Por qué Alcoa apaga la luz
La empresa justifica su plan para cerrar en Avilés y A Coruña por los altos precios en el nuevo sistema de subastas de la tarifa para grandes consumidores // Ha entrado en vigor este año
Jueves04 de diciembre de 2014
Las reglas han cambiado tanto que el juego parece otro y Alcoa ha perdido su turno. La primera subasta entre empresas industriales para acceder a tarifas eléctricas reducidas a cambio de la interrupción del servicio en los momentos en que la demanda de energía supere la capacidad de generación del sistema ha permitido la entrada de nuevos agentes y ha puesto fin al anterior sistema de precios regulados por el Gobierno. En esa nueva situación, Alcoa amenaza con apretar el interruptor y apagar sus fábricas de Avilés y A Coruña porque considera muy difícil sacarles rentabilidad con ese coste añadido. Su amenaza de poner en la calle a más de mil trabajadores y de cerrar las plantas deriva también, según la multinacional, de la dificultad de acometer nuevas inversiones y amortizarlas en un escenario de precios cambiantes que hacen variar sus costes.
En los sindicatos crece la sospecha de que el precio de la luz es simplemente una excusa para la deslocalización de Alcoa, porque otras empresas implantadas en la comarca de Avilés y necesitadas de grandes consumos eléctricos para desarrollar su actividad (ArcelorMittal y Asturiana de Zinc) no han presentado las mismas quejas. Hasta 2009, las tres compañías aparecían juntas en una tarifa conocida como G4, que contemplaba importantes rebajas para ese tipo industrias intensivas en electricidad. Cuando desapareció esa categoría, la tarifa quedó en manos del Gobierno que la fijaba cada año. Hasta ahora. Los expertos del sector señalan que la presión europea contra las ayudas encubiertas a las empresas y la necesidad de reducir el déficit de tarifa con las compañías eléctricas, una prioridad del Ministerio de Industria, han confluido en la adopción del sistema de subasta por parte de Red Eléctrica de España, el operador público de las líneas de alta tensión.
AHORRO PARA EL ESTADO
Para el Estado, y con criterios exclusivamente económicos, el cambio ha sido un éxito que permitirá el ahorro de 200 millones de euros en las indemnizaciones por la interruptibilidad. Ese es el concepto que permitía a las industrias las rebajas en sus recibos: a cambio de la tarifa reducida, admitían que, con aviso previo, sus proveedores de energía les cortaran el suministro en los momentos que la demanda doméstica crecía y hasta desbordar la capacidad de generación del sistema. Eso ocurre, por lo general, en situaciones de sequía prolongada, ausencia de viento o altos precios de carbón, cuando las centrales logran poco rendimiento, y, además, se producen olas de frío o de calor que disparan los consumos por el uso de las calefacciones o los aparatos de aire acondicionado. De esa manera, al desviar hacia los hogares el flujo que normalmente llega a las industrias, las eléctricas reequilibran la oferta y la demanda y evitan apagones.
El problema de ese nuevo sistema –del que el Principado ya había advertido por adelantado a Industria y recogido en las mismas fechas de la subasta en la prensa económica— es que ponía en la misma bolsa a voraces consumidores de gran intensidad con otras empresas (papeleras, cementeras) menos necesitadas. El resultado fueron unos precios superioras a los que Alcoa estaba acostumbrada a pagar. Queda pendiente una segunda subasta en los próximos días. Si el Gobierno no cambia sus criterios, la cuestión seguirá pendiente.


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