domingo, 26 de abril de 2015

La Banca abre un poco la mano...

El crédito suelta amarras para el consumo


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La profunda crisis económica y financiera por la que ha atravesado este país promete dejar un panorama muy distinto al previo al pinchazo de la burbuja inmobiliaria, que obligará a los bancos a desenvolverse en un escenario diferente, ajeno definitivamente a la euforia de los años del boom. El sector aún no ha concluido del todo el proceso de desapalancamiento, de reducción del exceso de riesgo que asumió durante años y que forzó después una tajante política de saneamiento y provisiones en la que la mitad del sistema financiero quedó por el camino y que provocó la petición de un rescate bancario a la UE por más de 40.000 millones de euros.
La concesión desmedida de crédito fue la causa de la profunda reestructuración por la que ha atravesado la banca española y las secuelas de aquellas políticas de riesgo persisten. Las entidades financieras españolas están empezando a conceder crédito pero con la máxima cautela y en los segmentos de actividad menos contaminados por la burbuja inmobiliaria. Es decir, el crédito al ladrillo mantiene restringida la financiación. En el caso de las entidades que recibieron ayudas públicas, por imperativo expreso de Bruselas.
Según los últimos datos del Banco de España, del mes de febrero, el volumen total de crédito aún desciende el 5,1% interanual en el caso de la financiación a empresas, el 4,1% en el crédito a las familias y el 4,5% en la financiación al consumo. En paralelo, va despertando la concesión de nuevo crédito, al margen del que su volumen sea todavía inferior al de los créditos que se amortizan, lo que impide un aumento en términos globales. Así, en febrero la nueva financiación a pymes, entendida como los créditos inferiores a un millón de euros, creció el 7,14% interanual, hasta los 11.461 millones de euros.
La evolución del crédito en España continúa sujeta, por tanto, al proceso de reducción del riesgo de los balances de los bancos, primera premisa para la vuelta a la normalidad del sector. Después de todo, la banca debe estar capitalizada de acuerdo con el nivel de riesgo que asume en la concesión de crédito. Además, para buscar el máximo equilibrio, todavía debe equiparar lo que presta al nivel de los depósitos que capta, para no depender en exceso de financiación ajena a su actividad más básica, en contra de lo que sucedía en el pasado, cuando los propios bancos se endeudaban en el mercado para captar los elevados volúmenes de financiación que luego ponían a disposición de la clientela.

La cuestión de la demanda
El proceso de reducción del exceso resulta necesario por tanto para volver a un nuevo punto de partida desde el que volver a prestar, ya en una situación de balance saneado y adecuados niveles de capital. Resta ahora la creación del entorno económico óptimo para que las peticiones de crédito por parte de los clientes sean solventes. Es decir, que los bancos respondan a una demanda de financiación sin asumir más riesgo del que desean asumir. Después de años en que abrieron con demasiada ligereza la mano, la política de riesgos de las entidades financieras españolas es ahora mucho más estricta y comienza por reservar el crédito a aquellos clientes que, por su perfil financiero y el nivel de actividad que desarrollan, están en mejores condiciones de devolverlo.
En 2015 no habrá aún aumento del crédito. Habrá que esperar al año próximo 
El sector defiende que está listo para volver a prestar y que si la financiación no llega con mayor fluidez a familias y empresas es porque hay un problema de falta de demanda solvente. El argumento encaja con una economía en la que, a pesar de una expectativa de crecimiento para este año que rondaría el 2,4% según las previsiones del Gobierno, la tasa de desempleo se mantiene en niveles insostenibles del 23,78%. Y el crédito bancario promete ir adaptándose a la mejora real de la economía, no al revés. “Los bancos tienen voluntad de prestar porque es la mejor vía de ganar margen pero no encuentran tanta demanda solvente. Estamos en una situación aún complicada, el colapso del crédito ya pasó pero es necesario que haya una recuperación de la demanda”, sostiene Santiago Carbó, catedrático de economía y finanzas de la Bangor Bussiness School.
El presente ejercicio no será aún el del despegue del volumen total de crédito, según reconocen fuentes financieras y de acuerdo a los mensajes más recientes lanzados por los primeros ejecutivos del sector. Es decir, la cuantía de la nueva financiación aún será inferior a la cantidad de créditos que se devuelven, con lo que en 2015 no habrá aún un crecimiento del crédito en términos netos, a pesar de que algunos buenos augurios de comienzos de año apuntaban a esa posibilidad.

