sábado, 25 de junio de 2016

Y en Londres....

Una londinense, tras el «brexit»: «Me siento devastada»

La mayor parte de los londinenses viven el «brexit» con frustración y tristeza

 
Londres / E. La Voz 25/06/2016 05:00
Pasan de las seis de la tarde y Anita se baja del bus en la parada próxima a su casa en Ladbroke Road. ¿Contenta con el resultado del referendo?, tuerce la cara y dice: «No, me siento devastada. Va a cambiar nuestra forma de viajar, de ser europeos, y lo peor, es que no va a cambiar el asunto de la inmigración».
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Como muchos londinenses, Anita se fue a la cama con el resultado de una encuesta a pie de urna pasadas las diez de la noche que daba ventaja a la opción de quedarse en la UE, pero cuando despertó, a las seis de la mañana, la situación era totalmente diferente. Reino Unido estaba fuera. «No me lo podía creer. Necesitamos estar dentro para trabajar juntos, para cambiar el sistema».
Ahora cree que la situación no tiene remedio y que no hay marcha atrás. No importa que más de 10.000 personas firmen una petición para queLondres se independice del Reino Unido y seguir en la UE, o que más de 200.000 pidan un segundo referendo ante lo ajustado del resultado: «La gente votó en función de las medidas de austeridad del Gobierno, que afectaron más a gente sin trabajo lejos de Londres», señala Anita y culpa a Corbyn de haber hecho poco como líder para atraer el voto en esas zonas: «Es terreno laborista». Su frustración representa en buena medida la sensación que el viernes se vivía en las calles de Londres.
En una calle cercana está Natasha. Cuenta como su familia está triste, pues todos votaron por quedarse. «Es como si Boris y Farage dieran hacia atrás a las manecillas del reloj. No sé, Boris tenía ese plan cínico de convertirse en primer ministro desde que empezó con todo esto. Está claro que puso sus intereses por encima de los del país», lamenta.
Simon es austriaco y lleva apenas cuatro meses en Londres. Trabaja cuidando niños y no sabe cuánto tiempo más podrá quedarse: «Es una decisión que no entiendo. Siempre puedo volver a mi país, no estoy preocupado». No lo está, pero admite que enterarse de la noticia por la mañana, «supuso un gran shock». Otro que no pudo votar fue el griego Damian. Lleva en la capital británica tres años: «Creo que se van a arrepentir de esta decisión, no se dieron cuenta de lo importante que era».
No todos lamentan el resultado. Rami, a sus 38 años, está feliz con la decisión. Trabaja en una fábrica de motos y cree que la situación actual era insostenible. «Esto no funciona desde que empezaron a llegar polacos y rumanos. Se quedan con nuestros empleos, no pagan impuestos, trabajan en negro y aumentan los niveles de crimen», explica mientras toma un café con sus amigos, que asienten.
Christal trabaja como enfermera en el sistema sanitario: «Todas mis compañeras son españolas, griegas y filipinas. Somos pocas inglesas. Son gente estupenda y no tengo ningún problema con la inmigración», explica, pero está feliz con la salida: «Quiero que Reino Unido tome sus propias decisiones».
Gunta, un letón con diez años en suelo británico, lamenta las verdades a medias de la campaña: «Entiendo que la gente diga que algunos inmigrantes piden beneficios, pero los primeros que lo hacen y se aprovechan del sistema son los británicos».

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