martes, 28 de octubre de 2008

Manualillos.

Repetitivo pero muy cierto.La situación no es de pánico generalizado, sino de desapalancamiento sistémico.

El personal directivo, fundamentalmente de los Hedge Funds, sale como sea de sus posiciones, para cerrar sus dobles o triples créditos.

Pánico no, desapalancamiento

A escasos días del final de mes, es seguro que pasará a la historia como el primer octubre negro del siglo XXI. Las caídas de todos los mercados bursátiles, sin excepción, están siendo tremendamente abultadas. La razón última de los bruscos descensos en las cotizaciones parece radicar en el desapalancamiento de posiciones de inversores institucionales, o liquidación forzosa de posiciones.

La prueba de ello es la evolución de las divisas. El yen se ha revalorizado en apenas una semana más de un 13% frente al euro y un 8% frente al dólar. El yen, al ofrecer un tipo de interés de apenas un 0,5%, ha sido la moneda utilizada por los inversores institucionales que deseaban apalancarse. Pedían prestado al 0,5% en yenes e invertían en activos en otras divisas con mayor rentabilidad, al menos teórica. Esta operación es conocida como carry trade. Ahora, con la caída de las valoraciones de los activos, los prestamistas solicitan garantías adicionales, viéndose los inversores obligados a deshacer sus posiciones en los mercados y recomprar los yenes.

En momentos como el actual, de total sequía crediticia y de necesidad de hacer líquidas las inversiones, prácticamente el único mercado que posibilita la liquidación de las inversiones es la Bolsa, aunque sea con caídas de un 20% en una semana. Ni los mercados de renta fija ni, por supuesto, el mercado inmobiliario permiten una monetización de las inversiones con igual rapidez.

Es difícil saber en qué nivel detendrán las Bolsas sus caídas, pero los niveles ya alcanzados sólo se justifican descontando un escenario de depresión global. Pese a que la recesión parece inevitable y el daño de las caídas de las bolsas y la restricción crediticia sobre la economía real será severo, la probabilidad de un escenario de depresión global parece marginal.

Los gobiernos por fin se han dado cuenta de la gravedad de la situación y han comenzado a actuar de forma coordinada. Primero interviniendo prácticamente el sistema bancario en cada uno de los países, con inyecciones ingentes de liquidez e incluso nacionalizando entidades. En segundo lugar, financiando directamente a las grandes empresas. De momento sólo en EEUU, pero no tardaremos en verlo en Europa. En tercer lugar, con paquetes de ayudas fiscales, aumentando la inversión pública y reduciendo impuestos a empresas y particulares. EEUU lleva la delantera, pero previsiblemente Europa seguirá sus pasos.

Por su parte, los Bancos Centrales seguirán bajando tipos y ofreciendo liquidez ilimitada a las entidades financieras. A partir del 31 de octubre el BCE ofrecerá liquidez a tres y meses a las entidades a un tipo fijo y sin límite de cantidad. El BCE ya debe haberse dado cuenta de su craso error subiendo tipos en julio y manifestando el 4 de septiembre la fortaleza de la economía europea y el persistente riesgo de inflación. Ya se descuentan bajadas de al menos 0,5% en las próximas reuniones del 30 de octubre por parte de la Fed y del 6 de noviembre en el caso del BCE.

Hasta ahora las medidas adoptadas por los gobiernos y Bancos Centrales han conseguido reducir las primas de riesgo de las entidades financieras y los tipos de los mercados interbancarios. La plena eficacia de las medidas adoptadas todavía tardará un tiempo en ser percibida. Sin duda, nuevas medidas serán necesarias, pero una vez que las autoridades han decidido intervenir, se hará todo lo necesario para no caer en los errores que llevaron a la Gran Depresión. El peaje de la crisis financiera sobre el crecimiento económico será notable. No obstante, las cotizaciones de las bolsas mundiales descuentan un escenario de depresión económica global, cuya probabilidad de materialización es, a día de hoy, marginal.

Jesús Sánchez-Quiñones, director general de Renta 4

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