jueves, 24 de marzo de 2016

5 Claves para el encuentro...PSOE/PODEMOS.....

Es una semana más en el calendario. Otra semana que cae sin que se alumbre ningún pacto que permita la investidura. Ahora el nuevo plazo, la nueva barrera psicológica en el endiablado tapiz de las negociaciones, es el miércoles 30 de marzo. Ese día Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se verán otra vez las caras. Casi dos meses después de su anterior reunión, el pasado 5 de febrero, a los tres días de que el líder socialista recibiera el encargo del Rey de intentar formar Gobierno. Entonces, como ahora, la aritmética era complicadísima, y entonces como ahora la relación entre PSOE y Podemos era tensa y con muchos obstáculos, pese a la proclamada voluntad de diálogo de las dos partes.
Fue este martes, cerca de las nueve de la noche, cuando los equipos de los dos partidos confirmaron lo que ya se barruntaba: que no habría reunión en persona de ambos secretarios generales. Esa entrevista programada para Semana Santa se sustituía por una charla telefónica. La que se produjo este miércoles, de unos 30 minutos, en la que ambos manifestaron su "plena voluntad" de negociar, aunque sin apearse de sus posiciones de partida. Concederse el oxígeno de una semana más permite a los dos ganar tiempo y acercarse más a la fecha límite, la que marca la disolución automática de las Cortes. Pero para entonces cada paso será menos reversible. Esta clave, la de los plazos, permite explicar el tira y afloja de la reunión de Sánchez e Iglesias, pero hay más razones.

01. Los tiempos

Cuando Sánchez e Iglesias despachen cara a cara por segunda vez, habrán pasado 101 días desde las generales del 20-D. Pero en ellos pesará más otro marcador temporal: los 33 días que falten por recorrer hasta el 2 de mayo, cuando el Parlamento se disuelva y se convoquen elecciones para el 26 de junio.
Pero esa cifra, 33 días, es algo engañosa, porque los partidos no podrán apurar tanto los plazos como ocurrió en Cataluña, donde Junts pel Sí y la CUP alcanzaron un acuerdo -sacrificio de Artur Mas mediante- poco más de 24 horas antes de que se consumiera el tiempo y se disolviera el Parlament. Para elegir al jefe del Ejecutivo central, las distintas fuerzas harán saber a través de Patxi López al rey Felipe VI que hay un consenso suficiente que permita que la investidura prospere. El monarca podría hacer una nueva ronda de consultas para proponer candidato. El presidente del Congreso convocará entonces pleno y el aspirante -Sánchez, en este caso- necesitará mayoría absoluta en primera votación o mayoría simple en segunda vuelta -48 horas después de la primera- para conquistar La Moncloa. En resumidas cuentas, que todo debería quedar visto para sentencia hacia el 23-24 de abril.
"Según van pasando los días, lo esperable es que las posiciones se vayan relajando", calculan en el PSOE. Aunque su posición, y la de Podemos, no se mueve
El 30 de marzo, por tanto, cuando Sánchez e Iglesias se sienten de nuevo frente a frente, tendrán por delante 20 días para amarrar una alianza. Más o menos el mismo que empleó el líder socialista para trabar su entente con Albert Rivera.
La dirección del PSOE confía en que la presión del tiempo sea su mejor socia. "Según van pasando los días, lo esperable es que las posiciones se vayan relajando", deslizan desde el entorno de Sánchez. Dicho de otra forma, que el hecho de que en el horizonte aparezca como más cierta la repetición de las generales al final ayudará a empujar a favor del pacto. Pero eso es mucho decir porque las dos partes proclaman que sus posiciones de partida son inamovibles.
Primera reunión de la mesa a cuatro (PSOE, Podemos, IU y Compromís), el pasado 22 de febrero. (EFE)
Primera reunión de la mesa a cuatro (PSOE, Podemos, IU y Compromís), el pasado 22 de febrero. (EFE)
Miembros del equipo negociador socialista habían recomendado a Sánchez aplazar el diálogo. No atarse a la promesa de charlar antes de Semana Santa. Entendían que si esa nueva cumbre se saldaba con un fracaso habría herido de muerte las negociaciones entre las dos formaciones. El cauce quedaría cegado. Una semana más daría margen a los dos partidos a replantear sus estrategias. El PSOE espera que poco a poco Iglesias ceda en sus pretensiones, y para ello podría ofrecerle un diálogo bilateral, sin C's. Igual que Podemos confía en que los socialistas transijan.

