miércoles, 16 de marzo de 2011

Manualillos para una crísis ( 2 )

M.Saballs.

Y justo cuando veíamos (otra vez) el final del túnel

16/03/2011 | 00:33

Mientras Japón sufre, en Libia, el sátrapa Muamar el Gadafi brinda porque la tragedia nipona le permite seguir reconquistando territorios y aplastar a los rebeldes ahora que Occidente mira al otro lado del planeta y la Unión Europea hace, una vez más, el ridículo en su política exterior.

Al hilo de todo, Arabia Saudí envía fuerzas para ayudar a someter a los manifestantes de Bahrein y tampoco pasa nada. Que el gallinero no se alborote mucho, es el lema. El debate económico también ha dado un vuelco de 180 grados. Hemos pasado de debatir sobre el alza del precio del petróleo, debido a las revoluciones norteafricanas y de otras materias primas, a analizar los efectos que tendrá la tragedia japonesa en el devenir de la economia mundial y en el modelo energético.

Pedro Navarrete, presidente de Sony España, acababa de regresar de Japón para recibir el lunes la medalla al mérito de la universidad Abat Oliba por su gestión al resolver el cierre de las instalaciones de la fábrica de televisores de la multinacional japonesa en Viladecavalls (Barcelona). Navarrete logró transferir a las empresas Ficosa y Comsa Emte las plantas y sus empleados para el desarrollo de nuevos productos.

Navarrete, uno de los españoles que mejor conoce Japón y a los japoneses, no tiene dudas: nos darán un ejemplo de cómo recuperarse tras una crisis tan terrible. “Acabarán saliendo mucho más fortalecidos”, explica. Navarrete se une a otros expertos, que consideran que, al igual que ocurrió tras la segunda guerra mundial, Japón podría iniciar una nueva gran etapa.

Para un país que lleva veinte años en pleno marasmo económico, con la mayor deuda pública (un 204% del PIB) de los países desarrollados, y que acaba de ser superado por China en la segunda posición en el ránking mundial de PIB, las expectativas siempre hay que cogerlas con alfileres. El índice Nikkei 225 de la la Bolsa de Tokio cotizó en máximos de 38.957 puntos a finales de 1989 y el martes cerró a 8.605, tras una caída del 17% en dos días. Pero es verdad que cuando veo la extraordinaria y ejemplar reacción del orgulloso pueblo japonés ante lo que está ocurriendo, si ellos no consiguen superar el momento, nadie podría en circunstancias tan desastrosas.

¿Qué ocurrirá en las economías mundiales? Si difícil es predecir los efectos económicos negativos sobre la economía japonesa, es muy prematuro pensar a nivel global. Sabemos que el primer efecto de la crisis japonesa ha sido reducir el precio del petróleo y de las materias primas minerales. Pero ya no se espera sólo una crisis económica de oferta –Japón es el primer socio comercial del resto de economías asiáticas– sino nuclear, que de ocurrir tendría efectos absolutamente desconocidos a corto, medio y largo plazo.

En enero, antes de la guerra incivil libia, el FMI aventuraba la continuidad de la recuperación económica, con crecimientos superiores al 4% para el conjunto del planeta (ver cuadro), pero manteniéndose el desequilibrio por regiones. Asia y en menor medida las principales potencias latinoamericanas y Rusia debían confirmar en 2011 su posición de locomotoras. Por detrás, a trompicones, Estados Unidos y Europa. Dentro de Europa, la Península Ibérica, Irlanda yGrecia en el furgón de cola.

Hasta la semana pasada, calculábamos cómo el repunte de los precios y un previsible aumento de los tipos de interés a corto plazo por parte del BCE afectaría al mercado de crédito. Más de una familia empezó a calcular cómo el aumento del euribor aumentaría su hipoteca. Sin embargo, en el ambiente había esperanzas de que veíamos ya el final del largo túnel por el que llevamos arrastrándonos desde hace tres años.

Este menor pesimismo también se debía a que cada día que pasa estamos más cerca de que se acabe la era Zapatero. Una desaceleración en el crecimiento mundial, aunque sea de medio punto, no es la mejor noticia que hoy puede recibir Europa, y mucho menos España.

Pero ahora, el PIB y otras menudencias locales carecen de relevancia. Espero que los peores temores sobre Fukushima no se cumplan. Por el bien de Japón y la Humanidad.

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