miércoles, 22 de junio de 2011

Botín en el alambre....

El Congreso interpelará a Ordóñez sobre el fraude de Botín

Gonzalo Garteiz

Algunos diputados están dispuestos a que las instituciones comiencen a ser respetadas para lo cual quienes encarnen el poder deben aplicar las leyes y ser respetables. El reconocimiento por parte de Emilio Botín de que ha manejado dinero negro en cifras todavía no conocidas, pero que algunas fuentes han cifrado en 2.000 millones de euros, y su clara disposición a continuar ocupando la presidencia del banco Santander como si nada hubiera pasado, ha escandalizado a miembros de la Cámara, y un miembro de la Comisión de Economía, Gaspar Llamazares ya ha confirmado a La Celosía que interpelará al gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, para que justifique las razones de su inacción en el caso. Ordóñez ya toleró que el consejero delegado del Santander, Alfredo Sáenz, se mantenga en el cargo a pesar de haber sido ratificada por el Supremo su condena por demandar a clientes bancarios con pruebas falsas, a sabiendas de que lo eran.

Ordóñez explicará hoy lunes en el Congreso el informe anual del año pasado en una comparecencia ya prevista antes de que estallase el escándalo, a la que se han añadido unas cuestiones sobre la supervisión de las cajas y el proceso de saneamiento de éstas, a petición del Partido Popular. La Celosía no ha podido confirmar si será interpelado sobre el frude fiscal de Botín en esta sesión, u en otra monográfica sobre el asunto. La posición de Ordóñez de no coger el toro por los cuernos es insostenible. Los requisitos para ejercer como banquero están regulados en el Real Decreto 1245/1995, y Ordóñez ya había tolerado incomprensiblemente que Saénz pudiera seguir en el cargo a la espera de su apelación en el Constitucional.

El Real Decreto impide la recusación del banquero por el mero hecho de ser “inculpado y procesado”, pero no cuando es condenado. Aún habiendo aplicado la lectura más benigna de agotar las instancias, el Constitucional podrá fallar que se han violentado los derechos fundamentales de Saénz, pero no contradecir la aceptación por el Supremo de que Sáenz aprobó la denuncia con pruebas falsas a clientes del banco que presidía entonces (Banesto, filial del Santander). Por consiguiente. Ordóñez tenía que haber exigido la renuncia de este banquero por la condena de inhabilitación dictada por el Supremo.

La falta de honorabilidad de Botín para ser banquero en España es inapelable según la norma, ya que no se necesita saber si la Audiencia fallará a su favor o en contra en el proceso de regularización de su deuda pendiente de los años no prescritos 2005-2009, como el propio Botín pretende hacer creer con su frase “de asuntos judiciales no hablo”. El presidente del primer banco de España al hacer la declaración complementaria y explicar la procedencia del dinero opaco se ha inmolado, ha admitido la defraudación masiva, y por consiguiente su falta de honorabilidad por no tener “una trayectoria personal de respeto a las leyes que regulan la actividad económica”, resultando básicas las fiscales.

Botín puede intentar retrasar el cese ya que la norma indica que “solo procederá la revocación si los afectados no cesan en sus cargos en un mes, contado desde la recepción del requerimiento que a tal efecto le dirija el Banco de España”. La institución no ha querido comentar si ha requerido o no el abandono de Emilio Botín. Quizá hoy en el Congreso clarifique esta situación muy dañina para España y el banco, e incomprensible que se pudiera producir en cualquier otro país de nuestro entorno. No hay razón de Estado.


Posdata: Patética la declaración del gobernador del Banco de España, Miguel Fernández Ordóñez, a los periodistas tras finalizar su comparecencia en el Congreso, al ser preguntado, por quienes aún se atreven a hacerlo, sobre las razones de que no impida el escarnio de Emilio Botín atrincherado en la presidencia del Santander a pesar de haber confesado que ha gestionado una cuenta multimillonaria de dinero negro en Suiza durante muchos años.
Un Ordóñez balbuceante, sin convencimiento alguno, aseguró ante los micrófonos que "no puede ni debe" intervenir mientras los procedimientos (judiciales) estén donde están. "Tengo a los servicios jurídicos preparados para todo" subrayó, cogiendo aire, dando a entender que no elude sus responsabilidades.
Sin embargo, el señor Ordóñez es plenamente consciente de que no puede sostener en la cúpula del principal banco de España a uno de los mayores defraudadores fiscales del país y a otro banquero condenado por el Supremo, Alfredo Sáenz, al que aplica los mismos cuidados paliativos que a Botín. La idoneidad de un ciudadano para el cargo de banquero es responsabilidad exclusiva del Banco de España, y está basada en la honorabilidad de la persona. Ordóñez lo sabe y no actúa. Habrá que esperar a la interpelación parlamentaria.

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