viernes, 28 de noviembre de 2014

Patrimonio y deflacción...

Tú dinero y la deflación: Lo que tienes que saber


Finanzas.com
Los precios bajan a un ritmo del 0,4%, y son cinco meses seguidos de caídas. Es coyuntural, por culpa de la bajada del petróleo, pero no está de más saber cómo afecta un entorno de precios a la baja a nuestras finanzas personalesmprimir
Llevamos mucho tiempo hablando de la deflación y parece que nunca llegar pero hay que tener cuidado porque es uno de los fenómenos más devastadores que puede sufrir una economía. Los datos que publicó ayer el INE muestran una caída de los precios del 0,4%, y ya son cinco meses consecutivos. 
De momento, no hay que llevarse las manos a la cabeza porque la mayor parte de este descenso es debido a la bajada de los precios de la energía. "Es un tema muy coyuntural", explica el catedrático de Economía de la Universidad de Valencia, Joaquín Maudos. Es lo que se conoce como un "shock" positivo de oferta, donde bajan los precios y aumenta la producción, con lo que es compatible con una subida del 0,5% en el PIB. Con todo, pese a que España sigue creciendo, conviene tener en mente los riesgos asociados a la deflación y cómo afectan al nivel de vida de los ciudadanos.
1.- Empresarios y consumidores: Menos consumo, menos inversión, menos crecimiento y más paro
La deflación es un fenómeno que tiene que ver con las expectativas. Con los precios bajando, las empresas no tienen incentivos para invertir. Es difícil que los empresarios lleven a cabo inversiones si no saben a qué precios pueden vender sus productos. Y en todo caso, si son más bajos, verán cómo sus márgenes de beneficio descienden y tendrán que realizar más despidos. Por el lado del consumo, los ciudadanos aplazarán sus decisiones de gasto esperando comprar los bienes más baratos el mes que viene. En consecuencia, la deflación lastra el crecimiento e incrementa el nivel de paro.
2.- Asalariados: Sueldos más bajos
Hoy en día, las cláusulas de revisión salarial están ligadas a la evolución de los precios. Por eso mismo, si éstos no suben o incluso bajan, también lo harán los sueldos. Pero hay un elemento añadido que hace pensar que España pueda estar al borde de caer en la deflación y es la reforma laboral, porque está produciendo y producirá una tendencia a largo plazo de bajadas suaves de los salarios promedio.
Las nuevas contrataciones que lleguen en el futuro se harán bajo un nuevo marco laboral donde las mejores en los costes laborales unitarios serán consecuencia de las reducciones salariales conseguidos a base de contratar empleados más jóvenes, por medio de distintas modalidades de contrato y salarios más bajos. La evidencia al respecto es concluyente. Los salarios han bajado interanualmente en cada trimestre desde el cuarto trimestre de 2012.
3.- Pensionistas: Mínimo consuelo
Las retribuciones de los pensionista no son de por sí muy cuantiosas, pero en un entorno deflacionista, al menos tendrán el consuelo de no ver totalmente aniquilado su poder adquisitivo. Y es que, por ley, está estipulado que las pensiones se revaloricen un 0,25%, pase lo que pase con los precios.
4.- Titulares de depósitos: Subirán los tipos de interés reales
Los ahorradores han de esperar un efecto positivo y otro negativo. Al final, si los precios siguen bajando, habrá que esperar que tipos de interés más bajos y durante más tiempo. Por tanto, los ahorradores verán cómo los bancos les pagan menos por su dinero. Ahora bien, la deflación supone un incremento de los tipos de interés reales (que son los tipos nominales menos la tasa de inflación). Entonces, si la tasa de crecimiento de los precios es negativa, solo con tener tu dinero en el banco ya estarías ganando renta real. La explicación es que la misma cantidad de dinero puede comprar más bienes porque éstos son más baratos.
5.- Titulares de hipotecas: Perjudicados quien las tenga
Por el contrario, la deflación perjudica a quien está endeudado porque esa deuda es cada vez más grande en términos reales. Lo contrario sucede cuando hay inflación y se incrementan los precios, ya que éstos crecen más que lo que lo hace tu deuda. Pero en un entorno de precios a la baja, lo cierto es que cada es más difícil pagar las deudas. O dicho de otra forma, éstas tienden a ser impagables.
6.- Propietarios de viviendas. Perjudicados porque baja la riqueza y las expectativas se deterioran
Tampoco salen bien parados con la deflación los propietarios de viviendas. No solo es que los precios de los pisos valen menos y disminuye la riqueza de las familias. Es que además estas familias son cada vez más pobres porque la deflación presiona a su vez a la baja sobre los salarios.
Pero para los propietarios de viviendas hay un efecto bastante más perjudicial que tiene que ver, de nuevo, con las expectativas. Ahora que ha reventado la burbuja inmobiliaria, los futuros compradores de viviendas van aplazando cada vez más sus decisiones de compra porque esperan que los precios caigan más. Esto ha sucedido sin deflación, por lo que en un entorno deflacionista, las bajadas de los precios de la vivienda pueden ser todavía más acusadas.
7.- Inquilinos de viviendas: Más poder de negociación
Otro de los pocos grupos que podrán intentar aprovechar en su beneficio la deflación. En un entorno de precios a la baja, ganan en poder de negociación simplemente porque pueden plantear al propietario pagar menos renta. Pero ahora bien, hay un efecto negativo para el mercado inmobiliario en su conjunto, pues estas personas ni se plantearán comprar el piso en el que viven alquilados porque les es más rentable renegociar a la baja el alquiler, suponiendo que lo hayan pensado aluna vez.
8.- Estado: Menos ingresos y más déficit
El Estado también pierde con la deflación. Por un lado, el efecto más evidente es la recaudación por IVA, pues si los precios bajan, los impuestos sobre el consumo indirecto se cargarán sobre bases menores y será menor la cuantía recaudada. Pero esta es solo la punta del iceberg, porque el gran problema es la deuda pública, que en el caso de España ronda el 100% del PIB. Si los precios se mueven a la baja, entonces es posible que disminuya el valor nominal del PIB. Pero para evitar que la deuda suba, el PIB tendría que ser más elevado, lo que solo se conseguirá con más impuestos o más recortes y menos servicios. La alternativa si ésto no se hace es engordar el déficit y el ratio de deuda/PIB, que es lo que ha pasado con Japón, pues esta magnitud de ha ido al 235%.

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