lunes, 1 de marzo de 2010

Estaba cantado !

Y nos ganarán....por goleada

Occidente va a perder en los próximos años su poder económico en favor de Oriente
Los países emergentes están cobrando cada vez más importancia.

01/03/2010 - 08:08
- JOSÉ JULIÁN MARTÍN
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Occidente va a perder en los próximos años su poder económico en favor de Oriente

Nomura advierte un cambio de poder de Occidente a Oriente
Los inversores deberían orientar sus carteras para aprovechar una histórica pérdida de poder económico de occidente en favor de oriente dada la importancia que están cobrando los países emergentes en el sistema económico mundial, según el último informe de Fidelity Internacional.


La tendencia que casi con toda seguridad va a marcar la próxima década y más allá es el cambio en el equilibrio de fuerzas en la economía mundial. No se trata simplemente de la aparición de mercados emergentes, ya que, después de todo, siempre han ido surgiendo nuevos mercados a lo largo del tiempo. Así, Japón, Corea y Taiwán se han unido a la elite de naciones desarrolladas durante los últimos cincuenta años. Estamos hablando de despertares de gigantes dormidos, de equiparación económica e industrial, de un trasvase histórico de riqueza desde occidente hacia oriente que cambiará para siempre la economía y la inversión.

Por un lado, explican en Fidelity, estamos pasando de un mundo unipolar a otro multipolar en el que la mayor interdependencia se traducirá en una mayor cooperación internacional y en el que el consumo en los mercados emergentes será uno de los grandes motores del crecimiento mundial en el futuro. Por otro, China podría convertirse en la mayor economía del mundo en 2027 y este trasvase del poder económico va a provocar que el dólar se haga vulnerable como divisa de reserva internacional conforme va disminuyendo la importancia económica de EE.UU.

Lo que nos espera

La economía mundial que conocemos hoy será prácticamente irreconocible en 2050. La aparición de potencias emergentes, el impacto de la mundialización y un trasvase histórico de riqueza -fundamentalmente desde los países occidentales desarrollados hacia las naciones orientales en desarrollo- transformarán el panorama económico y político, así como la inversión.

Durante gran parte del siglo XX, los EE.UU. asumieron el liderazgo económico y político del mundo. Después de que terminara la Guerra Fría y el capitalismo saliera victorioso frente a las ideologías comunistas, entramos en un mundo relativamente estable y unipolar en el que los EE.UU. eran, sin discusión, la primera potencia económica y militar. Esto está llamado a cambiar a medida que el mundo se convierte en multipolar. El crecimiento de las potencias emergentes, especialmente Brasil, Rusia, la India y China (los llamados BRIC) está poniendo cada vez más en entredicho el modelo unipolar. En 2050, probablemente tendremos un "top ten" económico muy diferente al actual (véase gráfico debajo).

China será casi con toda seguridad la mayor economía del mundo. De hecho, las últimas cifras de Goldman Sachs sugieren que tras el impacto asimétrico que ha tenido esta crisis financiera gestada en occidente, China podría adelantar a EE.UU. como potencia económica en 2027. La India no estará lejos de EE.UU., mientras que Brasil y Rusia dejarán a las grandes potencias de Europa occidental en los últimos escalones de este "top ten". Es evidente que el mundo es cada vez más multipolar conforme se va reduciendo la brecha de poder entre los países desarrollados y en desarrollo.

El ascenso de los mercados emergentes

El auge de los mercados emergentes en los últimos diez años ha sido extraordinario. Los mercados emergentes han mejorado sus saldos por cuenta corriente inconmensurablemente en los últimos años merced a las exportaciones de materias primas y manufacturas, mientras que las consumistas naciones occidentales han proporcionado en gran medida la variable de demanda de la ecuación, lo que se ha traducido en un persistente déficit por cuenta corriente en el G7 desde 2000.

El cambio en el devenir de muchas economías emergentes ha sido espectacular, ya que hace apenas doce años que Rusia se vio incapaz de hacer frente a los pagos de su deuda y Brasil sufrió una gran crisis financiera. Los actuales superávits por cuenta corriente y, por ende, saludables reservas de divisas son fruto de las alzas de los precios del petróleo y las materias primas, que han generado inesperados beneficios para los países del Golfo Pérsico, Rusia y Brasil. Entretanto, la ventaja competitiva que supone la mano de obra barata ha llevado a Asia a situarse como la gran central manufacturera del mundo.

Las ingentes reservas de divisas de estos países se han invertido en activos financieros de EE.UU. como bonos del Tesoro y han dado lugar a fondos de inversión de titularidad pública que han tenido un papel protagonista en las Bolsas y en el ámbito de la financiación empresarial. Tras una fase de gran actividad al inicio de la crisis, en fechas más recientes estos fondos han estado más tranquilos, pero indudablemente van a desempeñar un papel importante en el futuro.

Riesgos a corto plazo, recompensas a largo plazo

Toda predicción tiene su escéptico y para cada previsión existen infinidad de alternativas. Algunos comentaristas consideran que el crecimiento que hemos constatado en los mercados emergentes es poco probable que continúe con la misma fuerza. Ciertamente, una década de rápido crecimiento no es en sí misma suficiente como para que los BRIC arrebaten la corona del liderazgo económico mundial a EE.UU. y Europa occidental.

Además, en el futuro veremos fases de volatilidad en los mercados emergentes. Sin embargo, si las cosas se siguen desarrollando como hasta ahora y de aquí a 2050 avanzamos hacia el tipo de economía mundial que hemos esbozado en la primera página, entonces este histórico cambio de poderes podría convertirse en esa tendencia de inversión sin precedentes que incluso hace palidecer al recientemente renovado interés por las acciones y la deuda de los mercados emergentes.

Existe preocupación a corto plazo, especialmente en torno al hecho de que China podría estar sufriendo una burbuja, ya que muchos inversores cuestionan la capacidad del país para generar un crecimiento que se sostenga por sí solo sin incrementar el consumo interno. El gobierno chino puso en marcha un paquete de estímulo de 585.000 millones de dólares en noviembre de 2008 y relajó el crédito bancario. Todas las cifras económicas posteriores sugieren que funcionó a las mil maravillas. Sin embargo, una parte importante de los fondos se destinaron a favorecer sectores estratégicos de exportación y obras públicas, lo que ha elevado el riesgo de que se produzca un exceso de capacidad en estas áreas.

Sin embargo, aunque los inversores deberían extrapolar con cuidado el pasado reciente hacia el futuro, la tendencia a largo plazo es atractiva, ya que los BRIC y otros mercados emergentes probablemente ofrecerán tasas de crecimiento que simplemente eclipsarán las maduras y endeudadas economías occidentales. Dado que el catalizador del crecimiento en los mercados emergentes será previsiblemente el desarrollo del consumo, podemos ser optimistas sobre las perspectivas a medio y largo plazo. Los inversores deben asegurarse de que están expuestos a los beneficiarios de este histórico trasvase de poder que previsiblemente tendrá lugar durante las próximas décadas.

Identificar a los beneficiarios implicará no sólo acertar con la selección de países para invertir, sino también y muy especialmente poder llevar a cabo el análisis fundamental necesario para descubrir las empresas capaces de triunfar en lo que seguramente va a ser un mundo más competitivo.

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