Llegar a ser jugador de primer nivel se ha convertido en una tarea muy complicada. Cada vez más, la profesionalización del fútbol es mayor y a la elite deportiva sólo llegan aquellos que aúnan calidad, esfuerzo y suerte. Pero, además, formar parte de la cantera y llegar a consolidarte en el primer equipo de uno de los clubes denominados 'grandes', con un importante poder económico para fichar a grandes estrellas, es prácticamente una misión imposible en los tiempos que corren. Pues bien, el último gran milagro del fútbol está en Francia y, más concretamente, en el PSG. Su nombres esAdrien Rabiot.
Y es que no se trata de un jugador más, pues se trata de alguien muy especial. Siendo muy pequeño, su padre sufrió una dura enfermedad que le obligó a estar en cama de manera continua de por vida. Por ello, en vista de que el gran sueño de su progenitor era poder verlo jugar al más alto nivel, Rabiot comenzó a esforzarse con el único objetivo de llegar a ser profesional. Ahora que lo ha conseguido, se desvive en cuerpo y alma por su padre, a quien cubre todos los gastos de su enfermedad gracias a su privilegiada posición en el fútbol de elite.
Con 19 años recién cumplidos, el joven centrocampista se ha ganado a pulso un hueco en el once inicial del Paris Saint Germain. Y lo ha hecho dejando en el banquillo a jugadores de peso como Yohan Cabaye, Thiago Motta, Blaise Matuidi, Marco Verratti, Lucas Moura Javier Pastore, entre otros. En un equipo hecho a base de talonario y con jugadores de primerísimo nivel, un desconocido y espigado jugador ha conseguido sentar a jugadores internacionales en el banquillo. Rabiot es el último gran ídolo del PSG, un joven canterano que está llamado a alcanzar grandes cotas en un futuro no muy lejano.
Capaz de ocupar cualquier posición en el medio del campo, pero con especial peso en la parcela defensiva, Rabiot es un jugador en el que se nota algo especial cuando se le ve jugar. 1,88 metros de altura, zurdo cerrado y con un dominio espectacular del esférico, no sólo posee un gran desplazamiento de balón, sino que es capaz de leer el juego con precisión de cirujano. Experto en la anticipación, su conducción del balón recuerda a la de Fernando Redondo, siempre con la cabeza alta, aunque con mayor rapidez. Por si fuera poco, posee un potente disparo desde lejos, que lo hace ser muy completo.
Tras dos temporadas la elite del fútbol francés, los 'grandes' de Europa empiezan a interesarse, en especial en la Premier, donde ya se le ha relacionado con un posible interés de conjuntos como Manchester United, Chelsea o Arsenal. Lo cierto es que está llamado a ser una gran estrella, y buena parte de la 'culpa' de su éxito la tiene Carlo Ancelotti. El actual entrenador del Real Madrid fue el encargado de dar la alternativa a Rabiot en el primer equipo galo y, desde ese momento, se ha convertido en uno de los jugadores más queridos por la afición francesa. Ya es un ídolo en el Parque de los Príncipes.
Y lo cierto es que su juventud no ha sido nada sencilla. Nacido en Saint-Maurice, una de las poblaciones con mayor índice de extranjeros en Francia, dio sus primeros pasos futbolísticos en el Cretéil Lusitanos -equipo de portugueses- y el Anfortville -club de armenios-. Esta situación conformó su personalidad, al darle una mayor amplitud de miras con respecto a la manera de afrontar la vida. Con trece años, su nivel era tan grande que el Manchester City fichó al jugador, pero los problemas del por entonces dueño del club con la justicia, Thaksin Sinawatra, provocó su regreso a Francia.
Un fichaje de futuro que ya es presente
El PSG estuvo atento, y se hizo con la joven perla, pero ese mismo año, su padre iba a sufrir una grave enfermedad. Denominada 'Síndrome de Cautiverio', se trata de una enfermedad en la que el paciente está despierto y es consciente de todo lo que ocurre a su alrededor, pero no puede moverse ni comunicarse, como consecuencia de una parálisis total de los músculos voluntarios del cuerpo. Así, con su padre postrado en la cama de un hospital, el joven jugador fue más consciente que nunca de que quería ser futbolista para poder cuidar de su familia y de su progenitor.
Desde ese momento, todos sus esfuerzos se han centrado en tratar de llegar a ser un jugador de primer nivel para que a su pasdre y a su familia no le faltara de nada. El hecho de ver a su padre en cama de manera continua y que fuera cuidado las 24 horas del día, hizo que Rabiot supiera de la necesidad de cubrir los hipotéticos problemas económicos de su familia, momento en el que fue más consciente que nunca de querer ser futbolista profesional. Este hecho forjó su carácter a fuego, haciendo del joven Rabiot un jugador trabajador, sereno y, sobre todo, con la cabeza muy bien amueblada.
Así, el 26 de agosto de 2012 debutaba de la mano de Carlo Ancelotti con el PSG en la Ligue 1 para, pocos meses después, hacer lo propio en la Liga de Campeones. Para no frenar su progresión, el jugador sería cedido al Toulouse en el mercado de invierno, donde brilló con luz propia. Este curso, ha regresado al PSG y lo ha hecho para convertirse en un jugador indispensable para Laurent Blanc. Como no podía ser de otra manera, su primer sueldo con el PSG fue donado íntegramente al hospital que cuida a su padre. Así es Adrien Rabiot, el jugador con el que sueña media Premier League.