En once días carrera Cadel Evans se ha ganado por derecho propio el calificativo de gran ‘capo’ de este Giro de Italia. Las opciones de victoria del australiano han aumentado respecto a las de otros favoritos con el paso de las etapas, como por ejemplo Nairo Quintana o Rigoberto Urán, y con la crono de Barolo -41 km en un terreno que favorece sus características- a la vuelta de la esquina la lógica invita a pensar que éstas deben seguir ‘in crescendo’.
Evans, ganador de un Tour de Francia y un Campeonato del Mundo entro otros muchos triunfos, se ha rodeado además de un potente bloque para asaltar por fin el Giro de Italia, una carrera que ha estado a punto de ganar en otras ediciones, pero que siempre se le ha resistido. El ‘aussie’ no quiere que la ‘maglia’ rosa se le vuelva a escapar y para ello cuenta con la ayuda envidiable de Samuel Sánchez, un capitán transformado a marinero de lujo para Cadel.
Después de 14 años liderando al Euskaltel, el final abrupto de la escuadra vasca casi lleva a la cola del paro al que fuera campeón olímpico en los Juegos de Pekín. Sin embargo, Samu era consciente que su final en el ciclismo no había llegado, que le quedaba aún “mucho por ofrecer” -como reconocía en una entrevista previa al arranque del Giro en la revista Ciclismo a Fondo- y cuando la opción de BMC llamó a su puerta, el asturiano no dudó en aceptarla. “Ha sido un invierno duro, me he visto más fuera que dentro del ciclismo, pero no era mi momento de decir adiós”, confiesa Samu, que sorprendido por la magnitud de la estructura del BMC ha recobrado la misma ilusión con la que llegó al profesionalismo allá por el año 2000.
Samuel Sánchez y Cadel Evans durante una etapa del Giro (Imago).Samuel Sánchez y Cadel Evans durante una etapa del Giro (Imago).
En su nuevo equipo los galones de capitán son para Cadel Evans y Samuel lo acepta. Después de una década de luchas fratricidas entre ambos, aunque siempre con el ‘fair play’ por bandera, Sánchez y Evans pasan a defender los mismos intereses. Para el australiano, la llegada de Samu es un refuerzo de lujo y desde el primer momento ha querido ganarlo para su causa. A principios de febrero, pocos días después de que se oficializara el fichaje del español por el equipo estadounidense, Sánchez viaja a Italia para los tests de esfuerzos, recoger la bici y la ropa de su nueva escuadra. “Estaba sólo en el hotel en Italia y de repente suena el teléfono. Era Cadel que sabía que estaba allí y quería acercarse a saludar. Poco después apareció en el hall con una tarta de cumpleaños y unas velas para soplar”, relata Samuel sobre aquel 5 de febrero. “No puedes estar sólo el día de tu cumpleaños”, dice que le comentó Evans nada más encontrarse. “Yo lo he estado muchas veces y sé que no es agradable”, prosiguió el australiano.
Ese gesto de su nuevo jefe no hizo más que aumentar la entrega de Samuel a sus nuevos colores. “No quiero ser un corredor más, quiero tener un peso importante en este equipo”, apuntó a los compañeros de Ciclismo a Fondo. Evans, viendo el pundonor del flamante fichaje, no dudó en solicitar su presencia para el Giro, el primer gran objetivo de la temporada, y Samu tuvo que acelerar una puesta a punto que tardó en arrancar ya que durante el duro invierno -cuando se ponen las piernas y el motor de los corredores a punto- Samu estaba más fuera que dentro del pelotón.
En Italia, asturiano y australiano se han convertido en un perfecto binomio de éxito para los intereses del BMC. Ambos han compartido habitación en las carreras previas, también petición expresa del ‘capo’ Evans, y tienen aficiones comunes: “A los dos nos gustan los coches, los relojes y somos muy familiares”, cuenta Evans de su gregario de lujo. A veces, incluso, comparten ‘batallitas’ como cuando Samuel dejó fuera del podio a Evans en la Vuelta del 2007. Pero, sobre todo, lo que confían compartir en breve es una copa de champagne para celebrar la victoria en esta ‘corsa’ rosa. Antes, eso sí, tanto uno como otro tendrán que batirse el cobre en las duras etapas que aguardan al pelotón en los próximos días.