Pero el liberalismo no tiene respuestas obvias a los problemas a los que nos enfrentamos: el colapso ecológico y la disrupción tecnológica.
(“21 lecciones para el siglo XXI” (2018). Yuval Noah Harari)
Resultaría inconcebible que entre las normas establecidas en el nuevo contrato social no se incluyeran las relativas al “cumplimiento tributario”. Es importante hacer notar que el contrato debe permanecer silente respecto a los tipos impositivos o a las estructuras, que quedan reservadas a la aprobación por el Parlamento. Pero la percepción (y la realidad) de las empresas que han conseguido minimizar sus pagos por impuestos ha sido profundamente nocivo para la confianza pública en los negocios y la economía política que lo apoyan.
(“Returning the favor: a new social contract for business”. SMF. Social Market Foundation (2020). James Kirkup)
La crisis provocada por el covid-19 ha creado una situación sin precedentes en nuestra historia reciente. Además de las enormes pérdidas en vidas humanas, la quiebra de la base económica sobre la que se asienta el empleo y la calidad de vida la crisis ha actuado también como un terremoto que obliga a replantear cuestiones esenciales de nuestra convivencia, de nuestros hábitos y quizás hasta de nuestros valores. Y todo ello hay que realizarlo con premura y en una situación de crispación social y política, antídotos perfectos para la necesaria transversalidad que exige la situación.