que llegar a un acuerdo con la Fundación Bancaria CCM para recomprarle su 25% en el banco de la antigua caja castellano manchega. Hasta ahora había mantenido independiente esta filial para aprovechar el esquema de ayudas o Epa -el blindaje de una cartera de 7.000 millones en activos frente a quebrantos de hasta 2.475 millones-, pero una vez extinguido su plazo de vigencia le interesa absorberlo y maximizar las sinergias.
Su obsesión con todo el juego de iniciativas es superar el bache de unos resultados cuyos márgenes sufren este año el castigo, además del ladrillo por el vencimiento del Epa, de la ausencia de extraordinarios y las provisiones para cláusulas suelo. Cuando dicha tensión se normalice Liberbank defiende que está "muy bien preparado" para aprovechar, con buenos beneficios, la subida de tipos cuando se produzca. Y la hoja de ruta pasa por completar toda esta batida de medidas antes de fin de año. Queda por ver si el mercado será paciente o exigirá resultados o evoluciones favorables cuando la CNMV deje operar a los bajistas, esos inversores que ganan dinero apostando al derrumbe de la cotización.
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