domingo, 22 de noviembre de 2015

Uno que sobra....Floro.

El naufragio del enésimo 

proyecto de Florentino

  • La sensación de fracaso continuado vuelve al Bernabeu contra el presidente blanco | La destitución de Benítez podría no servirle para mantener en el cargo
 
Hubo quien observó ya en 2014 que la destitución de Carlo Ancelotticomo técnico del Real Madrid se debía más a un instinto de protección que a motivos deportivos. Temía Florentino Pérez que el desgaste del entrenador italiano, que acumulaba una temporada en blanco, llevase al pueblo a rebelarse contra él ante la buena prensa que había tenido el italiano. Necesitaba, por tanto, un nuevo escudo. Un hombre que le pudiese proteger de las iras de los aficionados otra vez. El elegido fue RafaBenítez.
La destitución de Ancelotti fue más impopular de lo que Florentino pensaba. Carletto había conquistado la ansiada décima y pese a no lograr ningún título en su segunda temporada, su desgaste todavía no era insostenible. El presidente blanco optó por la autoprotección y al mínimo desliz optó por la guillotina. La buena relación del italiano con sus jugadores y su estilo calmado no casaban con el tipo de protector que necesitaba. Convenía un perfil como Mourinho, quien sí había cumplido con las expectativas acumulando sobre su figura las críticas hacia la entidad.
Florentino Pérez contrató a Benítez con la intención de darle un nuevo impulso al equipo. El madrileño se convertía en su décimo entrenador. De entre todos ellos sólo Del Bosque fue capaz de marcharse habiendo triunfado. El resto penaron por el Bernabeu con más fracasos que títulos a sus espaldas. También Mourinho, el único que aguantó tres temporadas en el cargo.
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Carlos Queiroz, Camacho, García Remón, Luxemburgo, López Caro y Pellegrini son malos recuerdos para el aficionado blanco. También Mourinho, que no cumplió en cuanto a títulos. No tanto Ancelotti que salió disfrazado de víctima. Cinco títulos (1 Champions League, 1 Liga, 2 Copas del Rey y 1 Supercopa de Europa) en seis años es el balance de la gestión de Florentino en su segunda etapa de presidente blanco.
Con esta herencia llegó al cargo Rafa Benítez. Las dudas del entorno sobre su contratación nacían en los motivos para el despido de Ancelotti y el halo de entrenador defensivo que había desprendido en toda su trayectoria. Su prematura debilidad fue a más por culpa del fútbol, caprichoso en su esencia.
Acostumbrado al Apocalipsis, la paliza sufrida ante el Barcelona hizo que el aficionado blanco volviese a sacar los pañuelos. Por supuesto pedían la destitución de Benítez. Pero por primera vez desde 2009 también se giraban hacia el palco. La sensación de fracaso continuado volvía al Bernabeu, si es que alguna vez se había marchado.
Con la capitulación del técnico antes del final de temporada el presidente se quedaría desnudo. Sin escudos y terriblemente desgastado. Florentino Pérez podría haber consumido demasiadas vidas al frente de la nave blanca. Después de seis años, los aficionados ven con claridad que el problema está en el palco y no tanto en el campo.

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