José Mourinho: un técnico de fútbol del que pueden aprender los gerentes
El cambio de entrenadores del Real Madrid se da casi con la misma frecuencia que los partidos de fútbol. En el club de fútbol más ilustre de Europa acumulan directores técnicos como la mayoría de los demás equipos colecciona mediocampistas: el club ha tenido 11 entrenadores en los últimos siete años, en medio de un catálogo de quejas.
Carlos Quieroz no conseguía ganar; Bernd Schuster no lograba ganarle al Barcelona; Fabio Capello ganó la liga, pero no era divertido ver jugar al equipo. Incluso Vicente Del Bosque fue despedido a pesar de haber ganado la Liga de Campeones de la UEFA. En dos ocasiones.
Los exigentes estándares en el Santiago Bernabeú son tales que cuando fue anunciado formalmente el más reciente entrenador contratado para llenar el puesto más codiciado del fútbol, todos se preguntaban cuanto tiempo duraría en el puesto.
Sin embargo, José Mourinho ya venía preparado. "No pienso en si me van a despedir", afirmó en su primera conferencia de prensa en Madrid. "La palabra temor no está en mi diccionario futbolístico".
Fue un buen ejemplo del estilo, los aires y el sentido del melodrama de Mourinho. Hubo tiranos vestidos con ropa deportiva como Brian Clough, el ex jefe del equipo Nottingham Forest, e intelectuales corteses como Arsène Wenger, el entrenador de Arsenal, pero Mourinho siempre ha sido una raza aparte.
El entrenador portugués tiene una sofisticación de políglota y un gusto por lo teatral que son bastante raros entre directores técnicos de fútbol. También tiene un récord de dos Copas Europeas y 14 trofeos importantes durante los últimos ocho años que lo posicionan como uno de los mejores técnicos en la historia de este deporte.
"Llego acá con todas mis cualidades y defectos: soy José Mourinho y no cambio", enfatizó en la conferencia de prensa, antes de presentar su plan para transformar a la escuadra más costosa del mundo y un equipo de egos sin trofeos en una implacable y disciplinada maquina de ganar.
Para conducir al Real Madrid a ganar el título de la liga y su primera Copa Europea en casi una década, tendrá que enfrentar el desafío que define al entrenamiento moderno de equipos: cómo tomar a un grupo multinacional de multimillonarios viajeros y lograr infundirles virtudes como el trabajo en equipo, disciplina táctica y trabajo duro.
En la búsqueda por lograr esto, Mourinho podría convertirse en un raro ejemplo de un entrenador modelo: alguien del mundo de los deportes cuyos métodos podrían ser emulados provechosamente por gerentes y ejecutivos de negocios en todos lados.
"El fútbol reconoce el poder de la gerencia de una manera en la que los negocios aún no lo hacen", asegura David Bolchover, un escritor sobre gerencia y autor de "El gerente de 90 minutos".
"Hay varias lecciones de Mourinho que pueden usarse en el mundo de los negocios, particularmente en áreas como Londres y la industria de las finanzas, donde hay gente extremadamente bien paga y hay muchos egos".
Un hombre considerado como el más metódico de su profesión, para Mourinho el método lo es todo. Su educación universitaria (obtuvo un título de ciencias deportivas de la Universidad de Lisboa) le dio el entusiasmo por la investigación y la elaboración de reportes. "Su preparación para entrenamientos y partidos estaba en otro nivel de lo que yo había visto antes", apunta Steve Clarke, quien fue entrenador asistente cuando Mourinho trabajaba para el Chelsea. "Su atención a cada detalle era extraordinario".
Su preparación exhaustiva es legendaria, y cada sesión de entrenamiento está anotada meticulosamente en un manual de notas que lleva consigo —conocido como su biblia— que contiene sus ideas sobre trabajo de equipo y diagramas tácticos.
En la gran división entre liderazgo y gerencia, su trabajo es de planear labores, organizar y coordinar.
"A la gerencia se la ve como un papel administrativo y a menudo resulta en ciertas redundancias, mientras que el liderazgo tiene que ver con inspirar a la gente con presencia y carisma", dice Bolchover.
"Pero Mourinho es un gerente, no un líder: él hace el trabajo sucio, se enfoca hasta en el último detalle de todas sus labores de equipo, y en los negocios no existe gente así. A la gente en posiciones de gerencia se le recompensa por su propio desempeño".
También se le reconoce la manera en la que supervisa y se comunica con sus jugadores, al enviarles memorandos y mensajes de motivación por correo electrónico y mensajes de texto, parte de un modelo de manejo de hombres más amplio que rechaza la vieja usanza de arengar a su gente por mal desempeño, y por el contrario trata a su equipo como una extensión de su familia.
Esta devoción por sus jugadores explica en parte la arrogancia calculada y los comentarios altaneros en público que son el sello del estilo gerencial de Mourinho: mientras hay más enfoque en el entrenador, hay menos presión sobre los jugadores.
"La gente habla sobre liderazgo transformador: él se presenta como un líder seguro de sí mismo, ya sea que sienta bajo presión o no, quien es capaz de dejar su huella en una organización", opina Sue Bridgewater, experta en gerencia de la Escuela de Negocios Warwick.
Más que nada parece que el mayor talento de Mourinho es convencer a sus jugadores de colocar al equipo antes que al individuo. Aún en Madrid, que ha recolectado a algunos de los jugadores más talentosos del mundo, bajo el liderazgo de Mourinho las superestrellas como el delantero portugués Cristiano Ronaldo y el brasileño Kaká tendrán que hacer sus labores defensivas.
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