La corrupción no es suficiente para espantar a los inversores, convencidos del bueno, bonito y barato que representa España. En los últimos días, los eventos en la City sobre oportunidades de negocio en nuestro país se suceden. Este miércoles, sin ir más lejos, la capital financiera acoge la cita con más pedigrí de final de año. La firma de abogados británica Clifford Chanceha congregado cerca de Hyde Park, en los salones del Four Seasons, a casi doscientos inversores internacionales para revisar el potencial de algunos sectores empresariales, sobre todo los relacionados al ladrillo y a las infraestructuras.
Después del éxito cosechado el año anterior, con el Sareb recién creado como invitado estelar, el despacho ha optado por repetir formato y temática. España en el foco. Cerca de veinte consejeros delegados y directores financieros de compañías españolas como ServihabitatAcciona InmobiliariaTesta y Lar, por el flanco inmobiliario, o RenovaliaT-Solar,CobraIridiumAuqualiaGestamp o Isolux, por el lado infraestructuras/energía, se verán las caras con inversores de todo el mundo, muchos interesados en debutar en nuestro país o en asociarse con firmas españolas para proyectos internacionales.
Organizadores del evento EY-ASCRI en LondresOrganizadores del evento EY-ASCRI en Londres
La semana pasada, el acento español en la City corrió a cargo de la firma EY y de la Asociación Española de Capital Riesgo (ASCRI), que celebraron otro evento informativo para inversores internacionales. Acompañados por el nuevo secretario de Estado de Economía, Iñigo Fernández de Mesa, la base del mensaje trasladado fue que nuestro país presenta un cambio de tendencia, como demostraría el hecho de que durante los primeros nueve meses del año la inversión haya crecido un 38% (hasta 1.810 M€), con claro protagonismo de los fondos extranjeros, responsables del 76% del volumen desembolsado.
También hace unas semanas, la consultora inmobiliaria británica Knight Frank publicó su trabajo de campo anual The Wealth Report 2014, en cuya presentación reunió también a varios centenares de inversores. Además de las conclusiones que aporta el estudio, la encuesta en directo realizada destapó a España como el país preferido para canalizar el dinero internacional (26%), por encima incluso de la primera posición que ocupaba Reino Unido, “lo cual no sorprende si tenemos en cuenta la virulencia con la que el mercado español (institucional) se está recuperando”, según explica un responsable de la firma.
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En este contexto de euforia hace nuestro país, la propia capital comienza a salir de nuevo bien parada. Las expectativas inmobiliarias para los grandes mercados como Madrid y Barcelona, al menos desde el punto de vista institucional, vuelven a ser alentadoras. Una de las consecuencias de este cambio de tendencia se ha percibido ya en el campo laboral. Según la firma de contratación Hays, la llegada de fondos de inversión internacionales está dinamizando un segmento profesional deprimido durante años, logrando que haya movimientos y rotación entre los operadores del mercado.
Esta misma semana, en un encuentro sobre oportunidades de inversión en España, el gestor de fondos José Ramón Iturriaga (Abante Asesores) reconoció que se muestra sorprendido por la recuperación del ladrillo español: “Hace tres años no se acercaba nadie al inmobiliario ni con un palo largo, ahora se cierran operaciones a diario”. En su opinión, esta situación tiene sentido desde el momento en que los inversores “han cambiado el chip” respecto al ladrillo y ya ven como una oportunidad adquirir activos inmobiliarios que generan unta rentabilidad del 4% con apalancamiento bancario.
El discurso comienza a ser unívoco. Hace unos días, en el acto organizado por el Banco Sabadell y El Confidencial, la mesa redonda compuesta por Jaime García-Legaz (secretario de Estado de Comercio), Enrique de Leyva (Magnum Capital), Ismael Clemente (Merlin Properties) y Nicolás Fernández Picón (Banco Sabadell) coincidía en destacar que “hay que aceptar al capital extranjero y ser listos para que la cuota mundial que nos corresponde crezca”, más allá de que la volatilidad actual, por las dudas que despierta Europa, haga preguntarse si estamos ante una moda pasajera o un cambio estructural.