02. Las condiciones

Los movimientos, sin embargo, parecen difíciles. Al menos, a día de hoy. Porque en el breve comunicado que lanzaron los dos equipos, se subrayaba la principal diferencia y lo que hace imposible a día de hoy un pacto.
Sánchez entiende que el acuerdo con Ciudadanos contiene buena parte de las demandas de la formación morada, y subraya que no hay nada en él que pueda ser rechazado de pleno por ella. El líder socialista se encargó de reiterarle a su interlocutor que la alianza con Rivera "está vigente" y "abierta a otros partidos". Es el mensaje que más está remachando en los últimos días. No es gratuita esa advertencia. Primero, para tranquilizar a su socio, para asegurarse ese suelo que tanto reivindica, el de 130 escaños -los 90 del PSOE, los 40 de C's-, o 131 si se cuenta a Coalición Canaria. Sánchez no quiere que Rivera piense que le puede poner los cuernos (políticos) con Iglesias. Ello explica la entrevista que ambos mantuvieron hace una semana, justo cuando se anunció que habría una entrevista bilateral con el jefe de Podemos y otra de las comisiones negociadoras de PSOE e IU, en ambos casos sin la presencia de los naranjas. El presidente del partido centrista ya ha ido dejando claro que el pacto sigue adelante y que cualquier cambio en él debería hacerse por "consentimiento" de ambos.
El PSOE advierte de que no dará "ningún paso atrás" en el pacto con Rivera, mientras que Iglesias le pide que renuncie a ese acuerdo para virar a la izquierda
En el entorno de Sánchez insistían este miércoles que no hay estrategias bajo el mantel. Que el acuerdo con C's es "firme, sólido", una "base sobre la que trabajar" y que se puede "ampliar" al consenso con otras formaciones. "Pero no se dará ningún paso atrás en esa alianza con Rivera, ninguno", advertían.
Precisamente ese consenso con C's es lo que Podemos considera incompatible. Iglesias le manifestó en su charla que sigue empujando hacia un Gobierno a la valenciana. Esto es, un Ejecutivo de coalición de las izquierdas. Iglesias ya ha puesto como condición entrar en ese Gabinete y ocupar la Vicepresidencia, en un sistema de 'checks and balances', de pesos y contrapesos, para garantizar que las políticas pactadas se cumplen y que las dos grandes fuerzas se miran "de igual a igual". Podemos entiende que el pacto con C's es un "paso atrás" para el PSOE y que además ya fracasó en el Congreso. Iglesias quiere que Sánchez vuelva a su programa del 20-D y, en todo caso, utilice su "buena relación" con Rivera para pedirle que se abstenga y no bloquee el "Gobierno del cambio". La otra alternativa que manejan los morados es que ERC y Democràcia i Llibertat faciliten la elección, aunque estas ponen por delante el referéndum de autodeterminación en Cataluña.
Sánchez sólo contempla una aritmética: el sí de Ciudadanos y la abstención de Podemos. Bajo ningún concepto quiere hacer "descansar la gobernabilidad" en fuerzas independentistas. Sus cuentas son estas: amarrar 143 votos a favor de su elección (90 del PSOE y de Nueva Canarias, 40 de Ciudadanos, 6 del PNV, 4 de Compromís, 2 de IU-Unidad Popular y 1 de Coalición Canaria), que vencerían en segunda vuelta a 142 noes (123 del PP, más 17 de ERC y DiL y 2 de Bildu) gracias a la abstención de los 65 diputados morados. Sánchez está abierto, dice, a un Gobierno "transversal", de coalición, con independientes, porque los números no le dan al PSOE para armar un Ejecutivo monocolor, pero no ha ofrecido con rotundidad una Vicepresidencia todopoderosa -como la que pide Iglesias- al líder de Podemos. Abre la puerta, pero no entra al detalle. Ha venido insistiendo en que primero van las políticas, y luego los sillones.
Los socialistas ponen en valor el tono de la charla con Iglesias y el grado de coincidencias; el jefe de Podemos se dice "contento" por rescatar el diálogo
Si en una semana PSOE y Podemos no rebajan sus pretensiones, no habrá posibilidad alguna de acuerdo. En principio, Sánchez no acudirá a la cita con un nuevo documento con propuestas. En su partido defienden que ya extractaron, del pacto con C's, 140 medidas que la formación morada puede compartir. Iglesias, por su parte, ya venía preparando la entrevista bilateral con sus colaboradores en los últimos días.

