Nadal arranca con fuerza en Australia
El balear disipa las dudas previas al torneo con un claro triunfo por 6-3, 6-2 y 6-2 en su estreno en el primer ‘grande’ de la temporada
- Victorio Calero
- Mejor debut, imposible. Ni dudas previas, ni malas sensaciones antes del inicio de Australia, ni falta de ritmo, ni un arranque de torneo de menos a más como suele acostumbrar. Nada de eso. Al contrario. Rafa Nadal borró de un plumazo las incógnitas que había en torno a él con lo mejor que tiene: una derecha demoledora acompañada de un buen servicio. Con su golpe por excelencia construyó una victoria fácil, más de lo esperado, ante Youzhny (6-3, 6-2 y 6-2). Buenas vibraciones en un partido que fue más una exhibición que una batalla, un encuentro sin historia en el que se gustó en la hora y 50 minutos que duró. En segunda ronda espera el ganador del Saville-Smyczek.
Acostumbrado a ir con calma en su debut en un ‘grande’, pronto se vio que ante el ruso era otra historia. Cinco juegos tardó Nadal en volver a mostrar su puño y hacer de nuevo su famosa celebración. Esa que realiza cuando está con confianza, cuando necesita un buen golpe, cuando se juega las habichuelas en el partido. La primera vez salió a relucir tras el primer ‘break’ a Youzhny en el quinto juego del set inicial. Desde antes incluso se empezó a ver que la derecha de Nadal tenía ganas de fiesta. Su mejor golpe entró en calor y empezó a triturar a su rival.
Incluso se dio el gustazo de volver a sentir su servicio, de crear muchos puntos gratis con su saque. Y no solo eso, también volvió a encontrar tiros ganadores con su revés desde el fondo de la pista –hizo 37 ¡winners'-. En resumen, un recital. De ahí que el partido se convirtiese en un paseo después del ecuador del primer parcial. Sumó Nadal el set inicial y también el segundo con el mismo guion. El manacorense disfrutó como un niño sobre la pista. Todo lo que tocaba le salía; todo lo que pasaba por su ‘drive’ hacía un boquete en la defensa del ruso. Y cuando la derecha del número tres de la ATP funciona, el balear sonríe y saborea el partido.
Eso y que el número 49 respetó demasiado al de Manacor. Apenas le forzó, como si no quisiese molestar mucho al número tres del mundo, al que le jugó como a él le gusta: con ritmo, nada de martillazos con el saque ni de forzar al pupilo de Toni Nadal. Fue un partido plano, sin fe. Enfrentado a un tenista inspirado y que parecía que tenía prisa vista su voracidad en la pista, Youzhny no encontró soluciones para hacer daño. Apenas una dejada por allí, un revés ganador por allá pero poco más, lo que hizo crecer al tercer cabeza de serie en Australia.
Y no se acomodó Nadal en la última manga. Pese a los bandazos de Youzhny y sus golpes y gritos más de cara a la galería que efectivos, él siguió a lo suyo. No le intimidó. Rápido de piernas todo el encuentro, no le hizo falta meter ninguna marcha más para arrasar al ruso. Un triunfo con aroma a presentación. Porque Rafa Nadal está de vuelta: ha regresado presentando su candidatura para ganar el primer ‘Grand Slam’ del año.
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