Los protocolos de Kioto, acuerdo de mínimos sobre la reducción del CO 2, genera con la negociación por lotes del contaminante, nuevos mercados y con ellos un montón de intermediarios.
“El Protocolo de Kioto cambiará la inversión industrial”
Publicado el 17/08/2008, por MartaFernández
El ejecutivo prevé un recorrido al alza del precio del derecho de emisión en el parqué creado por la Comisión Europea para cumplir el acuerdo internacional.
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El 1 de enero de 2005, nació una bolsa que ha desafiado la volatilidad de los mercados más inestables. Para cumplir el Protocolo de Kioto, el acuerdo internacional de lucha contra el cambio climático, la Comisión Europea puso en marcha un parqué en el que la contaminación era el activo objeto de intercambio.
A él pueden acudir las industrias de distintos sectores (como el energético, el cementero, el siderúrgico o el azulejero) para comprar y vender derechos de emisión de dióxido de carbono (CO2). Bajo este juego, las compañías deben ajustarse a unos topes contaminantes fijados por sus gobiernos nacionales, a través de unos planes nacionales de asignación (PNA).
“Kioto cambió la forma en la que las empresas tienen que valorar sus nuevas inversiones industriales, porque deben considerar el coste medioambiental derivado de las emisiones de CO2”, recuerda José Salmerón, director general adjunto de Wind to Market (W2M), perteneciente al grupo CIMD.
Para este directivo, “el Protocolo de Kioto no es perfecto, pero el mundo necesitaba un acuerdo vinculante para que los países se comprometan a reducir sus emisiones. Puede que no sea un paso definitivo, pero es un buen paso, que habría tenido más efectividad si Estados Unidos se hubiera adherido al acuerdo”.
Compra a Gamesa
CIMD (Corretaje e Información Monetaria y de Divisas), fundado en 1984, es propietario de Wind to Market desde mayo de 2006. En esa fecha, el hólding, al que pertenece InterMoney Energía, adquirió esta sociedad a Gamesa.
“El grupo siempre ha tenido una orientación hacia los servicios de acceso a los mercados. A finales de los años noventa, empezó a diversificarse, sobre todo, en el campo de la energía”, explica Salmerón.
En 2006, la firma comenzó a prestar servicios relacionados con los mercados de derechos de CO2. Un año antes, la bolsa europea, ideada por Bruselas para ayudar a las empresas a cumplir Kioto, había arrancado en la UE.
Bolsas en Europa
En Europa, existen varias bolsas de CO2: BlueNext, en París; NoorPool, en los países nórdicos; EX, en Alemania; y ECX, vinculado a la Bolsa de Londres. En España, opera SendeCO2, una iniciativa privada, entre cuyos socios está Banco Sabadell, que está avalada por la Generalitat de Cataluña y que forma parte de la alianza paneuropea Climex; y BME (Bolsas y Mercados Españoles) tiene previsto lanzar una plataforma de negociación de CO2.
Salmerón opina que “facilitaría mucho que existiera una regulación financiera para este negocio”. Sobre la posibilidad de que una persona física invierta en la bolsa de CO2, algo contemplado en la directiva comunitaria, el ejecutivo lo desaconseja. “Es un mercado con muchísimo riesgo; la formación del precio no está tan disponible para los usuarios como en otras bolsas”.
En la práctica, Wind to Market actúa como un intermediario o broker independiente, que trabaja principalmente para productores de electricidad sujetos al régimen especial (es decir, generadores de energías limpias). A través de esta actividad, mueve un negocio de unos mil megavatios. Además, sus servicios se completan con su papel como intermediario en los mercados de CO2, ámbito en el que Wind to Market trabaja para las empresas sujetas al régimen de comercio de este gas (en España, hay mil instalaciones bajo esta normativa) y para los promotores de proyectos limpios en países en desarrollo (los denominados MDL o mecanismos de desarrollo limpio).
“En MDL, se han superado las expectativas. Hay proyectos promovidos por gobiernos de Latinoamérica y empresas europeas que quieren participar en iniciativas en esos países, a las que les viene bien como negocio o para cumplir la asignación de su PNA”, apunta.
El derecho de emisión (equivalente a una tonelada de CO2) llegó a rozar los 30 euros en 2005, pero cerró 2007 con un valor cercano a los cero euros. ¿Qué explica este comportamiento? “La directiva europea de comercio de emisiones supuso un proceso de aprendizaje, en el que se cometieron errores como una asignación excesiva de derechos, lo que derivó en un exceso de oferta frente a la demanda. Por eso, el precio del CO2 acabó casi en cero euros en 2007”, señala el ejecutivo.
Recorrido ascendente
El pasado 1 de enero, se inició el periodo obligatorio del comercio de CO2 en la UE (tras la primera etapa experimental, prevista de 2005 a 2007). “En esta segunda fase, la asignación a las industrias es menor de lo esperado. Por ello, se espera que el derecho de CO2 tengo un recorrido al alza”, apunta Salmerón. Así está ocurriendo, ya que la tonelada de CO2 cotiza ahora en el entorno de los 23,45 euros.
Según Salmerón, “desde mediados de junio, el precio de los derechos ha estado marcado por la evolución de la relación entre el precio del carbón y del gas natural para la generación eléctrica”.
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Comentarios
yo mismo (Autor sin e-mail publico) el 17 de Agosto de 2008 a las 20:28 ( aviso al moderador )
llevo diciendolo bastante tiempo ya,....
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