03. La desconfianza mutua

Salta a la vista que no hay química suficiente entre Sánchez e Iglesias o, en todo caso, que está a años luz de la que existe entre el líder socialista y el presidente de C's. Sánchez ha resaltado en las últimas semanas que encontró una fácil sintonía con quien estaba más distanciado ideológicamente. A los socialistas también les irrita la puesta en escena de Iglesias o sus insultos a la historia del partido o a uno de sus tótems, Felipe González. Muchos cuadros sienten que Podemos no quiere pactar, sino "destruir" al PSOE, y por eso busca la repetición de elecciones, para cobrarse su víctima en el segundo asalto.
Albert Rivera y Pedro Sánchez se saludan en la segunda votación de investidura, el 4 de marzo. (EFE)
Albert Rivera y Pedro Sánchez se saludan en la segunda votación de investidura, el 4 de marzo. (EFE)
Iglesias, por su parte, ha combinado palo y zanahoria. El golpe frío y contundente contra Sánchez y el intento de caricia -"Fluye el amor en la política española. Pedro, sólo quedamos tú y yo"- y se ha hartado de decir que únicamente hay dos carriles de coalición: o el Gobierno de gran coalición (PSOE, PP y Ciudadanos) o el Ejecutivo de izquierdas.
En el entorno del líder socialista, no obstante, ponían en valor el "tono muy cordial" de la conversación de este miércoles. E incidían en las coincidencias: la voluntad manifestada por ambos de "abrir un nuevo tiempo marcado por el diálogo", la necesidad de poner "fin" al Ejecutivo de Rajoy y formar Gobierno de forma "urgente" o el diagnóstico compartido sobre cuestiones nucleares como la amenaza yihadista, la crisis humanitaria de los refugiados o la huida del presidente en funciones del control parlamentario. "Eso demuestra que cuando hablamos de política encontramos puntos en común, y en el Congreso estamos votando muchas cosas las fuerzas del cambio juntas", indican. El último ejemplo es la firma del escrito para que el pleno del Congreso lleve al Tribunal Constitucional el conflicto de competencias contra el Gobierno en funciones. Por su parte, Iglesias reconocía en Twitter su satisfacción por haber recuperado el hilo de diálogo con Sánchez.

04. La cuestión interna

En ambos partidos se cruza, como un elemento de mucho peso, la disputa interna. Sánchez tiene un congreso ya convocado para mayo -si el comité federal no lo retrasa- en el que pretende revalidar su liderazgo, pero sabe que tiene una amenaza muy cierta en el horizonte: la posible candidatura de Susana Díaz, cada vez más cerca. El secretario general, no obstante, disfruta de unas últimas semanas de apaciguamiento interno. Pero el pulso sigue. Soterrado, pero sigue.
Iglesias, por su parte, tiene abierta aún la herida con su número dos, Íñigo Errejón, a raíz de la fulminante destitución del secretario de Organización, Sergio Pascual. Errejón aún no ha roto su silencio. El líder ha cubierto la vacante con un dirigente de consenso entre los diversos sectores, y muy apreciado por las bases: el aragonés Pablo Echenique.
PSOE y Podemos tienen vivos sus conflictos internos: Sánchez, por la tensión con los barones y la amenaza de Díaz; Iglesias, por sus diferencias con Errejón
La cúpula socialista interpretó el cese de Pascual como un golpe de mano de Iglesias para fortalecer su poder. Con ello, deducía, había ganado el sector más duro, menos proclive al pacto. Y sigue pensando lo mismo, que la negociación está más cuesta arriba. Iglesias y los suyos atribuyen esa lectura a una "construcción" del estado mayor del PSOE que no se corresponde a la realidad. El propio Iglesias defendía este miércoles, en una entrevista en 'Ctxt', que el programa con C's es "impracticable" y que "nadie" en Podemos ha planteado apoyar la alianza de Sánchez con Rivera.

05. La responsabilidad de ir a nuevas elecciones

Ningún partido quiere aparecer como culpable de llevar a los españoles a nuevas elecciones. Es obvio. Y esa sería quizá la razón más poderosa para forzar el entendimiento. Aunque sea in extremis. Sánchez ha repetido machaconamente que sólo hay dos alternativas, "cambio o continuidad", que en los últimos días ha reformulado como "cambio o elecciones". El PSOE ha afeado a Iglesias haber "traicionado" a sus votantes, manteniendo a Rajoy en La Moncloa, haber impedido la puesta en marcha de políticas radicalmente distintas a las del PP.
Sánchez, defendiendo su investidura en la segunda votación, el 4 de marzo. (EFE)
Sánchez, defendiendo su investidura en la segunda votación, el 4 de marzo. (EFE)
Podemos lo ve desde otro prisma. Como dijo el lunes pasado la diputada Tania Sánchez, que haya o no nuevas elecciones "está en manos del PSOE", pues tiene que resolver el dilema, elegir "un Gobierno de coalición con C's y el PP", lo que no cambiaría nada, y "un Gobierno de cambio y de progreso", que es por lo que aboga la formación morada, y por lo que empujará "con todas sus fuerzas", según precisaba ayer uno de los dirigentes más próximos a Iglesias, Rafa Mayoral.
Los dos secretarios generales manifestaron durante su charla telefónica que harán lo posible para evitar la repetición de las generales. Lógico. Pero sus movimientos dirán hasta qué punto luchan para evitarlo o se resignan a una segunda vuelta. Ya queda menos para saberlo. El cartel de 'abierto por negociaciones' queda suspendido hasta el 30 de marzo.

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