miércoles, 29 de septiembre de 2010

Un adelantado...

Paul Gauguin, de bróker sin empleo a maestro de pintores, triunfa en la Tate

29.09.2010 LONDRES Amparo Polo 0

Un broker de bolsa lleva una apacible vida burguesa con su familia y sus cinco hijos hasta que una terrible crisis financiera le hace perder su trabajo. Tras este inesperado giro en su vida, lo deja todo y opta por dedicarse a la que ha sido su pasión verdadera durante años: la pintura.
Esta historia podría ser perfectamente la de un ejecutivo de la City en los tiempos que corren. Pero es la historia real de Paul Gauguin (1848-1903), este creador incomprendido, avanzado para su tiempo y maestro de pintores hasta nuestros días, que se vio forzado a cambiar el mundo de las finanzas por una compleja carrera como artista.
Ahora, la Tate Gallery ha decidido recuperar el genio de pintor francés y dedicarle una exposición que promete ser la principal atracción de Londres en los próximos meses. Ayer, fuentes del museo explicaban que las ventas de entradas para la exposición, que se inaugura mañana, están batiendo todos los récords y que superan con creces las realizadas en anteriores.
La exposición de la Tate es la primera retrospectiva que un gran museo británico hace del artista en los últimos cincuenta años. Bajo el título Gauguin, creador de mitos, la exposición estará abierta hasta el 16 de enero y ofrece 150 trabajos en los que se incluyen pinturas, grabados, esculturas, relieves, cartas y obras de cerámica. Todo ello permite entender un poco mejor la obra del pintor francés que, por su singularidad y excentricidad, fue poco reconocida en su momento.
Más de 150 obras muestran la relación de Gauguin con el arte, el periodismo y la religión
Gauguin empezó como pintor impresionista, pero pronto dejó esta corriente por considerarla demasiado superficial. Su infancia en París y Perú, sus viajes alrededor del mundo como marinero, su relación con Van Gogh y su pasión por los lugares remotos marcaron su pintura.
También la religión jugó un papel clave, un apartado al que la Tate presta una especial atención reuniendo varias de sus obras religiosas a lo largo de su vida en la misma sala. Así, frente a frente, se encuentran el expresionista Cristo amarillo, de su época en la Bretaña francesa; una delicada virgen tahitiana, y el provocador cuadro Jesús en el monte de los olivos, que en realidad es un blasfemo autorretrato de Gauguin.
Su fascinación por los países del Sur ha quedado reducida en la cultura popular a sus pinturas de mujeres indígenas desnudas. Pero sus viajes por Martinica, Tahiti y Polinesia le permitieron crear obras que son un compendio de luz, inspiración y belleza que siguen siendo admiradas un siglo después.

No hay comentarios: