Alemania da por perdida a Grecia
Juan Carlos Barrena (Berlín)
El Gobierno germano ve irrecuperables los 80.000 millones de euros en créditos que ha concedido al país heleno.
La canciller alemana, Angela Merkel, y su ministro de Finanzas, Wolfgang Schauble, no lo declararán públicamente, pero para los analistas políticos en Berlín está más que claro que el Gobierno germano da ya a Grecia prácticamente por perdida. Tanto como los 80.000 millones de euros en créditos que Alemania ha concedido al país heleno para su rescate. No hay más que escuchar alpolémico titular de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, en una entrevista emitida por la televisión pública alemana ARDla noche del lunes que atizó de nuevo el malestar de ciudadanos y clase política con el Ejecutivo de Alexis Tsipras.
Los acreedores daban ya por sentado hace cinco años que Grecia sería incapaz de saldar sus deudas, decía Varoufakis en el verano de 2014, fecha en que se grabó esta entrevista, muchos meses antes de que su partido, el izquierdista Syriza, llegara al poder. «La gente lista en Bruselas, Fráncfort y también Berlín sabía ya en el año 2010 que Grecia jamás devolverá sus deudas. Pero hicieron como si Grecia no estuviera en bancarrota, como si tuviese suficiente liquidez», señalaba el ministro heleno, quien insistía ya entonces en que «si su deseo hubiese sido estabilizar realmente Grecia y el mercado financiero europeo habrían ordenado una inmediata condonación de la deuda griega». Varoufakis consideraba y sigue creyendo aún que «en esa situación conceder al Estado más insolvente el mayor crédito de la historia, como lo harían banqueros corruptos de tercera clase, fue un crimen contra la humanidad».
Entretanto en Alemania, la prensa conservadora hace campaña abierta para la expulsión, no ya la salida, de Grecia de la zona euro. Sobre todo los medios del poderoso grupo editorial Springer, con su tabloide 'Bild' a la cabeza, pero también con su rotativo serio 'Die Welt'. Son publicaciones que expresan abiertamente lo que no se atreven a decir en el Gobierno de Berlín por mucho que opinen lo mismo.
Provocaciones y amenazas
Aunque el Ejecutivo de Merkel no oculta su irritación por el tiempo perdido desde la llegada al poder del Gobierno de Alexis Tsipras, después de las elecciones del 25 de enero, y las provocaciones y amenazas constantes de los miembros de su Gabinete para presionar a sus socios europeos, que van desde el empeño en contradecir la política de la Unión Europea frente a Rusia a anunciar que dotarán de papeles a decenas de miles de refugiados para enviarlos al centro y norte de Europa. O la más reciente, al insistir en hablar de unas nuevas elecciones anticipadas o de un referéndum en Grecia si Bruselas no acepta las propuestas de reformas y ahorro presentadas por el Ejecutivo de Atenas.
Fuentes de la delegación alemana en Bruselas subrayan que entre los socios hay consenso a la hora de calificar de «inconscientes» a sus interlocutores griegos, que se resisten a cooperar a pesar de que su país se encuentra en serio peligro existencial, prácticamente al borde de la suspensión de pagos. «Son impermeables a todo tipo de consejo o asesoramiento», señalaban desde esta delegación, que ve crecer la impresión de que el equipo de Tsipras no atiende ni al propio aparato administrativo de su país.
Y a sus socios europeos tampoco les ha comunicado Atenas hasta ahora cuál es la situación actual de sus finanzas. «No tenemos ni idea de cómo se encuentran», dijo ayer el ministro germano de Finanzas, Wolfgang Schauble. A partir de hoy se espera que sean informadas detalladamente al respecto durante su visita a Grecia «las instituciones, ésas que antiguamente se llamaban Troika», comentó el ministro germano, no sin cierta sorna, ante las fobias hacia la terminología más querida por el Gabinete griego. El jefe del Tesoro alemán no oculta ya su escepticismo acerca de lo que puede esperarse del Gobierno de Atenas.
«Desde nuestro último encuentro no ha sucedido nada en absoluto. Ahora debe suceder algo. Ya veremos», dijo lacónicamente Schauble sin mostrar precisamente mucho entusiasmo. El presidente del Eurogrupo le secundó al reiterar que si el Ejecutivo de Atenas no hace las reformas necesarias «no habrá dinero». Jeroen Dijsselbloem se dolió de los «políticos griegos, más interesados en lo privado y en proteger a sus amigos que en abordar los problemas del país».
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