El Malecón, en La Habana. Lisette Poole for The Wall Street Journal
En un momento en que las relaciones entre Estados Unidos y Cuba se empiezan a descongelar, entre los bancos aún prima la cautela.
El presidente Barack Obama informó el jueves que el Departamento de Estado finalizó su revisión sobre la inclusión de Cuba en la lista de gobiernos que patrocinan el terrorismo. Su equipo de seguridad nacional estaba examinado el informe y se prepara para enviarle una recomendación al respecto. Hasta el cierre de esta edición, el mandatario no había hecho ningún anuncio sobre si Cuba permanecerá o será eliminada de la lista de Estados que patrocinan el terrorismo, donde ha estado desde 1982.
La decisión es seguida de cerca por el sector financiero, puesto que los bancos se exponen a recibir sanciones severas si hacen negocios con algún miembro de la lista. Las entidades financieras se han reunido recientemente con representantes de OFAC, la Oficina de Control de Activos Extranjeros de EE.UU., un organismo dependiente del Departamento del Tesoro que se encarga de manejar el programa de sanciones del gobierno estadounidense, en busca de una mayor claridad sobre el camino a seguir.
Algunas entidades ya han manifestado su deseo de incursionar en Cuba. Francisco Aristeguieta, presidente ejecutivo de Citigroup +0.58% Latin America, indicó que en caso de que Washington levante el embargo Citi será uno de los primeros bancos estadounidenses en regresar a la isla. El banco canadiense Scotiabank informó que explora la posibilidad de inaugurar una sucursal en Cuba.
Sin embargo, el proceso probablemente será lento. “Falta mucho para definir. Sobre todo en cuanto al cumplimiento. Cuáles son las responsabilidades de los bancos con respecto a la debida diligencia sobre las transacciones recién autorizadas. No solamente de las remesas, pero también del uso eventual de tarjetas de crédito”, afirma David Schwartz, presidente de la Asociación Internacional de Banqueros de Florida (FIBA), que agrupa a algunos de los principales bancos de Estados Unidos, Europa y América Latina. “Hasta que la banca se sienta tranquila y cómoda, no va a haber mucho movimiento”, advierte. A continuación presentamos algunos acápites editados de nuestro diálogo que tuvo lugar antes de los últimos anuncios de Obama.
WSJ: ¿Qué planes tiene el gobierno cubano para la banca y los servicios financieros?
Schwartz: Por ahora no hemos visto ningún movimiento del lado del gobierno cubano en términos de reformas o emisión de regulaciones con respecto a la industria bancaria o el sector financiero. Todas estas charlas están realmente en sus etapas primarias. Todos los movimientos que hemos visto han venido del lado del gobierno americano.
WSJ: En el supuesto de que haya una apertura y los bancos extranjeros puedan instalarse y operar en Cuba, ¿hay alguna estimación del tamaño del negocio? ¿De cuánta plata estamos hablando?
Schwartz: Estamos en las primeras instancias de estos cambios y cuando hablamos de apertura eso quiere decir el levantamiento del embargo. Totalmente. Sin eso, la banca realmente no puede hacer nada. Sin esa apertura total, no se puede calcular el flujo de negocios y todo dependería, repito, de lo que haga el gobierno cubano. Hace falta el sistema jurídico y la infraestructura.
David Schwartz, presidente de la Asociación Internacional de Banqueros de Florida. Cortesía de Asociación Internacional de Banqueros de Florida
WSJ: ¿Habría que partir literalmente de cero?
Schwartz:Así es.
WSJ: ¿Qué ventaja, desde el punto de vista de un banco tiene incursionar en Cuba?
Schwartz: Lo que ahora permiten es que un banco americano establezca una cuenta bancaria con un banco cubano. El problema es que en EE.UU. no se saben todavía cuáles son las consecuencias que confronta un banco americano al abrir esa cuenta. El flujo de transacciones en términos de monitoreo y de cumplimiento. Todo eso es bastante complicado y lo que hemos visto en los últimos años es que la banca americana va cerrando las cuentas que hacen transacciones con Cuba. La misión de Cuba, por ejemplo, vio su cuenta cerrada por el banco M&T en Washington. Hasta empresas que proveen servicios viajeros hacia Cuba, que tienen licencia, han visto sus cuentas cerradas porque la banca americana no quiere correr el riesgo de trabajar con un país que está bajo ese régimen de sanciones y todavía figura en la lista de patrocinadores del terrorismo.
Hemos visto una cierta relajación de parte del Departamento del Tesoro y del Departamento de Estado y el Departamento de Comercio, pero eso no cambia el hecho de que existe el embargo, existen esas sanciones y todavía la banca no ve, en el proceso que estamos analizando, el beneficio de hacer negocios con Cuba.
