sábado, 8 de julio de 2017

Las Cajas camino de su fin....

La crisis de las cajas cambia la jerarquía del sistema financiero español

Moncho Veloso


La consolidación que vive el mapa bancario español desde 2009 es una historia de fracasos y no de éxitos. La quiebra de las cajas redujo el sistema de medio centenar a apenas 15 grupos financieros. Esa concentración se ha intensificado en las últimas semanas con la resolución del Popular y su venta al Santander y el inicio, con la integración de BMN en Bankia, de la absorción de las entidades medianas por grandes bancos. Aunque el proceso de consolidación ya está muy avanzado y hay poco margen para nuevas operaciones, todo apunta a que no ha terminado y habrá más fusiones.
"Fusionar por fusionar no me parece bien, pero cuando un banco grande soluciona un problema pequeño es un mal menor", opina el ex director general del Banco de España Aristóbulo de Juan. Y esa se antoja la explicación a qué ha motivado ese intenso proceso de absorciones de bancos y cajas descapitalizados por los sanos.
En ese contexto, el Santander, BBVA y Caixabank, los tres grandes grupos bancarios del país, han aprovechado para ganar cuota y presencia geográfica saliendo al rescate -con o sin ayudas- de bancos en apuros: el Popular, Catalunya Banc, Banco de Valencia, Banca Cívica... Por esa vía también ha aparecido un nuevo gran competidor: el Sabadell, que durante la crisis ha digerido solo en España cinco entidades. "De ser un banco de pueblo hemos pasado a ser el cuarto del país", suele decir su presidente, José Oliu, que se disputa esa cuarta posición con Bankia.
A esas operaciones corporativas hay que sumar la salida silenciosa de clientes de bancos en dificultades hacia los más sanos. La cuestión es si el proceso de absorciones -el término fusión se antoja un eufemismo del sector, siempre un banco se ha comido al otro- ha finalizado o sigue adelante.
Fuentes financieras aseguran que habrá nuevas operaciones en la medida en que las nuevas exigencias de recursos propios -el colchón anticrisis MREL, por ejemplo- obligarán a las entidades a emitir más deuda computable como tal, y los costes de esas emisiones son elevados para bancos medianos como Unicaja, Liberbank e Ibercaja. Esas antiguas cajas podrían verse presionadas no solo por esos costes de financiación mayorista, sino también por la débil rentabilidad en este escenario de bajos tipos de interés y menor demanda crediticia, más aún teniendo en cuenta que la unión bancaria acabará ampliando el mercado objetivo del sector de lo regional y nacional a lo continental, y por tanto será necesario generar escala.

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