sábado, 19 de septiembre de 2009

El Oro, mucho más que un metal.

Sigue su escalada geométrica.

El mito de 'El Dorado'
Fondos de inversión

@Paula Mercado* - 18/09/2009

Una de las manifestaciones más antiguas de la fascinación que la humanidad siente por el oro queda representada por el Tesoro de Príamo, encontrado en las ruinas de la famosa ciudad de Troya, descubiertas por el arqueólogo alemán Heinrich Schliemann en 1873. Dentro de un gran vaso de plata se localizaron diversos ornamentos de oro: diademas, pectorales, brazaletes, pendientes y varios miles de pequeños ornamentos de oro. Las tierras del mar Egeo eran ricas en metales preciosos y los tesoros encontrados en el yacimiento de Troya son seguramente anteriores al año 2000 AC. Schliemann se sintió extremadamente protector de este tesoro y decidió sacarlo de Turquía sin el permiso de sus autoridades, incurriendo en su ira.

Ya en el siglo XVI, la leyenda de El Dorado se extendió por territorio latinoamericano, para la que hubo diferentes interpretaciones. Una de ellas fue la localización de una ciudad al este de los Andes donde una gran parte del pueblo inca habría emigrado en la época de la invasión española de Perú, llevándose consigo un gran tesoro y fundando un gran imperio. Otra, conocida por los españoles en 1535, se refería a la existencia de un rey legendario, conocido como El Dorado. Aparecía una vez al año cubierto de polvo de oro, frente a un lago en las montañas, al que posteriormente lanzaría ofrendas de oro y en el que él mismo se sumergiría finalmente.

Tal vez la búsqueda de El Dorado nunca dio los resultados esperados pero sí sirvió de acicate para que Orellana y Pizarro se embarcaran en una expedición que finalmente dio como resultado la navegación del curso completo del Amazonas hasta su desembocadura por parte de Orellana, en 1541.

Unos tres siglos más tarde, 24 de Enero de 1848, el descubrimiento de oro en Sutter’s Mill supuso el comienzo del fenómeno conocido como La Fiebre del Oro, que hizo que buscadores de oro de todo el mundo viajaran a California buscando hacer fortuna.

Considerado símbolo de poder, el oro ha provocado avaricia y codicia, acumulándose como un tesoro. Sus cualidades le han convertido en objeto de deseo: es un metal blando, fácilmente moldeable en objetos decorativos y posee una gran resistencia a la corrosión. Tiene importantes aplicaciones en industria y medicina.

Al ser un conductor altamente eficiente, capaz de transmitir corriente de bajo voltaje sin verse afectado por la corrosión, se le da un uso importante en la fabricación de aparatos electrónicos. Teléfonos móviles, calculadoras, PDAs, GPSs, así como televisores utilizan conectores, relés y conmutadores de oro.

Además del uso que históricamente se la ha dado en odontología –los dentistas etruscos ya lo utilizaban en el 700 AC- la medicina lo utiliza como droga para tratar algunas dolencias. Es el caso de la artritis reumatoide, a cuyos afectados se les inyecta en ocasiones una solución reducida de sodium aurothiomalate. En otras ocasiones se implantan partículas de un isótopo radiactivo del metal en tejidos afectados, de forma que sirvan como fuente de radiación en el tratamiento de ciertos cánceres.

El oro radioactivo se usa también como instrumento de diagnóstico. Se inyecta en una solución coloidal que puede rastrearse por sus emisiones beta en su recorrido por el organismo. También es muy frecuente su utilización en instrumentos quirúrgicos, por reaccionar difícilmente con otros elementos, y es muy fiable para su uso en equipos electrónicos y mecanismos de soporte vital.

La industria aerospacial ha encontrado en el oro una solución para la protección de la luz y el calor solar. Muchos elementos de los vehículos espaciales están recubiertos de una película de poliéster cubierta de oro, que refleja la radiación infrarroja. También el visor del casco de un astronauta está recubierto de una fina película de oro, con objeto de proteger la piel y los ojos del viajero espacial. Se utiliza asimismo en los circuitos de las naves, por su alta fiabilidad como conductor y conector, y como lubricante entre diferentes partes metálicas.

Los ejemplos son una muestra de las propiedades que hacen del oro un material único. Vemos que su valor no deriva únicamente de su uso como inversión, derivado del largo periodo histórico en que servía de garantía a las divisas en curso. Una circunstancia que le otorga un valor de inversión seguro, razón principal para su extraordinario evolución desde el comienzo de la crisis, hace ya dos años, periodo en el que ha llegado a tocar los 1.000 dólares la onza.

Este comportamiento se manifiesta en los fondos de inversión que invierten en el metal directa o indirectamente, como es el caso de BGF WORLD GOLD FUND HEDGED A2 CAP EUR. Un subfondo de la gestora Blackrock Investment Managment que, con un 42,03 por ciento de revalorización durante el año, según VDOS, invierte mayoritariamente en empresas de todo el mundo que desarrollen una parte predominante de su actividad económica en el sector de extracción de oro, aunque no posee oro físico. Requiere una inversión mínima de 5.000 dólares y sus comisiones fija y de depósito son de 1,75 y 0,61 por ciento respectivamente, a la que habría que añadir un coste de suscripción de hasta un 5 por ciento.

Otro subfondo, denominado en dólares, SGAM FUND/EQUITIES GOLD MINES J invierte principalmente en empresas especializadas en la industria minera de oro, así como en acciones de minas de oro situadas en países como Australia, América del Norte y Sudáfrica. Tomando como referencia el índice MSCI Gold Mines/FTSE Gold Mines el fondo obtiene una rentabilidad de un 34,16 por ciento durante 2009, según VDOS. Su aportación mínima es de una participación, con un valor liquidativo en torno a 210 euros.

La evolución del oro guarda una cercana correlación con la del dólar. Ante una situación de debilidad de la divisa estadounidense, considerada como primera isla de refugio, el mercado suele ir en busca de oro, como segunda opción de seguridad. Pero, como se mencionaba, sus aplicaciones en medicina e industria, además de en joyería, aportan un alto grado de estabilidad al valor de este metal de tan alto atractivo para la humanidad.

Paula Mercado, directora de análisis de VDOS Stochastics.

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