miércoles, 28 de octubre de 2009

Fuera chuletones!

Sin carne hay futuro....dicen.

ElConfidencial.com

“Para salvar el planeta tenemos que dejar la carne”

No más carne. Nos va la vida en ello y no sólo por salud, sino por economía y ecología. La industria cárnica produce en todo el planeta un 18% de las emisiones de carbono a la atmósfera, dato que incluye tanto la destrucción de los bosques como la producción de pienso para los animales. Y no sólo advierten sobre ellos los activistas vegetarianos y ecologistas.


“La carne supone un gasto inútil del agua y genera muchos gases de efecto invernadero”. Frases como ésta se escuchan a menudo en relación al cambio climático, pero el hecho de que la afirmación provenga de Lord Nicholas Stern, barón de Brentford, antiguo economista jefe del Banco Mundial y profesor de Economía en la London School of Economics, aporta una visión tan financiera como pragmática al futuro del planeta. Sus palabras resuenan de cara a la próxima cumbre climática de Copenhague en diciembre tras la publicación este martes de una entrevista en The Times.

Stern es el autor de un informe sobre el coste económico del calentamiento global que presenta unas perspectivas sombrías ya no sólo para el planeta –que a estas alturas parece demostrado que no nos importa demasiado– sino para el propio ser humano y sus sistemas económicos. “El coste y el riesgo total del cambio climático equivaldrá a la pérdida de un mínimo del 5% anual del PIB global”, afirmaba el documento en 2006. Esa cifra debe ser vista con un amplio margen de error, por lo que los daños en el PIB podrían aumentar “a un mínimo del 20%”.


Cambio vital de hábitos

En la conversación con el diario londinense, Stern afirma que “es importante que la gente piense en lo que está haciendo, y eso también incluye lo que comemos”. El economista cree que para ayudarnos a cambiar la visión sobre nuestra alimentación podemos fijarnos en otros hábitos que ya se han modificado: “Tengo 61 años y las actitudes sobre la bebida y la conducción han cambiado radicalmente desde que yo era estudiante”. La gente, concluye, “va a preguntarse cada vez más sobre la carga de carbono de su comida”

El proceso, dice Stern con franqueza, va a ser duro: “No estoy seguro de que la población entienda completamente de lo que estamos hablando o de la clase de cambios que van a ser necesarios”. Una de las posibilidades que apunta para el Reino Unido es una contribución anual de 3.000 millones de libras esterlinas (5.000 millones de dólarers) en 2015 en ayudas a los países en desarrollo para que estos puedan enfrentarse al impacto del cambio climático, es decir, 53 libras por cada ciudadano.

“Estas condiciones no se habían visto en los últimos 30 millones de años”, asegura para contextualizar el grado de alarma. Las consecuencias serán peores, además, en regiones como en la que se encuentra España. “El sur de Europa puede convertirse en un desierto, cientos de millones de personas tendrán que trasladarse. Habrá un gran conflicto global”, advierte.

Obama, el salvador

La cumbre sobre el clima de Copenhague, que por ahora tiene todos los visos de convertirse en el enésimo cúmulo de buenas intenciones sin resultado real, es sin embargo de vital importancia. En ella, panelistas de todo el planeta abogarán por un compromiso de gasto de los países ricos que ascienda hasta los 50.000 millones de dólares anuales en recursos para combatir el cambio climático en aquellos en desarrollo. Cifras más pacatas serían “como una cerveza pequeña en términos de la economía estadonidense”, que según Stern debería contribuir con 20.000 millones de dólares anuales.

El choque llegará entre las grandes economías occidentales y los gigantes asiáticos en desarrollo como India o China, que reclaman de los países desarrollados una reducción de las cifras de emisiones del 40% con respecto a los datos de 1990. El papel mediador en este conflicto deberá una vez más recaer a juicio de Stern en Barack Obama. “Debería asistir. Su liderazgo supondría una gran diferencia. Mi mensaje para el presidente obama sería: venga a Copenhague, venga con espíritu colaborativo y traslade el mensaje al pueblo estadounidense”.

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