¿Ha valido la pena? Iraq afronta un futuro incierto tras la retirada de EEUU
@Ángel Martínez.- 21/08/2010 (06:00h)
Libertar al pueblo e instaurar una democracia modélica para todo Oriente Medio. Estas fueron las promesas bajo las cuales George W. Bush lanzó la invasión de Iraq el 19 de marzo de 2003. Siete años y cinco meses después, los blindados de la Cuarta Brigada Stryker de la II División de Infantería, la última unidad de combate de EEUU en el país, cruzaban la frontera con Kuwait en mitad de la noche. Sus soldados lucían brazaletes plateados en recuerdo a los camaradas caídos y tatuajes que narran sacrificios y pérdidas; los signos visibles del precio pagado por una guerra que Washington dará “por finalizada” el próximo 31 de agosto. ¿Se ha cumplido la misión? ¿Ha valido la pena? ¿Qué país deja atrás esta generación de guerreros voluntarios?
No cabe hablar de victoria. A ojos de los iraquíes, la retirada estadounidense solo genera incertidumbre en un país cuya inestabilidad es evidente: los líderes políticos no han sido capaces de formar un nuevo Gobierno cinco meses después de unas controvertidas elecciones, Iraq padece un desempleo del 60% y debe aún reconstruir su tejido económico (el 23% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza), los conflictos sectarios surgidos tras la invasión siguen latentes y la violencia se ha recrudecido en las últimas semanas, con atentados como el que hace días causó 61 muertos en un centro de reclutamiento de Bagdad.
“Sigue habiendo muchos retos en seguridad”, tal y como reconoció esta semana el embajador saliente de EEUU en Iraq, Christopher Hill. Y, mientras las milicias vinculadas a Al Qaeda amenazan con recuperar el terreno perdido, el jefe del Estado Mayor iraquí, el general Babakar Zibari, ha calificado el repliegue de “prematuro” y ha admitido que el Ejército no estará preparado para asumir su misión hasta el año 2020. El comportamiento que tendrán estas nuevas Fuerzas Armadas es, asimismo, una incógnita. “Si todo va bien, se podrá mantener la reducción de tropas (50.000 militares estadounidenses permanecerán en Iraq hasta finales de 2011 para labores de adiestramiento) y probablemente el proceso será rápido. Si va mal, la situación podría empujar al país a una guerra civil”, señala el Saban Center for Middle East Policy de la Brookings Insitution en su página web.
El mayor problema que afronta el Ejército iraquí es su pésimo equipamiento, en gran parte porque los ingentes fondos recibidos para adquirir armamento se perdieron por culpa de la corrupción administrativa y financiera, un mal endémico en Iraq. Un informe del Investigador Especial de EEUU para la reconstrucción del país publicado en julio denunció que el Pentágono no puede explicar cómo se han empleado 8.700 millones de dólares del Fondo de Desarrollo de Iraq, dotado con 9.100 millones. La cantidad desaparecida es dinero iraquí procedente de las ventas de petróleo entre 2004 y 2007, pero era gestionada por el Departamento de Defensa norteamericano.
El pasmoso coste del conflicto
El próximo 31 de agosto, Washington pondrá fin de forma oficial a las operaciones de combate con la retirada gradual de otros 6.000 efectivos. Pese a las declaraciones triunfales de altos cargos de la Administración Obama, los medios estadounidenses eluden calificar el repliegue como una victoria y coinciden al señalar que todavía queda mucho trabajo por hacer. Mientras, el diario militar Star & Stripes ya ha realizado un meticuloso cálculo del coste de la invasión: militares norteamericanos muertos en combate: 4.414; militares estadounidenses heridos: 31.897; militares amputados: 1.135; civiles iraquíes muertos: 113.166; coste de las operaciones de combate: 747.600 millones de dólares; coste estimado total de la guerra: 3 billones de dólares. Asimismo, no deja de ser llamativa la siguiente cifra: coste del conflicto por ciudadano estadounidense: 2.435 dólares; coste por iraquí: 25.828 dólares.
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