Los resultados: la prueba de fuego para medir la profundidad de la ralentización
Cristina Vallejo
Los analistas han revisado a la baja las estimaciones de beneficio, lo que hace más fácil que haya sorpresas positivas
El tercer trimestre fue muy malo en la Bolsa y ahora, con el inicio de la temporada de resultados, se podrá comprobar si la economía se ha deteriorado tanto como ha descontado el comportamiento de las acciones. En manos de las cuentas empresariales se encuentra, pues, la posibilidad de que el rebote que ha comenzado esta semana en los mercados a nivel mundial continúe o que se frustre. Los inversores van a estar muy pendientes de lo que ocurra en Estados Unidos. «Los precios ya han descontado cifras muy débiles para el año», asegura José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España. También lo han hecho las previsiones de los analistas: de esperar un crecimiento plano del beneficio por acción para las compañías del S&P500 en el tercer trimestre, ahora prevén, de media, una caída del 7%. Ramón Forcada, de Bankinter, dice que el ajuste en los resultados puede ser más profundo de lo que está descontado por el mayor impacto del previsto que puede tener la desaceleración china, así como por la propia macro americana, que decepcionó cuando se publicó el último informe de empleo correspondiente al mes de septiembre. Para Martínez Campuzano, si bien lo peor de los resultados ya puede estar cotizado, octubre es un mes volátil y las cuentas pueden ser alimento para esa volatilidad.
Roberto Ruiz-Scholtes, de UBS, en cambio, explica que esas revisiones tan a la baja dejan margen para las sorpresas positivas en Estados Unidos. De acuerdo con sus cálculos, finalmente, el beneficio por acción de las compañías americanas podría ser un 4% superior a lo previsto. Por lo tanto, confía en que los resultados se conviertan en un catalizador alcista para el mercado. Estefanía Ponte, de BNP Paribas Personal Investors, cree que el S&P 500 debería llegar a los 2.100 puntos, pero ello requiere revisiones al alza de los beneficios. En su opinión, un crecimiento medio del PIB americano del 2,8% justificaría que las hubiera. Lo que de momento las impide es el propio conservadurismo de las empresas, que transmiten perspectivas muy prudentes. Aunque quizás lo hagan intencionadamente, para que luego entre el 65% y el 70% de las compañías batan siempre las previsiones.
De todas maneras, no todos los sectores se van a comportar igual. Según Ruiz-Scholtes, como mostró el hecho de que prácticamente de manera simultánea a la publicación de unos buenos resultados de Nike, Caterpillar revisó a la baja sus expectativas de beneficios, el riesgo de decepción y de malos resultados se encuentra en las compañías ligadas a la energía, a las materias primas y a la industria. Así lo mostró Alcoa, el gigante del aluminio que dio el pistoletazo de salida a la campaña de presentación de resultados el pasado jueves en Wall Street. En cambio, las compañías ligadas al consumidor americano, tecnología incluida, pueden batir previsiones.
En Europa también hay que diferenciar. Según Igor de Maack, gestor de DNCA, los beneficios de las compañías europeas serán buenos en la parte que generan en el continente, pero no los que dependen del entorno más internacional, sobre todo de los países emergentes, que se van a revisar a la baja. En su conjunto, según De Maack, las cuentas de las empresas europeas van a decepcionar de nuevo este año.
Ruiz-Scholtes cree que también los resultados europeos van a batir expectativas, aunque por menor margen que los americanos, porque también las revisiones a la baja han sido de menor dimensión. Pero Ramón Forcada opina que las consecuencias de la desaceleración económica mundial van a llegar con más retraso a las cuentas de las empresas europeas, por lo que hay que estar pendientes de su evolución.
¿Qué esperar en España?
Natalia Aguirre, de Renta 4, cree que también en España se va a reproducir la distinción entre compañías que generan sus beneficios en el mercado doméstico, que van a sacar partido del fuerte crecimiento del PIBespañol, frente a las que los producen fundamentalmente en el exterior y sobre todo en los países emergentes. En este sentido, Jesús de Blas, de Crédit Agricole-Mercagentes, comenta que los inversores van a prestar mucha atención a los resultados de Telefónica, Santander y BBVA, por su dependencia de lo que ocurra en América Latina o Turquía.Aunque Nuria Álvarez, de Renta 4, explica que más que el impacto que ya ha tenido en los beneficios la desaceleración emergente, será importante lo que cuenten de sus expectativas de futuro en esos países. Tranquilizarán, en su opinión, mensajes parecidos a los del Santander en el Día del Inversor.
Precisamente, según Ignacio Cantos, de Atl Capital, el mercado prestará mucha atención a la evolución de las cuentas de la banca. En su opinión, van a seguir bajo presión, pese a que haya habido mejoras en cuanto a volúmenes. Nuria Álvarez coincide en que en las cuentas de las entidades financieras se va a observar cierta presión en márgenes, dado que el euribor sigue en mínimos. Además, afirma que la comparación trimestral no va a ser fácil, puesto que en el segundo trimestre hubo entidades que se anotaron resultados extraordinarios. Y apunta que las dificultades podrían continuar con vistas al ejercicio 2016, que será difícil. Añade, además, que aunque Santander, BBVA o CaixaBank estén cotizando a precios atractivos, a un inversor conservador no se los recomendaría, porque vaticina volatilidad por delante.
Fuera de la banca, Ignacio Cantos anticipa crecimientos saludables en los resultados. Tal es así que cree que en el Ibex-35 pueden suponer un revulsivo alcista. Jesús de Blas no cree que tengan que ser especialmente buenos para que coticen al alza, aunque advierte que el mercado se fijará mucho en datos que anticipen cómo puede ser el futuro. Y, en todo caso, cree que los inversores prestarán mucha atención a los números de las compañías más castigadas, como las industriales, las energéticas o las siderúrgicas.
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