viernes, 21 de marzo de 2014

Pasos.....


PARA CALIBRAR la importancia del acuerdo sobre la unión bancaria alcanzado ayer por el Consejo y el Parlamento europeos basta poner dos ejemplos. El primero es que si hubiera estado en vigor hace unos años habría sido imposible la crisis de las cajas españolas porque no hubieran llegado hasta donde lo hicieron en su descontrol financiero. El segundo, que la propia banca se habría encargado de poner los recursos para el salvamento de Bankia, sin necesidad del rescate de 100.000 millones de euros que tuvo que pedir el Gobierno, con las consecuencias que ha tenido para los ciudadanos en forma de austeridad económica.
El acuerdo logrado ayer, tras 17 horas de reunión, pone en marcha un Mecanismo Único de Supervisión, que se encargará de la vigilancia de las entidades financieras, y el Mecanismo Único de Resolución, un fondo de unos 55.000 millones de euros, nutrido por las propias entidades y que realizará las aportaciones necesarias en caso de quiebra o liquidación de algún banco en la zona euro. Tienen razón, pues, los que afirman que ayer la Unión Europea dio el paso más grande hacia su integración desde la creación del euro. Porque en cuanto entre en vigor a partir de 2016, ya no habrá bancos españoles, griegos o alemanes, sino europeos. Como dijo la negociadora jefe del Parlamento, «tenemos un mecanismo único de resolución, financiado por los bancos, que protege el dinero de los contribuyentes, sin interferencias políticas».
Es decir, el sector financiero contará con una supervisión única que dependerá del BCE. Las 128 mayores entidades serán controladas directamente por el Mecanismo Único de Supervisión y el resto lo serán de forma indirecta. De esta forma, la inspección bancaria deja de depender de los bancos centrales nacionales y, sobre todo, se aleja de los tentáculos de los políticos. Además, con la creación de ese Mecanismo de Resolución se homogeneizan las normas para la intervención de las entidades en toda la UE. Para proteger a los depositantes se ha establecido que los bancos que se liquiden deberán aplicar pérdidas a sus principales acreedores, incluidos los tenedores de bonos, lo que aligerará el coste del agujero.
El ministro de Economía, Luis de Guindos, afirmó ayer que la puesta en marcha de la unión bancaria «es una buena noticia para el futuro de la unión monetaria y también para el futuro de España». Es cierto, en especial, la segunda parte del aserto. Porque aquella afirmación al comienzo de la crisis de que el nuestro era el «sistema financiero más sólido del mundo», en palabras de Zapatero, se fue desmoronando poco a poco hasta causar un agujero de 41.300 millones de euros que situó a la banca española entre las más tóxicas de Europa. Y puso en entredicho la labor inspectora del Banco de España durante la etapa de Miguel Ángel Fernández Ordóñez.
A pesar de que el saneamiento bancario se está culminando con éxito, no cabe duda de que nuestro sistema financiero mantiene ese estigma que hace dudar a los inversores. A partir de ahora, se podrá mirar un banco español como uno alemán o francés. Necesitará pues, menos prima de riesgo para atraer capitales y, por tanto, podrá ofrecer a sus clientes mejores productos y servicios. Quedan flecos por concretar -como el fondo de garantías de depósitos único- y el proceso requiere tiempo, pero hay que felicitarse por el gran paso que dio ayer la Unión Europea.

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