Una gran desconocída, desprotegída, desvalída, pero...tan hermosa!
La costa oriental asturiana también tiene estos tesoros, los subacuáticos marinos.
La Costa Verde
Las aguas del oriente asturiano, a pesar de la carencia de programas de protección gubernamentales, de la elevada explotación pesquera y de los pescasub, sigue manteniendo en sus fondos un verdadero vergel donde la vida nace en cualquier rincón, aunque a veces, a primera vista, no se divise.
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Texto y fotos: Chano Montelongo
Actualizado miércoles 27/08/2008 18:31 horas
Bajo las famosas Cuevas del Pindal, santuario del Arte Rupestre y uno de nuestros mayores tesoros nacionales, se extiende una costa abrupta, de acantilados, calas y de playas de arena o cantos. Un litoral que alberga una gran diversidad de hábitats, paisajes y relieves submarinos que, perfectamente, podríamos calificar como de los más inéditos de la península para los buceadores. No en vano, la Asturias sumergida, además de misteriosa, es también desconocida.
Así es la zona comprendida entre el municipio de Llanes y la frontera con Santander, hasta el Concejo de Rivadedeva. Son aguas algo más cálidas y salinas que la zona occidental de la región, con un clima más meridional, con ecosistemas marinos compuestos por flora y fauna más parecida a la que podríamos encontrar en aguas atlánticas del sur de Portugal o de Marruecos. Esto se debe a que toda la zona está dominada por un complejo sistema de corrientes que se nutre de aguas cálidas subtropicales que aparecen en los meses de otoño y de las frías proveniente de un afloramiento que surge bajo el Cabo Peñas.
Ingrediente de exclusividad
Aquí, la industria del buceo es con diferencia la menos desarrollada de nuestra geografía, pero lejos de parecer esto una desventaja, el buceo que se puede practicar en esta zona del oriente asturiano tiene ese atractivo ingrediente de exclusivo que muchos aficionados buscan en sus viajes peninsulares.
El único centro de buceo en condiciones que hay en toda este área es el de Todonorte y que está situado en Bustio, exactamente en la desembocadura del río Cares-Deva, en una finca a las faldas de una montaña, entre un bosque de robles, castaños, acacias y alces. La subida de marea permite que se pueda salir, al menos dos veces diarias, en zodiac desde la misma casa rural donde está ubicado el centro, a pie de la Ría Tina Mayor.
Buceo 'rural'
Sólo por el paisaje y el derroche de naturaleza que ofrecen los cinco minutos de recorrido por el río, entre bosques y acantilados, hasta salir al Cantábrico, vale la pena cualquier inmersión. Es otro concepto de buceo que bien podríamos definir como rural.
Escarpados precipicios vírgenes plagados de cañones, túneles y cuevas hacen que el paisaje sea muy escénico
A menos de 20 minutos de travesía se encuentra la zona de buceo, concentrada en un área comprendida entre los islotes de Pesues y El Castrón de Santiuste, que ofrece algo más de una docena de inmersiones bien diferenciadas, aunque los buceos más recomendables están a tan sólo 10 minutos del centro y se localizan en el Ecosistema de Especial Protección de los Acantilados de San Emeterio. Escarpados precipicios vírgenes -sobre los que revolotean los cormoranes, gaviotas y colirrojos- plagados de cañones, túneles y cuevas submarinas que hacen que el paisaje durante el buceo sea muy escénico.
Aunque la zona está muy machacada por los aficionados a la pesca submarina y a los pequeños pescadores de los alrededores, aún se puede encontrar una gran cantidad de vida que sorprende por su tamaño, vitalidad y colorido. En los agujeros de las cuevas es muy fácil encontrarse con confiados congrios de considerables dimensiones, a los que suelen acompañar algún imponente bogavante con pinzas tan grandes como el antebrazo de un hombre.
Fondo lleno de vida
Las pastinacas también son muy comunes en este lugar, que descansan pacientemente entre la arena y las piedras esperando que un ejército de gambas efectúen el servicio de limpieza habitual. Cabrillas, ballestas, gobios, julias, salmonetes, sepias y pulpos completan la fauna de este ecosistema tan especial. Las rocas están completamente tapizadas por erizos multicolores, entre los que pueden encontrarse ondulantes anémonas que hacen bailar sus melenas de tentáculos a las leves corrientes dominantes.
El Cantábrico es un mar misterioso capaz de albergar desde enormes calamares gigantes hasta pequeños invertebrados
En los cañones y las cuevas, sorprende encontrase los techos y las paredes forrados de exuberantes esponjas anaranjadas y de las rojizas anémonas como la Actinia fragacea, que es bastante común en las grietas y salientes de las rocas y que presentan una especie de columna lisa que suele ser roja con puntos verdes, que acaba en un disco oral rodeado de cinco o seis filas de pequeños tentáculos retráctiles. Es muy fotogénica.
Esta zona ofrece inmersiones para todos los gustos y para todos los niveles, siendo las más destacadas los Cañones de San Emeterio (localizadas muy cerca de las famosas Cuevas del Pindal), El Bajo de Deva, El Pedrosa -un pecio donde abundan los bancos de obladas y fanecas y la vida en general-, la Cueva Chano, La Ciudad Perdida, Punta Cebollera, la Ensenada del Moral, el Bajo de la Isla Sarnosa, etcétera.
En definitiva, el Cantábrico es un mar misterioso capaz de albergar desde enormes calamares gigantes hasta pequeños y comunes invertebrados, como el Hipselodoris cantábrica, por ejemplo, y que siempre hacen las delicias de los buceadores más exigentes, pero siempre hay que tener presente que este mar no siempre permite planificaciones, los cambios en él son frecuentes y, muchas veces, peligrosos. Otras veces, sus fondos se ocultan bajo espesas y revueltas aguas, pero cuando se deja ver ofrece un vistoso mundo de color, de texturas y de formas. Es el enigmático paraíso sumergido asturiano.
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