domingo, 27 de diciembre de 2009

La Cardiología se mueve.

Como debe hacerse con el corazón a diario !

Echándole una mano al corazón
Una nueva bomba mecánica ofrece a pacientes una alternativa al transplante.

Por Ron Winslow

Miles de pacientes que sufren de insuficiencia cardíaca mueren cada año porque no pueden recibir un transplante de corazón. Ahora, muchos expertos médicos elogian los beneficios de una bomba mecánica presentada hace poco que le da paciente una segunda oportunidad.

Los resultados de un estudio reciente con 200 pacientes alimenta el entusiasmo. El estudio desarrollado en Estados Unidos mostró que 58% de los pacientes con insuficiencia cardíaca a quienes les fue implantada la nueva bomba, conocida como dispositivo de asistencia ventricular izquierda (o LVAD, por sus siglas en inglés), seguían vivos dos años después. Pacientes con una versión anterior del LVAD, utilizado principalmente como un recurso provisional para mantener a los pacientes con vida hasta que hubiera un donante disponible, tenían una tasa de supervivencia de 24% después de dos años.

Los datos, publicados en diciembre en el New England Journal of Medicine, llevarían a la Dirección de Drogas y Alimentos de EE.UU. (FDA por sus siglas en inglés) a aprobar la nueva bomba, llamada Heartmate II, para ser usada como una terapia permanente, posiblemente a principios del próximo año. Ambas versiones del LVAD son comercializadas por Thoratec Inc., una empresa de Pleasanton, California.

Transición médica

"Estamos viendo una transición en el cuidado médico de la insuficiencia cardíaca", afirma Randall Starling, un experto en la condición de la Clínica Cleveland. Mejoras recientes en las técnicas de cirugía, los medicamentos y los equipos médicos significan que muchos pacientes coronarios sobreviven mucho tiempo más que hace una o dos décadas. Antes, "todo lo que realmente teníamos era un transplante de corazón", afirma el doctor Starling. "Ahora, vamos a ver cómo el uso del LVAD crece dramáticamente en EE.UU."

Aun así, Starling y otros médicos reconocen que este crecimiento será gradual. Las bombas son complejas y costosas: solo el aparato ya cuesta alrededor de US$80.000 y, con cirugía de implante, el costo total asciende a unos US$150.000. Además, los expertos en general concuerdan en que se necesita más investigación sobre cuál es la mejor forma de tratar a los pacientes con LVAD y cómo determinar quiénes tienen los perfiles más compatibles para las máquinas.

Una curiosidad: Heartmate II no crea un pulso; en cambio bombea sangre al cuerpo en un flujo constante. Eso significa que el pulso del propio corazón de un paciente puede ser difícil de detectar y hace que la presión sanguínea sea difícil de medir. Algunos expertos médicos temen que la ausencia de un pulso fuerte pueda causar daños al cerebro, riñones y otros órganos. Pero el aparato no se ha usado el tiempo suficiente como para medir si esos potenciales efectos secundarios podrían materializarse.

Para Truman Fallaw, un funcionario bancario jubilado de 74 años del estado de Carolina del Sur, el LVAD literalmente le salvó la vida. Durante los días previos a obtener su aparato el 7 de septiembre de 2008, no podía caminar ni 20 metros de ida y vuelta para buscar su correspondencia sin quedarse sin aliento. Menos de dos meses después del procedimiento, tomó un avión para un viaje de negocios a Dallas.

Los pacientes con un LVAD llevan un chaleco que contiene dos baterías, que deben recargarse cada cuatro o cinco horas. En el cinturón, llevan un controlador que está conectado al LVAD a través de un conducto que atraviesa la piel y que requiere cuidados de limpieza diarios. De noche, deben enchufar el aparato a la corriente para mantenerlo cargado mientras duermen.

Otra opción

Un transplante de corazón es la respuesta para la gran mayoría de pacientes que sufren insuficiencia cardíaca, el deterioro gradual de la capacidad del corazón de bombear sangre al resto del cuerpo. Pero debido a la falta de donantes, deben ingresar a listas de espera. Miles de pacientes ni siquiera clasifican a la lista debido a su edad, otros problemas de salud como cáncer u otros factores. Ahora, muchos de ellos podrían optar a un LVAD.

"Aún no llegamos al punto en el que el LVAD reemplace a un transplante", afirma Lee Goldberg, un especialista en insuficiencia cardíaca en la Universidad de Pensilvania, en Filadelfia. Pero "para aquellos pacientes que no serían candidatos a transplantes, esta es una gran alternativa", señala.

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