miércoles, 28 de enero de 2009

Las entidades financieras globales y su nuevo rol.

El FMI, el BM...etc, deben de cambiar radicalmente su papel, abrir puertas y nuevos caminos, además de olvidar los

mangoneos.


DAVOS, Suiza—La crisis financiera global le ha dado nuevos bríos al Fondo Monetario Internacional, que hace sólo un año planeaba vender una porción de sus reservas de oro porque estaba concediendo tan pocos préstamos que no tenía suficientes ingresos. Ahora, se ha comprometido a otorgar US$50.000 millones en préstamos para intentar rescatar a Pakistán, Islandia y varios países de Europa del Este. En Latinoamérica, autorizó este mes una línea de crédito de US$800 millones para ayudar a El Salvador a capear la crisis y podría darle hasta US$6.000 millones a Colombia en caso de que el país enfrente problemas de liquidez.

El rol del FMI será uno de los centros de atención en el Foro Económico Mundial en Davos, donde líderes de Pakistán y Letonia expondrán sus experiencias junto con el segundo al mando del FMI, John Lipsky. Varios paneles debatirán el papel qué debería tener el FMI en la reestructuración de la economía global.

La entidad tiene hoy una nueva imagen. Atrás quedaron las exigencias asociadas a sus préstamos —privatización de los sistemas de pensiones, apertura de los mercados financieros, disolución de monopolios locales—, las cuales los países en desarrollo consideraban demasiado onerosas. El cambio ha hecho que acudir al FMI sea más agradable y países como Turquía ahora negocian nuevos préstamos con el Fondo. Incluso algunos países de Europa Occidental agobiados por grandes deudas podrían recurrir a la entidad más adelante.

"El cambio refleja un distanciamiento de la filosofía de que el FMI puede influir sobre cada detalle de la gestión de un país", dice Anne-Marie Guld, una asesora del Fondo para Europa.

Sin embargo, el FMI aún está lejos de abrir una vía de acceso rápido a sus préstamos para países en desarrollo. Lo que está haciendo es confinar sus exigencias a las políticas monetarias y fiscales, en las que se especializa. Para algunos países, eso puede representar cambios aún difíciles. Letonia, por ejemplo, necesita reducir los sueldos de profesores, militares y otros empleados del gobierno. En Colombia, los directores del Fondo instan al gobierno a mejorar la eficiencia del sistema tributario y a fortalecer los derechos de sus acreedores.

Algunos países de Europa del Este que están recibiendo asistencia del FMI calculan que es sólo una cuestión de tiempo antes que la entidad vuelva a inmiscuirse en las entrañas de sus economías.

"El FMI usará (la gravedad de la crisis) para pedir más y más de los países", prevé un funcionario de un banco central de Europa del Este. El Fondo señala que no tiene planes de hacerlo.

El objetivo del FMI es ayudar a estabilizar a países pobres vapuleados por una recesión que empezó en Estados Unidos y Europa Occidental y redujo acentuadamente las exportaciones a los países ricos. Al mismo tiempo, las fuentes de financiamiento para los países en desarrollo se han secado. El Institute of International Finance (IIF), una entidad gremial que representa a grandes instituciones financieras, calcula que el flujo de capital privado a países en desarrollo caerá este año casi un tercio, a US$165.300 millones, comparado con US$465.800 millones en 2008. En Europa del Este, el influjo de capital privado se desplomará en cerca de 90%, a US$30.200 millones y en Latinoamérica, caerá más de 50%, de US$89.000 millones en 2008 a US$43.100 millones, prevé el IIF.

En busca de alternativas de financiación, países como Ucrania, Letonia y Serbia acudieron al FMI. Economistas de Rumania, Bulgaria y Lituania consideran hacer lo mismo. Las dificultades que estos países enfrentan podrían contagiar a otros países en desarrollo cuyos déficit fiscales aumentan a medida que la economía decae.

Al otorgar los préstamos, el FMI buscó aprender las lecciones de la crisis asiática hace una década e incluso de la relación conflictiva que mantuvo con varios gobiernos latinoamericanos. El Fondo ha sido criticado por hacer exigencias que las autoridades locales interpretaban como demasiado estrictas y motivadas por razones políticas. Además, Estados Unidos y Europa Occidental han reducido drásticamente las tasas de interés y aumentado el gasto fiscal y las autoridades del Fondo dicen que no podrían exigir que sus deudores hagan los recortes difíciles que solía pedir.

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