viernes, 27 de diciembre de 2013

Draghi retomará el Timón...


Europa: Mario Draghi se prepara para tomar el mando



Adolfo Lorente
Bruselas contiene la respiración ante un año en el que el BCE desnudará a los grandes bancos del euro.primir


Quizá suene reiterativo pero en Bruselas, aún algo noqueada por el 'shock' de una crisis que puso contra las cuerdas la propia existencia del euro, todo proyecto económico de cierta enjundia desprende un fuerte aroma a decisivo. Y ahora, en la era posrescate, su futuro gira sobre una unión bancaria que ya ha recibido la bendición de los grandes líderes comunitarios a nivel político. En 2014, empieza la enésima etapa decisiva y Mario Draghi, con el permiso de Angela Merkel, tomará el mando.
Y lo hará porque la institución que preside, el Banco Central Europeo con sede en Fráncfort, 'desnudará' a las 128 grandes entidades financieras de la Eurozona -16 españolas- con un test de estrés, el tercero que hace, que se presume muy exigente a raíz del fracaso de los otros dos. «Es más importante que sea creíble a ojos del mundo, y sobre todo de los mercados, a que concluya que se necesitan, por ejemplo, 90.000 millones de capital», aseguran fuentes comunitarias.
En Bruselas se contiene la respiración a la espera de unos resultados que pueden agitar sobremanera unas aguas que, tras varios años de extrema agitación, han vuelto a la calma. Los antecedentes no son halagüeños. Sólo en España, cuarta potencia de la Eurozona, se detectó un agujero de más de 60.000 millones, de los que 41.300 fueron cubiertos con dinero europeo para salvar a gigantes como Bankia.
Pero, ¿y si sucede lo mismo en Francia, Italia... e incluso en la todopoderosa Alemania? Más allá de obligadas manifestaciones optimistas, nadie en las instituciones comunitarias se atreve a aventurar un resultado concluyente más allá de asegurar que si hay un país que tiene menos posibilidades que el resto de salir mal parado ése es España. No es un elogio, sino una realidad derivada de que el Gobierno fue obligado por la troika a mostrar las vergüenzas de su sistema financiero. Un duro peaje para evitar un rescate total políticamente inasumible.
Esperar al 2 de noviembre
Diferentes expertos, analistas y agencias de calificación cifran en varios cientos de millones el dinero que la banca necesitará cubrir para alcanzar los umbrales garantistas fijados por el BCE. El instituto emisor, en cuyo seno se ha levantado el nuevo Mecanismo Único de Supervisión (MUS) -el primero de los tres pilares de la unión bancaria-, analizará el balance de los 128 grandes banco y la calidad de sus activos, sometiéndoles a una prueba de esfuerzo para comprobar si en un escenario de turbulencias son capaces de alcanzar unos mínimos exigidos de capital de máxima calidad. Y sin privilegios, todos con las mismas reglas. «Caiga quien caiga», como llegó a advertir el propio Draghi.
Aunque no será hasta el 2 de noviembre cuando el BCE publique sus notas. Pese al lógico nerviosismo de unos resultados que pueden retrotraer la UE a las primas de riesgo disparadas y las amenazas de rescate, los mandatarios comunitarios respiran aliviados tras los «históricos» acuerdos alcanzados en las últimas semanas y que buscan, 'grosso modo', establecer un dique de contención sólido para soportar un nuevo maremoto financiero que pudiera volver a poner en jaque a la economía real y la solvencia de todo un Estado a través de su deuda.
El antídoto se llama Mecanismo Único de Resolución (MUR), segundo pilar de la unión bancaria e instrumento que define quienes tienen capacidad para ordenar la reestructuración e incluso el cierre de un banco, y cómo se paga la factura. Es decir, algo tan sencillo como saber qué hacer cuando llegue la siguiente crisis. Pero cuando se habla de Europa, de 28 sensibilidades tan heterogéneas, esta sencillez suele tornar casi en misión imposible.
Una unión bancaria 'germanizada'
Alemania ha vuelto a ganar al dibujar una unión bancaria a su medida, pero no menos cierto es que Berlín cedió... algo y aceptó un fondo común con membrete europeo para afrontar futuros desafíos financieros. Será sufragado por los bancos, tendrá 55.000 millones de euros en una década -primero se tirará de fondos nacionales también aportados por los bancos- y, en caso de quiebras, los contribuyentes serán los últimos en pagar la factura.
Los depósitos de menos de 100.000 euros siguen blindados y se deja todo el peso de futuros rescates a accionistas y acreedores de la entidad afectada. Además, se han establecido los grandes trazos de un fondo de garantía de depósitos que también aportará la banca y que sumará del orden de 70.000 millones.
¿Y si todo falla? De nuevo el abismo, las dudas, el miedo a crecer. Al final, hubo acuerdo político. Para muchos descafeinado, para otros realmente ambicioso dada la propia idiosincrasia de una UE que habla con acento alemán. Sea como fuere, habrá de servir para crear un verdadero cortafuegos único europeo ('backstop'), con una mutualización real de riesgos que no entrará en vigor, eso sí, hasta dentro de una década. También está por ver la fórmula de financiación: si se optará por emitir deuda o se recurrirá, por ejemplo, al Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE). Pero eso será otro capítulo, el enésimo de la compleja gobernanza comunitaria.


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