sábado, 13 de diciembre de 2014

Vivítopes a la Asturiana...

Chin chin a la asturiana

Cómo cubrir un perfecto menú navideño con bebidas asturianas de calidad, desde el aperitivo hasta la más larga sobremesa
Viernes12 de diciembre de 2014
En los últimos años nuestra bodega asturiana ha experimentado una evolución exponencial a todas luces, tanto en variedad de productos como en calidad de los mismos. No hace tanto tiempo nos resultaría prácticamente imposible diseñar un menú, ya no solo navideño, sino sencillamente un menú compensado que pudiera acompañarse, de principio a fin, de bebidas asturianas de variedad y calidad diferenciada.
Hoy eso es una realidad. La diversificación productiva en el ámbito de la industria sidrera y manzanera asturiana por un lado; el trabajo meditado y pausado de la última década del sector vitivinícola cangués por otro lado; la interesante irrupción en el nuevo mercado de las cervezas artesanales de inquietos productores asturianos; y la trayectoria intachable de alguna que otra pequeña empresa dedicada al destilado artesanal, hacen que de principio a fin podamos acompañar nuestros manjares preferidos con bebidas del país astur que nos trasladan toda su esencia y “saber facer”.
Por eso nos vamos a atrever a esbozar en unas líneas una propuesta de menú, o más que de menú, de velada, de principio a fin, para que el Chin-chin navideño tenga auténtico sabor y esencia asturiana.
 Para ello podemos arrancar con una Asturies Pale Ale de Cerveza, elaborada con dos tipos de malta y agua del Parque Natural de Redes que podemos acompañar de unas cuñas de queso de cabra de Los Cuetos (Vidiago). Éste puede ser el mejor aperitivo para esas horas previas a la cena, pues es la Pale Ale de Caleya, una birra aromática, de cuerpo medio, con notas frutales y herbáceas y en absoluto barrigona que puede hacer a las veces de perfecto aperitivo que de bebida para una sobremesa prolongada. De bajo contenido alcohólico (4’5 %).
Para no ser transgresores vamos a continuar con la liturgia “clásica” de los vinos para la comida y las burbujas para la sobremesa, si bien es cierto que la variedad y calidad de algunas de las sidras naturales espumosas que se están elaborando en la actualidad nos permitiría poder acompañar, sino todo, gran parte del menú navideño con este tipo de bebidas.
Continuaremos pues con un Cien Montañas Blanco de Bodegas Siete Vidas, un vino con Denominación de Origen Cangas, Monovarietal de Albarín Blanco, fermentado y criado sobre sus lías en barricas de roble francés de 500 litros. Un vino equilibrado, fresco y aromático con agradables toques ácidos, ideal para arrancar con nuestra celebración, acompañando ligeros entrantes, sopas y cremas de marisco y pescados.
Para la carne nos reservamos un tinto rabiosamente actual, también con la D.O.P. Cangas. Escolinas Walaby, de Bodegas Monasterio de Corias, sorprende ya por su nombre y por su imagen, un tanto pop-art. Walaby, el pequeño canguro australiano, da nombre a un vino multivarietal cangués afinado durante 12 meses en barricas de roble australiano. Además de acompañar perfectamente nuestro plato principal de carnes,  también acompañará probablemente  a los que no tienen tanta querencia por la burbuja  hasta el momento de los brindis navideños.  Porque es este uno de esos vinos ideales para departir con buenos amigos o parientes durante horas y horas; el vino que quitara los complejos a quienes aún dudan del futuro y proyección de nuestra bodega asturiana.
Para los más llambiones, y con los turrones una pequeña copa de Diamantes de Hielo, la sidra fruto de la congelación  y posterior fermentación del mosto de manzana que tan acertadamente elabora el Llagar de Viuda de Angelón en Nava sorprenderá a todos en la mesa. Notas dulces  y un tanto pasificadas para un néctar que supera los 15 grados sin alcoholes adicionados.
Llega el momento del brindis, de la “borbolla”, la burbuja asturiana. En este caso nos quedamos con Poma Aurea, la brut de Sidra Trabanco, una sidra natural espumosa amparada por la D.O.P. Sidra d`Asturies y elaborada en base a un coupage de distintas fermentaciones de monovarietales de manzana, principalmente Raxao y Regona. Una sidra limpia en nariz, con una burbuja equilibrada y una presentación elegante.
Nos quedan los destilados. Tal vez sería osado abordarlos tras el trasiego de todo tipo de fermentados al que hemos dado rienda suelta. Caso de abordar este capítulo lo más recomendable es disfrutar un buen Aguardiente de Sidra envejecido como el Salvador del Obispo de Tiñana, o el de Los Serranos de Ribeseya. Si no está el horno para más mezclas quédense con cualquiera de las bebidas de la cena para continuar la sobremesa. Nunca está de más aportar un toque de sensatez antes de que la cosa se nos vaya de las manos.
Podríamos proponer más alternativas, se nos quedan en el tintero multitud de productos y productores, todos ellos seguramente por descubrir por la mayor parte del mercado. Un indicador más de que por fortuna, hablar de bodega asturiana tanto en navidad como en cualquier época del año, ya no es una excepción, sino que lleva camino y debe de convertirse en una regla, si de verdad apostamos por la producción local y la gastronomía asturiana.

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