domingo, 27 de diciembre de 2009

Que fuerte...

A veces-muchas-la Historia tiene estos desmanes.

La mujer que pronosticó la crisis ahora es dejada de lado
Sheila Bair, directora de la FDIC, lucha contra la Casa Blanca y el Congreso para que su agencia no sea arrinconada.

Damian Paletta

Washington

Hace un año, durante las horas más intensas de la crisis financiera, Sheila Bair fue reconocida por haber pronosticado la crisis inmobiliaria en Estados Unidos. Hoy, la directora de la Corporación Federal de Seguros de Depósitos de EE.UU. (FDIC, por sus siglas en inglés) lucha por el futuro de su agencia.

La FDIC, la entidad encargada de asegurar los depósitos de los bancos estadounidenses, fue creada en 1933 como parte de un exitoso rescate del sistema bancario y sus garantías a los depósitos contribuyeron a salvar a la industria durante la crisis actual. Sin embargo, en momentos en que los legisladores debaten la mayor reforma del sistema financiero de EE.UU. desde la Gran Depresión, la FDIC podría acabar siendo una sombra de lo que fue.

El senador demócrata Christopher Dodd, presidente del Comité Bancario del Senado, ha propuesto eliminar casi todas las facultades de Bair para supervisar los bancos, como parte de una amplia reforma regulatoria que ahora debate el Senado.

Si la iniciativa prospera, Bair quedaría a cargo de un organismo cuya misión sería principalmente sanear a los bancos después de que quiebren, pero con poca autoridad para supervisar su desempeño antes de que surjan los problemas.

Bair ha estado trabajando durante meses para derrotar la propuesta. Se ha reunido con casi la totalidad de los 23 miembros del Comité Bancario, incluyendo el propio Dodd. En la batalla para influenciar la reforma regulatoria, Bair ha tenido ásperos enfrentamientos con el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, ha irritado a algunos de sus propios empleados y ha molestado a los bancos que la acusan de sofocar el negocio.

No obstante, ya hay algunos indicios preliminares de que su campaña de lobby está dando frutos. La versión de la reforma financiera de la Cámara de Representantes, que fue recientemente aprobada, deja bien parada a la FDIC gracias, en parte, a la asidua presencia de Bair en el Congreso, dicen algunos legisladores.

Cambio de fondo

La lucha de Bair es parte de una batalla más amplia acerca del futuro del aparato que regula al sistema financiero estadounidense. Casi todas las agencias de control han sido acusadas de haber hecho una labor deficiente. El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, enfrenta un ataque contra los poderes del banco central mientras que Geithner es constantemente criticado por la izquierda por su presunta cercanía a Wall Street. "La FDIC sabe defenderse", dijo Bair en una entrevista. "Siempre tenemos que pelear para que nos escuchen".

A inicios de 2007, Bair empezó a sonar la voz de alarma sobre una ola de embargos hipotecarios en EE.UU., mucho antes de otros reguladores, la mayoría de los políticos y la Casa Blanca que la puso al frente de la FDIC en 2006.

Los problemas de la industria, como quiebras, el deterioro de la cartera de créditos y el insuficiente capital de respaldo, se empezaron a acumular. Bair inició un refuerzo de sus filas y ahora la FDIC cuenta con unos 7.000 empleados, frente a los 4.500 que tenía cuando tomó las riendas. La entidad planea realizar otras 1.600 contrataciones en 2010 y casi duplicar el presupuesto para hacer frente al aumento previsto en las quiebras de los bancos.

A medida que sus predicciones se empezaron a hacer realidad, Bair se fue transformando en uno de los rostros más reconocidos durante la crisis. El 17 de septiembre de 2008, dos días después de la bancarrota de Lehman Brothers, Bair fue la única persona que declaró ante un panel del Comité de Servicios Financieros del Congreso estadounidense, y advirtió que había que emprender nuevas medidas para ayudar a los deudores hipotecarios. Se trata habitualmente de un privilegio reservado para los ministros y presidentes de la Fed.

