miércoles, 30 de septiembre de 2009

Todos sabemos, para quién trajina el Goiri....

FG tiene espolones para regalar, sabe de sobra, que a Goiri le vá el Euskera mezclado

con el Euroquico, una trampa mortal !

EN EXCLUSIVA
Francisco González aborta las aspiraciones de Gorigolzarri para presidir BBVA
BBVA, Francisco González, Goirigolzarri, Ángel Cano, consejero delegado

@Eduardo Segovia / Carlos Hernanz - 30/09/2009 06:00h

El terremoto estalló ayer, pero viene de mucho más atrás. Concretamente, del 21 de diciembre de 2007. Ese día, el consejo de administración de BBVA aprobó la reforma del artículo 36 de sus estatutos por el que se facultaba al presidente, Francisco González, a prolongar su mandato en períodos de tres años una vez alcanzada la edad de jubilación. Aquello fue un varapalo tremendo para su consejero delegado, José Ignacio Goirigolzarri, que vio cómo morían definitivamente sus esperanzas de alcanzar la presidencia, acumuladas durante casi 30 años al servicio primero del Banco Bilbao, luego del BBV y finalmente de BBVA.

Aquel 21 de diciembre el consejero delegado del segundo mayor banco de España y el décimo del mundo por beneficios tomó la decisión de abandonar el barco. Una decisión muy dolorosa porque, a decir de quienes le conocen, estaba totalmente convencido de que iba a ser el presidente del banco cuando FG cumpliera 65 años, cosa que ocurrirá el próximo 19 de octubre (día en que también se cumplen 10 años de la fusión de BBV y Argentaria). Hasta tenía elegido a su consejero delegado: José Sevilla, director de riesgos. Precisamente, ese convencimiento era lo que le permitía "ir por libre" dentro del banco, haciendo gala de un caracter distendido y afable.

Desde entonces, y una vez cumplida la misión de convertir a BBVA en un banco global y de bajar el ratio de eficiencia por debajo de la barrera del 40%, Goirigolzarri bajó el pistón. Y con él, el banco. Mientras el eterno rival, el Santander de Botín, disparaba su tamaño a la estratosfera con sus compras en Gran Bretaña y Brasil, BBVA no movía un dedo ante la estupefacción del mercado, a pesar de que la debacle financiera mundial dejaba a muchos bancos a precio de saldo y a que la entidad española insistía en que estaba a salvo del desastre.

El peor momento fue la macroampliación del Santander en noviembre del año pasado, que pilló a BBVA con el pie cambiado y provocó la reacción extemporánea de FG. Entonces aseguró que su banco nunca tendría que ampliar capital, algo en lo que ha dado marcha atrás parcialmente con la colocación de convertibles (ampliación diferida) de la semana pasada. La única operación que se le atribuye a Goirigolzarri es el proyecto de fusión con el Popular, una presa que siempre había sido objeto de deseo de FG, pero al final cayó en saco roto.

La situación estalla

Este período terminó oficialmente ayer, cuando FG decidió dar un golpe de autoridad e investirse con todo el poder en el banco. Ante la cercanía de su cumpleaños, distintos consejeros afines al de Chantada empezaron a insistirle en que no podía mantener la incertidumbre sobre su continuidad con la que está cayendo en el sector y en la economía. Y, por supuesto, le instaron a aprovechar aquella posibilidad abierta en 2007 y a prolongar su mandato tres años más. Aceptó, aunque con la condición de poder dejarlo antes de los tres años. En todo caso, demasiado tiempo para su número dos, que no estaba dispuesto a esperar ese tiempo y a arriesgarse a que, una vez transcurrido, FG decidiera seguir dos años más hasta los 70.

Según fuentes conocedoras de la situación, FG y Goirigolzarri hablaron hace unos días. El presidente le comunicó su decisión y el consejero delegado admitió que tenía esperanzas de llegar a ser presidente, "pero si el consejo te ha dado su apoyo a ti, yo me retiro". Era el fin de esa última esperanza que es lo último que se pierde, la remota posibilidad de que FG no aprovechara su oportunidad. Desde entonces, ambos han muñido el pacto por el que Goirigolzarri se marchará del banco acompañado de su número dos 'in pectore', José Sevilla. Un pacto por el que renuncia al despido y a la jugosa indemnización que le correspondería a cambio de prejubilarse con una renta vitalicia de 3 millones de euros anuales.

De esta forma, se marcha por la puerta de atrás un histórico de la banca española, extrovertido, afable, fumador empedernido, conocido por los enormes puños de la camisa que sobresalían de su chaqueta y mucho más cercano que su jefe a los medios de comunicación. Y el último vasco que podía haber presidido BBVA, bilbaíno de pura cepa, miembro del club deportivo de la capital vizcaína, aunque outsider a las familias de la aristocracía industrial de Neguri, históricos accionistas del banco como los Ampuero, Lezama, etc.

Durante sus ocho años como primer ejecutivo no hizo causa de su condición de vasco, sin llegar a promocionar al comité de dirección a ningún profesional procedente del antiguo Banco Bilbao. Curiosamente, con su marcha tres bilbaos van a tener ese honor: Manuel Castro, sustituto de Sevilla al frente de Riesgos, Juan Ignacio Apoitia (Recursos Humanos) y Ramón Monell (Innovación y Tecnología).

FG premia a un fiel

La elección del sucesor para el cargo de consejero delegado no ha deparado sorpresas, aunque a priori el perfil del nuevo número dos, Ángel Cano, responde más al de un ejecutivo todoterreno, un controller, más que al de un experto en banca comercial. Precisamente, otro aspirante al cargo podía haber sido el actual director financiero, Manuel González Cid, un cargo que ya ocupó con aterioridad el elegido por Francisco González.

Al contrario de lo que pudiera representar Goirigolzarri, en el caso del nuevo consejero delegado nadie duda de que se trata de una persona de "la más absoluta confianza del presidente". De hecho, forma parte de la guardia pretoriana de FG, una tripleta que componen el propio Cano, el director general de banca mayorista, José Barreiro, y el consejero secretario general, José Maldonado.

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