domingo, 19 de octubre de 2008

Este control es....clave.

La regulación de los derivados financieros, aunque extremadamente difícil, hay que la emprender de manera FULMINANTE.

Una nueva fórmula para regular los derivados
Publicado el 19-10-08 , por G.Tett, Paul J. Davies y A. Van Duyn
Los reguladores están cada vez más convencidos de que los derivados han contribuido a agravar la crisis financiera, razón por la que podrían introducirse importantes cambios en la forma en la que operan estos instrumentos.

Hace cuatro meses, directivos del sector de derivados de todo el mundo acudieron a la conferencia anual celebrada en Viena, ciudad natal de Friedrich von Hayek.

La localidad parecía el marco ideal. En los últimos años, el mundo de los derivados ha tipificado el espíritu libertario del gran economista del libre mercado.

Además, mientras algunas actividades financieras como la renta variable se enfrentaban a estrictos controles gubernamentales, los derivados sólo se sometían a una regulación indirecta, dado que la mayoría de las operaciones se realizaban a nivel privado.

“Empezamos a diseñar un negocio basado en la disciplina de mercado porque pensamos que se acerca más a la buena conducta que el entorno regulador”, explica Mark Brickell, ex director de la Asociación Internacional de Swaps y Derivados, siguiendo la línea de pensamiento de Hayek.

Ahora, sin embargo, esta defensa del ideal libertario tiene cada vez más detractores, tanto en el entorno de los derivados como en el resto del mundo financiero. A raíz del comienzo de la crisis bancaria, se apunta a las actividades financieras complejas en general, y a los derivados crediticios en particular, como responsables de la actual situación de caos.

Muchos financieros se muestran indignados y aseguran que estas críticas no tienen razón de ser, insistiendo en que el origen de la actual crisis reside en las hipotecas subprime y no en los derivados. No obstante, a medida que la tormenta financiera se intensifica, todos buscan un chivo expiatorio.

Por consiguiente, algunos políticos y reguladores comienzan a exigir plena regulación para los derivados crediticios, lo que supondría un cambio con respecto al espíritu que predominaba hasta ahora. Hace unas semanas, Christopher Cox, presidente de la SEC (la Comisión del Mercado de Valores de EEUU), se lamentaba de que se permitiera que los inversores utilizaran derivados crediticios con riesgo de impago sin ningún tipo de control.

David Paterson, gobernador de Nueva York, se ha comprometido a que su agencia introduzca mecanismos reguladores para los títulos que cubren el impago de crédito. En su opinión, “la falta de un control regulador es la principal causa de la actual crisis que vive Wall Street”.

Incluso algunos de los financieros con más experiencia reconocen ahora que éste es el momento de introducir cambios. “A raíz de los últimos acontecimientos, los mercados de derivados tendrán que evolucionar aumentando el nivel de transparencia”, explica Emanuele Ravano, del grupo de inversión estadounidense Pimco.

Ésta no es la primera vez que el espíritu liberal del sector de los derivados es objeto de críticas.

Los derivados financieros modernos –instrumentos cuyo valor depende de otros activos– aparecieron a finales de la década de los setenta, cuando los bancos permitían que los inversores realizaran apuestas sobre los cambios de los tipos de interés y las divisas.

Al principio, esta actividad era tan marginal que atrajo la atención de unos pocos. A los reguladores no les importaba que los acuerdos se realizaran a nivel privado, (en mercados de OTC, o no organizados).

Sin embargo, cuando los tipos de interés sufrieron una drástica caída a principios de los noventa, surgieron nuevos inversores que empezaron a comprar derivados buscando obtener rentabilidad.

Algunos tuvieron fuertes pérdidas cuando el ciclo de los tipos de interés dio un giro inesperado en 1994, lo que desencadenó una oleada de demandas políticas en las que se exigía la regulación de los derivados. En aquella ocasión, Wall Street consiguió restar importancia a la amenaza, evitando la regulación del sector.

Rentabilidad
Durante esta década, el tamaño de la industria se ha desbordado, en parte porque la caída de los tipos de interés ha llevado a los inversores a buscar formas de aumentar su rentabilidad. Los banqueros comenzaron a introducir nuevos productos con el respaldo de la Reserva Federal.

Mientras, algunas instituciones como el Banco Internacional de Pagos lanzaban la voz de alarma hace ya ocho años ante el alarmante aumento de actividades OTC en todo el mundo, Alan Greenspan, ex presidente de la Fed, insistía en que los derivados eran beneficiosos, al repartir el riesgo por todo el sistema, evitando que los bancos fueran los únicos en asumir posibles impagos.

Volviendo a la actual situación, nadie duda ahora de que el coste de hacer negocios en este sector aumente, afectando a lo que en los últimos años ha sido una importante fuente de beneficios para los grandes bancos.

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