Crecimiento en 2016
En Bankinter el crédito ha crecido el 4% internaual en términos netos  
“El volumen agregado de crédito aún descenderá este año alrededor del 1% y ya en 2016 veríamos una evolución positiva, aunque con un crecimiento muy próximo a cero”, señala Itzíar Sola, analista de banca de Afi. Sería por fin un crecimiento global si bien, en su opinión, ya este año podríamos observar incrementos de crédito en términos netos en financiación a empresas y al consumo, los dos segmentos de negocio que mayor margen de intereses dejan a los bancos en un momento de tipos de interés prácticamente a cero, y sin visos de remontar en el medio plazo. Así, el retroceso que aún se observa en el crédito al sector inmobiliario impediría este año un aumento de la financiación en términos globales.
Los resultados del primer trimestre de la banca están consolidando ya en cualquier caso la tendencia de crecimiento del nuevo crédito que se observó al cierre de 2014. Isidro Fainé, presidente de CaixaBank, pronosticaba esta semana en la junta de accionistas de la entidad que el banco registrará este año un incremento de la nueva financiación del 50%. En el primer trimestre del año, ya arroja aumentos del 99% en la nueva financiación a grandes empresas y pymes, del 27% en el crédito al consumo y del 40% en las hipotecas. En términos globales, considerando tanto el nuevo crédito concedido como el que queda cancelado, el volumen se reduce sin embargo el 1,1% interanual en el crédito a particulares y avanza apenas el 0,6% en crédito a empresas no inmobiliarias. Todo ello considerando que Barclays hubiera quedado integrado el pasado ejercicio, y no en el primer trimestre de este año.
Aun así, prueba de que los tiempos de financiación desbordante no volverán, el crecimiento del crédito que Caixabank se ha marcado en su plan estratégico 2015-2018 es de un modesto 4%.
Bankiner y Sabadell, las otras dos entidades que también presentaron esta semana sus cuentas del primer trimestre del año, también arrojan crecimientos significativos de la nueva producción de crédito. El caso de la entidad que dirige María Dolores Dancausa es de hecho la única que por el momento presenta un incremento del crédito en términos netos. Su inversión crediticia ya aumentó el 4% interanual al cierre de marzo, hasta los 42.600 millones de euros. En Sabadell, ya hay un aumento neto en el crédito a las empresas, segmento en el que la entidad está poniendo el foco y donde ha crecido a cierre de marzo el 7,1% interanual, hasta los 29.900 millones de euros. Su crédito hipotecario se dispara el 66% de diciembre a marzo, aunque solo en nueva producción.

El papel del BCE
La incipiente mejoría del crédito en España tiene mucho que ver con el profundo saneamiento llevado a cabo pero también con el abaratamiento en el coste de financiación que ha propiciado el BCE. Frente al colapso que sufrió el mercado con la quiebra de Lehman y la posterior crisis de deuda soberana en la zona euro, y que congeló las vías tradicionales de financiación de los bancos, las medidas del BCE han permitido que la banca de la periferia europea vuelva a obtener recursos en el mercado y se financie a un coste cada vez más barato, lo que a su vez repercute en el abaratamiento de las condiciones en las que da créditos.
El BCE ha dejado los tipos de interés en el 0,05% y ha lanzado un programa de compras que ha reducido a mínimos la renta fija, con su consiguiente efecto en cadena sobre la financiación de Estados y empresas, incluida la banca. Además, ha lanzado subastas de liquidez vinculada a la concesión de crédito (TLTRO), si bien la cuestión de la liquidez ya dejó de ser un problema para la banca española. “Es exagerado decir que la TLTRO se vaya a traducir en crédito pero va a ayudar en el proceso. Aún hay que reducir la fragmentación del crédito”, añade Carbó. Es decir, que en Alemania u Holanda resulte aún más fácil obtener crédito que en España.

'Fiebre' de hipotecas con muchos matices

La intensidad con que los bancos están potenciando su ofensiva comercial en hipotecas y créditos al consumo podría hacer pensar en una vuelta a los tiempos del boom crediticio. La realidad es que, si bien las entidades están abaratando el precio de sus créditos –en consonancia con unos tipos de interés casi a cero y con el abaratamiento de sus propios costes de financiación– la concesión de créditos se restringe a los clientes más solventes. Y las mejores condiciones se reservan para los clientes de los que puede lograrse una mayor vinculación con la entidad, a través de la contratación de otros productos como los seguros o los planes de pensiones.
Los nuevos créditos para la compra de vivienda alcanzaron en febrero los 2.385 millones de euros, lo que supone un incremento del 18% respecto al mismo mes del año anterior, según los últimos datos del Banco de España. El aumento, con ser significativo, es una pequeña señal de mejoría para una cartera que totaliza 706.387 millones de euros y que en ese mismo mes descendió en términos globales el 6,4%, de acuerdo con los datos de la Asociación Hipotecaria Española (AHE).
Aun así, la ofensiva en precios que ha iniciado la banca, con diferenciales que de forma generalizada se sitúan ya por debajo del 2% sobre el índice euríbor, ha llegado a reabrir el debate en el sector sobre la flexibilidad con que las entidades estarían regresando a la concesión de crédito, aunque la realidad muestra cifras muy lejanas a los tiempos del boom. “Pese a la abundancia de liquidez, no puede haber burbuja de crédito con un desempleo del 23%”, reconocen fuentes del sector. La banca insiste además en que la concesión de crédito ya no es un tema de liquidez sino de capital y, sobre todo, de demanda solvente.

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