El ultra nacionalista Vladímir Zhirinovski puede sentirse satisfecho. Puede que esté a punto de hacerse realidad la profecía que hizo tras la caída del bloque soviético, según la cual "pronto llegaría el día en el que los rusos se lavarían las botas en males cálidos". No mediante las armas del imperio zarista, que se extendería desde el Mediterráneo hasta el océano Índico, como soñaba el zar, sino mediante los flujos turísticos.
El empresario Sergei Fentorov, de la Cámara de Comercio e Industria de Moscú y exoficial de la marina nuclear, ya forma parte de esta tendencia. Ofrece casas de vacaciones de lujo en la península de Casandra [al sudeste de Tesalónica]. Y como es evidente, no es el único. Justo enfrente, la península de Sitonia con su impresionante vista sobre el monte Athos, alberga una villa en medio de 0,7 hectáreas de colinas de pinos, que pertenece a Yuri Chaika, el fiscal general y el hombre más poderoso de Rusia, después de Putin.

Un 30% por debajo del valor real

Cada vez más rusos ricos adquieren segundas residencias en Calcídica [al norte del país], mientras que los empresarios rusos compran hoteles e invierten en la compra de terrenos. Nadie sabe exactamente qué es lo que han comprado. Pero parecería que los rusos ya han adquirido un gran complejo hotelero en Potidea, otro en Psakoudia y parece que tienen la intención de participar en el proceso de licitación para la compra de un gran hotel en Gerakini. Mientras, están construyendo en la región un hotel de 600 habitaciones, en asociación con una empresa griega. Una empresa rusa también está implicada en la compra-venta de un terreno de 4.200 hectáreas en Sitonia, para construir en él un hotel de cinco estrellas, mientras que los intereses rusos controlan prácticamente toda la explosión del flujo turístico procedente de los países del antiguo bloque soviético.
"Normalmente, están al acecho para hacer buenos negocios y comprar a precios inferiores al 30% del valor real", explica Gregori Tasios, presidente de la Unión de Hoteleros de Calcídica. "Invierten en terrenos, en villas de lujo y en hoteles. Ya han adquirido entre ocho y diez hoteles".
"No creo que pueda haber otro país en el mundo con el que Rusia mantenga una relación como la que tiene con Grecia", explica Terenty Mescheryakov, miembro del Gobierno regional de San Petersburgo. Por este motivo, invierten su capital en el sector inmobiliario en todas las regiones griegas, no sólo en Calcídica.

Privatizaciones muy codiciadas

Los inversores rusos se interesan por islas como Creta, Corfú y Patmos. Ya se ha comprado con fondos rusos el equipo de fútbol PAOK Salónica y también se interesan por OSE, la empresa nacional de ferrocarril, mientras que, según los rumores que circulan en los medios empresariales, también estarían interesados en la compra de un puerto en el norte de Grecia, sobre todo el de Tesalónica, dentro del marco de las privatizaciones que se están llevando a cabo en el país. Con ello se evitarían la pesadilla de atravesar el estrecho de los Dardanelos, controlado mayoritariamente por los turcos [pero con estatus de aguas internacionales] y a un precio desorbitado.
Si bien los rusos se inclinan masivamente por las inversiones y el turismo, la "Perla del Egeo del Norte", como se denomina a este país, atrae a otros países de los Balcanes que también invierten en casas y en pequeños hoteles y generan flujos turísticos en la región. El actual presidente búlgaro, Rosen Plevneliev, por ejemplo, posee un chalet en Uranópolis, el exprimer ministro de Macedonia Vlado Buckovski en Neos Marmaras y otros representantes gubernamentales serbios y albaneses, en los alrededores. "Tenemos que reconocer que el turismo y nuestra economía en general, aquí, en el norte de Grecia, viven gracias a los Balcanes", concluye un hotelero de la región.