domingo, 26 de febrero de 2012

Metiendo el dedíto en China....


Un influyente informe sugiere que China necesita profundas reformas



BEIJING—A menos que implemente reformas profundas, China podría sufrir una crisis económica, según un informe del Banco Mundial y un influyente centro de estudios del gobierno chino, que insta a Beijing a reducir su enorme cantidad de empresas estatales y hacer que operen más como firmas comerciales.
La recomendación aparece en "China 2030", un informe programado para ser difundido el lunes 27 de febrero, según seis personas que participaron en su preparación y análisis.
El documento, que aborda algunos de los asuntos económicos políticamente más sensibles de China, está diseñado para influenciar a la próxima generación de líderes del gigante asiático que asumirán el poder a partir de este año, según esas personas. Asimismo, cuestiona la forma en que se ha desarrollado el modelo económico de China en los últimos diez años, bajo el mando del presidente Hu Jintao, cuando el papel del Estado en la segunda mayor economía del mundo se expandió de manera constante.
China 2030 advierte que el crecimiento del país asiático está en peligro de desacelerarse rápida e imprevisiblemente, como ha ocurrido con muchos países en desarrollo después de alcanzar un cierto nivel de ingresos, un fenómeno que los expertos conocen como la "trampa de los ingresos medios". Una desaceleración podría profundizar los problemas en la industria bancaria y en otros sectores, advierte el informe, y podría dar lugar a una crisis, según los participantes en el proyecto.
El documento recomienda que las empresas estatales sean supervisadas por empresas de gestión de activos, añaden. Además, insta a China a reformar las finanzas de los gobiernos locales y promover la competencia y el emprendimiento.
"El sector estatal de China se encuentra en una encrucijada", dijo Fred Hu, presidente ejecutivo de Primavera Capital Group, una firma de inversión de Beijing. El gobierno debe decidir "si quiere un capitalismo liderado por el Estado y dominado por gigantescas compañías estatales o un empresariado de libre mercado".
Incluso antes de su publicación oficial, el informe ha provocado una fuerte resistencia de los burócratas que administran las empresas estatales, según varias fuentes cercanas.
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El aparente heredero político de China, Jinping Xi, ahora vicepresidente, ha dado pocas pistas acerca de sus políticas económicas. Los analistas esperan que el influyente informe aliente a Xi y sus aliados a discutir la posibilidad de realizar cambios a un modelo económico impulsado por el Estado, que ha alarmado al sector privado chino y se está convirtiendo en una fuente de creciente tensión entre el país y sus principales socios comerciales.
Los autores del informe sostienen que contar con el visto bueno del Banco Mundial y del Centro de Investigaciones para el Desarrollo chino (DRC por sus siglas en inglés) —subordinado al Consejo de Estado, el poder ejecutivo de China—, sumará peso político a las propuestas. El Banco Mundial es muy admirado en los círculos del gobierno chino, en particular por el asesoramiento que dio al país en la fase en que proyectó sus primeras reformas de mercado.
"El informe presenta recomendaciones para un camino de crecimiento y desarrollo en el mediano plazo, ayudando a China a hacer la transición para convertirse en una sociedad de altos ingresos", dijo el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, en un comunicado anunciando la difusión del estudio. Ni el Banco Mundial, ni el DRC hicieron comentarios específicos sobre los resultados de China 2030.
El viceprimer ministro chino, Li Kequiang, que muchos esperan sea nombrado primer ministro el año próximo, respaldó el proyecto del Banco Mundial y DRC, cuando Zoellick lo propuso durante un viaje a Beijing en septiembre de 2010. Sus autores también cuentan con el número dos del DRC, Liu He, que también es asesor del omnipotente Comité Permanente del Buró Político, para ayudar a garantizar que sus hallazgos sean considerados seriamente por los principales líderes. Liu declinó hacer comentarios.
Entre las áreas más polémicas del informe cabe destacar las sugerencias sobre métodos de gestión de las empresas estatales, que dominan los sectores de energía, recursos naturales, telecomunicaciones e infraestructura y tienen fácil acceso a préstamos de intereses bajos de parte de los bancos estatales.
El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, y otras autoridades occidentales, sostienen que las subvenciones a las empresas distorsionan la competencia internacional. Internamente, los detractores se quejan de que las empresas asfixian la competencia interna, utilizan los beneficios del monopolio para expandirse a otras áreas de negocios y pagan exiguos dividendos.
El Banco Mundial y el DRC argumentan que las firmas de gestión de activos deberían supervisar a las empresas públicas, según fuentes cercanas. Estos gestores tratarían de garantizar que las compañías operen de acuerdo con los parámetros de las firmas comerciales y no con fines políticos.
"China necesita restringir las funciones de las empresas estatales, acabar con los monopolios, diversificar la propiedad y reducir las barreras de entrada a las compañías privadas", recomendó Zoellick el mes pasado, en una conferencia para economistas en Chicago.
El informe también recomienda un aumento acentuado en los dividendos que pagan las empresas estatales, lo que aumentaría los ingresos del gobierno y podría financiar nuevos programas sociales, según una fuente cercana.
"Es una propuesta innovadora", señaló Yiping Huang, economista de Barclays Capital. Sin embargo, otros argumentan que las sugerencias no son lo suficientemente profundas. Ni el Banco Mundial ni el DRC propusieron la privatización de las empresas estatales, concluyendo que eso sería políticamente inaceptable.
—Kersten Zhang contribuyó a este artículo.

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