miércoles, 27 de abril de 2011

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Pensiones millonarias y trabas para irse: así blinda Botín a sus directivos


27.04.2011 Gemma Martínez 0

El banco revisa los contratos de sus ejecutivos de mayor rango, que tendrán más trabas para poder irse a otras entidades. Además, tampoco podrán llevarse con ellos a otros empleados del grupo.
Emilio Botín.

Emilio Botín.

Santander quiere protegerse de los bailes de directivos. El banco ha endurecido los contratos de su cúpula ejecutiva para dificultar su marcha a la competencia. Santander tomó esta decisión, que ya está aprobada y que ahora se está ejecutando, semanas después de que se produjeran movimientos como el de António Horta-Osório. El directivo portugués, responsable de Santander UK, renunció a su cargo en diciembre de 2010 para ser consejero delegado del grupo Lloyd’s. Desde entonces, Horta-Osório se ha llevado a Lloyd’s a otros cuatro directivos de Santander: Allison Britain, Antonio Lorenzo, Juan Colombás y Mathew Young.

Así, la entidad está revisando los contratos de sus 31 directivos de mayor rango: los seis consejeros ejecutivos (Emilio Botín, Alfredo Sáenz, Matías Rodríguez Inciarte, Ana Patricia Botín, Francisco Luzón y Juan Rodríguez Inciarte) y los 25 miembros de la alta dirección que no forman parte del consejo (ver gráfico).

Adenda
Santander está introduciendo una adenda en los contratos de estos ejecutivos, con tres nuevas cláusulas, inspirándose en el modelo anglosajón. La primera regula la no competencia (Non compete), por la que los directivos que dejen la entidad no podrán trabajar en ningún otro banco.

Este periodo de no competencia oscilará entre uno o dos años en función de la legislación del país donde trabajen. En el caso de España esta prohibición será de dos años, como viene siendo práctica habitual en el sector financiero. La segunda cláusula incorporada, conocida como Non solicitation, impedirá que los ejecutivos que dejen la entidad puedan llevarse con ellos a otros empleados, clientes o proveedores del grupo Santander.

Por último, la figura denominada Gardening leave afectará a la relación laboral entre el directivo y el grupo Santander si el empleado decide abandonar la entidad de forma voluntaria. En este caso, una vez que dé el preaviso, Santander se reserva el derecho a marcar las reglas sobre cómo será el proceso de salida del directivo, desde la fecha de preaviso a la salida efectiva. Así, podrá pedirle la salida inmediata de la entidad. Estás cláusulas ya existían dentro del grupo, pero no de forma uniforme, existiendo diferencias entre miembros de la alta dirección o bien careciendo de ellas.

Los cambios fueron aprobados por el consejo de administración de Santander, el pasado 24 de enero, con el informe favorable previo de la comisión de nombramientos y retribuciones. Los seis vocales ejecutivos del órgano de gobierno, cuyos contratos se han revisado, no intervinieron en la votación.

Pensiones
En caso de que se produzca la extinción de los contratos de estos directivos por indicación de la entidad, éstos tendrían derecho a pasar a una situación de jubilación o prejubilación, dependiendo de la edad que tengan en ese momento. Por ello, cobrarían el importe correspondiente a las pensiones devengadas en función de la edad que tengan. A 31 de diciembre, Santander acumula compromisos por pensiones con los seis consejeros ejecutivos por valor de 255,09 millones de euros, según consta en el informe de la Comisión de Nombramientos y Retribuciones.

Santander ha aprovechado la revisión de los contratos para que dos directivos que todavía tenían derecho a cobrar indemnizaciones pierdan esta posibilidad. Este es el caso de Ana Patricia Botín y de Juan Rodríguez Inciarte. Estos tenían derecho a recibir una indemnización de cinco anualidades de su sueldo fijo (6,4 millones en el caso de la consejera delegada de Santander UK). Los dos pierden ahora esta posibilidad a cambio de recibir los complementos de las pensiones. El banco no quiere que ningún directivo reciba una indemnización de cinco años.

Límites a la retribución variable
Santander revisa los contratos de sus consejeros ejecutivos y miembros de la alta dirección coincidiendo con el establecimiento de límites a la retribución variable. Sigue así las recomendaciones que en este sentido han realizado tanto el Banco de España como los organismos reguladores europeos. A partir del ejercicio 2011, los seis consejeros ejecutivos de Santander verán diferido el sesenta por ciento de su variable durante un periodo de tres años. El Banco de España había sido algo menos exigente y sólo pedía que se aplazara el cincuenta por ciento del bonus.

El importe diferido se cobrará por tercios en 2013, 2014 y 2015, al cincuenta por ciento en metálico y en acciones. Éstas no podrán venderse hasta un año después de su entrega. Así, Botín y los cinco ejecutivos restantes sólo cobrarán al contado y en metálico el 20% del total de su retribución variable de 2011. El resto será en acciones y en efectivo, de forma aplazada. Con esta decisión, Santander hace suyas las directrices del Banco de España, que en la práctica han supuesto la desaparición del bonus como estaba concebido hasta ahora.

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