martes, 1 de agosto de 2017

Se fué la luz de la " Nouvelle Vague "

Jeanne Moreau, luz de la «nouvelle vague» y mujer independiente

La actriz, fallecida a los 89 años, interpretó papeles arriesgados de gran complejidad

 
Una esposa que planea con su amante el asesinato de su marido (Ascensor para el cadalso, Louis Malle). Una mujer que encarna el desencanto del matrimonio (La noche, Antonioni). Una seductora que humilla a un novelista por su dinero (Eva, Joseph Losey). El vértice de un triángulo amoroso (Jules y Jim, Truffaut). La sirvienta rural que vive las excentricidades de sus patronos (Diario de una camarera, Buñuel). La escritora Marguerite Duras (Cet amour-là, Josée Dayan).
La carrera de Jeanne Moreau, nacida en París en 1928 y fallecida ayer en esta misma ciudad, se caracterizó por una galería de personajes complejos y arriesgados, cuya interpretación siempre supuso un reto para la actriz, quien llevó a la gran pantalla la misma libertad e independencia de la que hizo gala en su vida personal. Su lema podría resumirse en una frase que caía como una sentencia lapidaria en sus entrevistas: «Vivir es arriesgarse».
Su carácter se forjó a partir del choque entre su padre, un restaurador francés, y su madre, una bailarina inglesa. El deseo paterno pasaba porque fuese una esposa o, en el mejor de los casos, funcionaria. La falta de apoyo se tradujo en una mayor determinación y en una aversión al control conyugal y social. Una imposibilidad a la domesticación que propulsó su vida y que sobrevolaba cada una de sus interpretaciones.
Antes de cumplir los veinte fue admitida en la Comédie Française. Fue entonces cuando Louis Malle la vio en La gata sobre el tejado de zinc y le abrió la puerta a una nueva vida en el cine con Ascensor para el cadalso. La frialdad de su personaje y la música de Miles Davis chocaban en una atmósfera electrizante. A partir de entonces iluminó con sus actuaciones a toda una generación, la de la nouvelle vague, con cuyos exponentes -Truffaut, Godard- rodaría, a la vez que la reclamaban Orson Welles, Antonioni, Elia Kazan o Joseph Losey. Fue Welles quien la calificó como «la mejor actriz» con la que había trabajado. Y Buñuel subrayó que la intérprete no necesitaba fingir sus personajes, sino que los vivía.

Directora de películas y teatro

En 1972 Jeanne Moreau tuvo la oportunidad de trabajar con su admirada Marguerite Duras, a quien casi treinta años más tarde interpretaría como actriz. También Moreau incluyó la dirección entre sus inquietudes, tanto en cine, donde destaca Lumiére, como en el teatro. Su talento y ejemplo en el cine fue reconocido en 1998 con un Óscar honorífico a toda su carrera, que recogió de manos de Sharon Stone, y diez años después sus compatriotas correspondieron con un César.

No hay comentarios: