miércoles, 3 de diciembre de 2014

SuperMario si o....sí!

ANÁLISIS

La paradoja de Draghi


a Draghi no le queda otra que iniciar el enésimo programa no convencional, el controvertido QE. Pero el banquero italiano necesita argumentos de peso. La cuestión es saber si los tiene y si la compra de bonos soberanos se extenderá finalmente a 2015.mprimir
Estamos ante una nueva reunión del Banco Central Europeo este jueves día 4 de diciembre y los problemas se le acumulan a Mario Draghi. Especialmente, la temida deflación y la consistente pérdida de momentum en el crecimiento de la eurozona. 
Si no fueran suficientes las últimas lecturas negativas de la inflación en varios países miembros de la Zona Euro con España encadenando 5 meses seguidos en deflación, se añade ahora la cada vez más importante presión deflacionista del precio del crudo.
Lo habitual para Europa era importar inflación que llegaba del incremento de los precios de los productos energéticos y del crudo en particular. Pues bien, confirmado con la decisión de no reducir la producción de petróleo por parte de los países de la OPEP en su reciente reunión en Viena, estamos ante un escenario invertido: ahora importamos deflación de los productos energéticos con una caída del precio del barril de Brent de más del 30% sólo en 2014. De este modo, la presión para derrumbar la inflación que intenta generar Draghi con sus medidas no convencionales es brutal.
Ante este peligroso escenario de bajo crecimiento y de deflación, a Draghi no le queda otra que iniciar el enésimo programa no convencional, el programa por antonomasia de sus colegas del Bank of England, de la FED o del Banco de Japón: el QuantitativeEasing o expansión cuantitativa.
Sin embargo, para activar este controvertido QE1 (1, por ser la primera versión del BCE) Draghi necesita argumentos de peso para convencer al miembros germanos del Consejo de gobierno del BCE (léase Weidmann).
La batalla del argumento de la presión deflacionista la tiene más que ganada, como acabamos de ver. Pero para la batalla del segundo argumento de peso, el crecimiento débil o incluso negativo de la Eurozona, Draghi tiene ante sí una gran paradoja: quiere que las próximas lecturas de los PIB de los miembros de la moneda única mejoren pero lo que realmente necesita para justificar la activación de la QE es que el crecimiento continúe muy débil en el último trimestre.
Aquí radica el problema de Draghi, esta es su paradoja.
La realidad es que no parece que los PIB del último trimestre de este año vayan a mejorar mucho en la Eurozona, especialmente en las tres economías más potentes: Alemania, Francia e Italia y por ello creo que finalmente la QE1 será una realidad a principios del 2015.
Robert Casajuana es Director de relaciones institucionales de SLM Análisis Financiero Independiente.

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