Al interior del gobierno, no obstante, comenzaban a notarse algunas fricciones. Varias personas cercanas a la FDIC señalan que algunos empleados se sentían frustrados por el estilo de gestión de Bair, que una persona describió como "muy testaruda". Afirman que algunos en la agencia la llaman "La Osa", en referencia a una madre osa: ferozmente protectora y agresiva cuando es provocada. Un vocero de Bair señala que la funcionaria no conoce el término.

Enfrentamiento oficial

Una vez que se desató la crisis financiera, Bair y el entonces presidente del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, Timothy Geithner, a veces se enfrentaron. A menudo, Geithner presionó para conseguir intervenciones dramáticas para estabilizar la economía. Bair a menudo se resistió, ya que algunas de las medidas podrían haberle causado billones de dólares en pérdidas a la FDIC si la economía colapsaba, afirman personas al tanto.

Una de las primeras tareas de Geithner tras convertirse en secretario del Tesoro en enero pasado fue reformar la regulación financiera. A menudo, funcionarios de la FDIC no eran incluidos en las negociaciones. No siempre fueron consultados sobre detalles clave, señalan representantes del gobierno, como cuál sería el rol que jugaría la agencia a la hora de monitorear los riesgos en el sistema financiero. Una persona cercana al proceso de planificación afirmó que la FDIC fue dejada de lado porque el nuevo gobierno del presidente demócrata Barack Obama dejaba muchas decisiones para su círculo interno y porque temían que Bair, una republicana, pudiera estar en desacuerdo con algunos de los puntos. Funcionarios de la Casa Blanca señalaron que correspondía al Tesoro hacer comentarios, y el Tesoro prefirió no hacerlos.

El anuncio en junio de la Casa Blanca de su plan de reforma dejó perplejos a los funcionarios de la FDIC, según varias personas al tanto. Geithner propuso quitarle a la agencia el poder de hacer cumplir las leyes de protección al consumidor, lo que le daría más poder a la Reserva Federal sobre las instituciones financieras y pondría al presidente de la Fed en el directorio de la institución que dirige Bair. El plan sí contemplaba que la FDIC tuviera más poder en un área: tomar el control y dividir a las empresas financieras quebradas, en lugar de sólo bancos.

Bair consideró que el plan principalmente dejaba a su agencia en una posición marginal y permitía que la Fed avanzara sobre territorio de la FDIC, según personas al tanto.

Las luchas políticas de Bair se han desarrollado en paralelo con crecientes problemas financieros para la FDIC. Una cascada de quiebras bancarias vació los fondos de seguros de depósitos de la agencia en el tercer trimestre de este año. La entidad tiene un saldo en rojo por primera vez desde la crisis de comienzos de los 90. Tras 133 quiebras en lo que va del año, el balance a fines de septiembre era de US$8.200 millones en negativo.

Uno de los mayores retos de Bair este año llegó cuando el senador Dodd avanzó con su plan: la versión del Senado de la reforma financiera, que le quitaría a la FDIC gran parte de su poder. El legislador imagina un solo regulador bancario nacional, que tomaría el lugar de los actuales cuatro, y dejaría a la FDIC con una tarea: limpiar los bancos quebrados.

Bair sostuvo que quitarle a su agencia la capacidad de supervisar bancos y poner todas las competencias regulatorias bajo una agencia concentraría demasiado poder en un único lugar.

La propuesta de Dodd generó resistencia de inmediato, incluidos algunos legisladores con quienes se reunió Bair para explicar su posición. Una vocera del senador Dodd afirma que el legislador no ha descartado su plan de un solo regulador, pero que trabaja con legisladores para construir consenso.

Entre tanto, los congresistas estadounidenses están escuchando historias de personas en sus distritos sobre cómo funcionarios de la FDIC han estado cuestionando las decisiones de préstamos hechas por banqueros locales, lo que ha llevado a muchos políticos a acusar a los reguladores de sofocar la recuperación económica.

Pero Bair rechaza las críticas sobre el proceder de su agencia en el manejo de los bancos. De alguna forma, los prestamistas están tratando de "hacerme a mí la responsable de lo que está pasando", dice. "No por el simple hecho de que un presidente ejecutivo me llame para obtener una respuesta diferente, la va a obtener. Si eso no los hace felices, de malas".

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