lunes, 26 de agosto de 2013

Y que más?

Los contratos de cero horas británicos ponen a debate la flexibilidad laboral

El Eco

    reino unido


    Reino Unido ha reabierto el debate sobre los equilibrios de un mercado de trabajo definido por la flexibilidad. El valor de la joya de la corona laboral ha sido cuestionado a raíz de la muerte de un becario alemán en prácticas en la City tras permanecer 72 horas trabajando para impresionar a sus superiores de Merrill Lynch.
    Hasta ahora, la productividad británica se vanagloriaba del equipo de ensueño que componían una competitividad de grado superior y la maleabilidad de los convenios profesionales. Sin embargo, el fallecimiento de Moritz Erhardt y un complejo escenario en el que dominan prácticas como los denominados contratos de cero horas han colocado importantes signos de interrogación sobre la salubridad del sistema.

    Un millón de 'cero horas'

    Frente a las cifras oficiales, el número de personas que trabajaría bajo esta modalidad, que no da garantías de turnos, ni pautas específicas, podría superar el millón. Hace apenas cuatro semanas, la Oficina Nacional de Estadística había elevado su estimación a 250.000, pero una investigación del Instituto Colegiado de Personal y Desarrollo (CIPD, en sus siglas en inglés) la multiplica por cuatro, al punto de abarcar al 4 por ciento de la masa laboral.
    La diferencia vendría de la falta de precisión en las mediciones y la confusión sobre el significado mismo de esta práctica. Muchos empleados no tienen clara la naturaleza de sus contratos y en numerosas ocasiones las encuestas se limitan a consultar si trabajan por turnos, sin especificar más.
    En esencia, la fórmula no es perjudicial: bajo esta modalidad, los empleados acuerdan estar disponibles cuándo y de la manera que se requiera, lo que facilita flexibilidad no sólo a las empresas, sino a los propios trabajadores. No obstante, un mal uso puede derivar en prácticas abusivas para evitar las responsabilidades para con los empleados. Muchos, de hecho, no tienen elección.
    El equilibrio de poderes tiende a beneficiar a la compañía, que puede imponer su modelo. Por ello, el Gobierno revisa ya el concepto y el próximo mes confirmará si abre una propuesta formal para dar lugar a procesos legislativos. Ninguno, sin embargo, pasará por prohibir los contratos de cero horas, según ha avanzado el ministro de Negocios, para escándalo de unos sindicatos que plantean el veto integral. 
    Una de las acciones de referencia que se plantea el Gobierno es eliminar la obligación de que quienes estén bajo este acuerdo tengan que limitarse a un solo empleador. Imponerla, con todo, obligará a hilar fino con los empresarios. El Instituto de Directores, que aglutina a 38.000 directivos británicos, muchos en empresas pertenecientes al FTSE, censuran a quienes quieren plantear cambios y advierten de que, de seguir ese camino, Reino Unido podría encontrarse en la situación de España o Italia debido a la ausencia de un mercado laboral flexible.
    La fórmula, aún así, ayuda también a maquillar de manera legal las cifras del desempleo. La propia Patronal británica lo ha reconocido: los contratos de cero horas no sólo ayudan a mantener a ciudadanos en el mercado laboral, sino que contribuyeron a impedir que el paro se disparase durante la recesión. Su director afirma que, de no haber contado con un marco caracterizado por la flexibilidad, el desempleo habría superado la barrera psicológica de los tres millones. Actualmente, supera los dos y medio.
    Lo que está claro es que la fórmula abarata sensiblemente los costes de las empresas, que no tienen que asumir pagas por vacaciones y que, en muchas ocasiones, esquivan también las que corresponden por enfermedad.
    Es más, el concepto mismo permite disponer plenamente de un notable contingente humano que, sin embargo, no tiene garantizado trabajo pagado y que puede ser enviado a casa al arbitrio de la empresa sin haber ganado nada. Y por si fuera poco, según un estudio del think tank independiente Resolution Foundation, los trabajadores con contratos de cero horas cobran de media 6 libras menos (unos 7 euros) que el resto.
    El sector más asiduo a este formato es el de las organizaciones de voluntariado y ONG: un 34 por ciento de sus plantillas tiene esta vinculación laboral. Las Administraciones Públicas le siguen de cerca, con un 24 por ciento; y el ámbito privado parece menos proclive y reúne tan sólo un 17 por ciento de su personal.
    Aún así, importantes firmas de contratación a gran escala en Reino Unido optan por esta modalidad. Sports Direct, en el que trabaja una importante cuota de jóvenes españoles emigrados a tierras británicas, la emplea para un 90 por ciento de su plantilla de 23.000 personas. McDonalds, por su parte, para nueve de cada diez de sus 92.000 empleados en Reino Unido e incluso el Palacio de Buckingham la utiliza para el personal de verano.

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