WSJ: ¿Tendrían los bancos de Europa y América Latina una ventaja en este sentido con respecto a los bancos de EE.UU.?
Schwartz: Tienen una ventaja porque pueden hacer operaciones entre ellos y Cuba, siempre y cuando esas transacciones no toquen sus cuentas en EE.UU. Ahí entra el régimen de sanciones.
WSJ: ¿Qué ocurriría en el caso de una normalización de relaciones y el fin del embargo?
Schwartz: Lo que siempre le interesa a la banca son las necesidades de su clientela. Si la banca americana tiene clientela importante que hace negocios en Cuba, tiene que proveer los servicios necesarios. Los bancos van a seguir a sus clientes.
WSJ: Entiendo que se levantó la prohibición al uso de tarjetas de crédito. ¿Qué impacto tiene esa medida?
Schwartz: Lo que sucedió es que EE.UU. permite el uso de tarjetas emitidas por bancos americanos. MasterCard MA -0.55% levantó el 1 de marzo el bloqueo que tenía sobre esos emisores estadounidenses. Ahora, eso también depende del banco. Si el banco emisor todavía puede mantener el bloqueo sobre operaciones que transcurren en Cuba.
Un representante de un banco grande de EE.UU. mencionó que todavía los bancos emisores de esas tarjetas no están convencidos con los cambios y que quieren ver más definiciones de parte de OFAC con respecto a la debida diligencia porque el riesgo es demasiado alto.
WSJ: En el caso de que digan que sí y decidan hacer negocios en Cuba, ¿qué efecto podría tener eso en el envío de remesas o algún otro tipo de transacciones entre EE.UU. y Cuba?
Schwartz: En el envío de remesas, lo que han hecho es que han aumentado el importe. Antes permitían unos US$500 trimestrales y ahora lo aumentaron a US$2.000 trimestrales, es decir un total de US$8.000 al año. Además, permiten que un viajero que tiene autorización de viajar hacia Cuba pueda llevar consigo US$10.000. Entonces, aumentaron el posible flujo de remesas. En el caso del uso de la tarjeta, hay que ver porque todavía sólo se permiten ciertas transacciones. El banco tiene que estar seguro de que el dueño de esa tarjeta la está usando para transacciones autorizadas. Ese es el tema.
WSJ: Hay bancos que están más adelantados en términos de incursionar en Cuba. ¿Se podría decir que, debido a las restricciones que enfrenta la banca de EE.UU. los bancos de Europa o América Latina están mejor posicionados?
Schwartz: Ya hay ciertos bancos europeos y latinoamericanos que trabajan en Cuba. Pero el flujo de negocios todavía no existe. Tienen una cierta ventaja porque ya están presentes, pero como dije, la banca va a seguir a sus clientes. Si hay una normalización o una apertura y los clientes de los bancos americanos deciden hacer una inversión, la ventaja de tener presencia ahí no va contar tanto.
WSJ: ¿Cree que podría haber una especie de reacción contraria si algunos bancos de EE.UU. deciden incursionar en Cuba, que tal vez podrían perder clientes en el sur de la Florida, por ejemplo?
Schwartz: Es posible. Acá tenemos una población importante de exiliados cubanos y no se van a olvidar de todo lo que ha sucedido en los últimos 50 años. Eso puede tener un impacto. Pero últimamente, se estima que 60% están a favor de la apertura, por lo que el impacto negativo no va ser tan grande.
WSJ: ¿Calcula que este es un proceso de una apertura gradual que podría durar años?
Schwartz: Estamos hablando de un camino bastante largo. Hasta ahora esto es nada más que una relajación de ciertas regulaciones de parte del gobierno de EE.UU. No hemos visto ningún movimiento del lado del gobierno cubano. Hasta que la banca se sienta tranquila y cómoda, no va a haber mucho movimiento.
WSJ: ¿Cuán bancarizados están los cubanos? ¿Usan bancos, tienen cuentas?
Schwartz: Hay cuentas bancarias, pero no es un sistema tan desarrollado o sofisticado como el que tenemos acá. No hay mucho capital en circulación.
WSJ: ¿Y los bancos que operan se tienen que asociar con un banco estatal? ¿Cómo funciona el sistema?
Schwartz: En este momento, si uno quisiera hacer negocios o abrir un banco ahí, la mayor parte sería estatal.
WSJ: ¿Los bancos tienen alguna experiencia lidiando con el régimen castrista? ¿Están familiarizados con la forma de hacer negocios en Cuba?
Schwartz: No.