miércoles, 27 de enero de 2010

A los Vivítopes.

Donde esté una Bordelesa de 1/2 Kg.!

Las botellas de vino del futuro
Amaya Cervera

Llega la botella ultraligera que quiere contribuir a reducir las emisiones de carbono, de momento sólo en Reino Unido y para tapones de rosca. Mientras, al otro lado del charco, en Estados Unidos, ya están disponibles las primeras minibotellas que permitirán probar el vino en perfectas condiciones pese a su reducido tamaño.

Un argumento ecológico de peso
La cadena de supermercados británica Tesco, la más grande del país, ha presentado la botella de vino más ligera del mundo que sólo pesa 300 gramos y que, sin duda, va a marcar un hito en términos de concienciación ecológica.

Con probada resistencia y estética que no desentona en el lineal, el logro ha sido probable gracias a la colaboración entre Wrap (Waste & Resources Action Programme), que dentro de su proyecto GlassRite lleva ya varios años incentivando tanto los envases más ligeros como la importación de vino a granel para su embotellado en destino, Quinn Glass y Kingsland Wine and Spirits. Según datos de Wrap, el nuevo envase ultraligero podría reemplazar 90 millones de botellas de formato estándar al año, lo que supondría tener que mover 6.000 toneladas menos de peso.

Piensen que frente a los aproximadamente 420 gramos de una botella media, las que se utilizan para realzar la calidad de muchos vinos top pueden superar tranquilamente el kilo. Indudablemente, una caja de vino más pesada exigirá un mayor gasto energético para su transporte y es precisamente el transporte el elemento que mayores emisiones de carbono genera a la atmósfera dentro del ciclo de vida del vino.

Hoy la reducción de la huella de carbono se ha convertido en una prioridad para muchos operadores del sector. De hecho, hace ya varios años que Tesco importa a granel muchos de los vinos que comercializa de orígenes lejanos (países del Nuevo Mundo fundamentalmente). En la actualidad, la cantidad del vino que viaja en contenedores con destino a las estanterías de este gigante de la distribución ronda los 10 millones de litros al año.

Herramienta de marketing
Las minibotellas que están empezando a aparecer en Estados Unidos no tienen que ver con el argumento ecológico, aunque indirectamente su menor peso contribuiría a reducir las emisiones. Se trata más bien de pequeños formatos orientados a la prueba de distintas muestras de vinos. Esto no sólo resulta útil dentro de un ámbito profesional en lo que respecta al envío a prescriptores, sumilleres o distribuidores. También de cara al consumidor final, ¿se imaginan lo práctico que puede resultar probar cinco o seis vinos de alto precio por una fracción de lo que cuestan para tomar por fin una decisión de compra acertada?

Crushpad ha encontrado en estos miniformatos una buena forma para dar continuidad a los vinos que cada vez más aficionados elaboran en su bodega urbana de San Francisco o en sus instalaciones de Napa Valley y, más recientemente, también en Europa, fruto de su acuerdo con Château Teyssier en St.-Émilion (Burdeos).

Más allá del juego de hacer un vino para regalar a los amigos, algunos de los clientes de Crushpad operan como pequeñas bodegas boutique, con su propia marca comercial y un pequeño número de botellas que aspiran a comercializar en el mercado (no deja de tener gracia que experiencias salidas de aquí hayan llegado a las mesas de cata de críticos y publicaciones especializadas de peso). Emulando a las bodegas de culto californianas, la forma que tenían estos vinos de alcanzar el mercado era a través de la venta directa; hasta que la crisis ha puesto un freno importante a todo ello.

De Crushpad han salido más de 120 marcas comerciales de vino con producciones que van de las 600 a las 6.000 botellas anuales. No es extraño que, en este contexto, su fundador Michael Brill, se haya sacado de la manga sus minibotellas con forma de tubo y capacidad para 50 y 100 ml. que permiten a un elaborador dar a probar sus vinos por aproximadamente un 10% de lo que costaría comprar una botella de 75 cl.

Pero además hay un escaparate para mostrar todo esto. Se llama www.brixr.com, que se autodefine como “un nuevo concepto de venta de vinos on line” que “ofrece a los consumidores diversas selecciones de vinos y recomendaciones realizadas por profesionales de confianza, permitiéndoles descubrir nuevos vinos de pequeños y grandes productores de todo el mundo”.

Parte de la gracia está en la posibilidad de realizar catas on-line con los distintos packs de minibotellas que se ofrecen. ¿Es suficiente originalidad como para vencer el rechazo a las botellas pequeñas?

Normalmente, un amante del vino rehusaría cualquier tamaño inferior a los 75 cl., salvo en el caso de algunos dulces que se presentan en botella de 50 cl. La evolución del vino es más rápida en los formatos pequeños y, por tanto, no son recomendables más allá de un consumo relativamente rápido. Aunque el foco aquí no sea tanto la conservación como el poder disponer de una pequeña cantidad de prueba, ¿hasta qué punto son fiables estas botellas?

Respuestas tecnológicas
Crushpad asegura que su línea de embotellado está diseñada para asegurar unas entradas mínimas de oxígeno (el principal responsable de acelerar la evolución del vino) y que utiliza una bomba de pistón para trasvasar el vino (ya sea desde un recipiente o desde las botellas tradicionales de 75 cl.) a los pequeños tubos de muestras que luego se sellarán con un tapón de rosca.

En realidad utiliza el sistema wine in tubes creado por una compañía francesa para facilitar a los elaboradores el envío de muestras y que funciona desde hace un tiempo en el país galo.

Más sofisticada aún es la tecnología empleada por TastingRoom Inc., empresa que ha patentado el sistema Taste (Total Anaerobic Sample Transfer Environment, algo así como “ambiente de transferencia de muestras totalmente anaeróbico”). Diseñado para preservar la integridad del vino, consiste básicamente en realizar el trasvase a las minibotellas en una cámara sellada y en ausencia total de oxígeno. El objetivo es demostrar a las bodegas (que, obviamente, constituyen su principal cliente potencial) que no existen variaciones cualitativas respecto a las botellas habituales.

Sus minibotellas, por otro lado, tienen precisamente ese aspecto, el de una botella tradicional en miniatura; una decisión que, por lo visto, se tomó después de realizar numerosas encuestas a consumidores.

La primera bodega de Estados Unidos en utilizar esta tecnología ha sido Seghesio Vineyards que ha enviado a un grupo escogido de clientes una caja con seis de sus vinos en minibotellas. El siguiente paso es utilizar estas muestras en el canal de distribución, dirigidas sobre todo a los principales detallistas y restaurantes que comercializan sus vinos.

En Francia, más allá del mundo profesional, la web www.wineside.com ofrece una versión tremendamente sofisticada de estos envases con vinos y licores de distintos orígenes y una estética muy cercana al mundo de la cosmética. ¿Comprarían ustedes un vino presentado de esta guisa?

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