Los gestores de patrimonio ponen la mira en los multimillonarios del deporte
Por Tara Loader Wilkinson
La cantidad de dinero que se maneja en el deporte profesional ha aumentado mucho desde principios de la década de 1970, cuando el jugador de fútbol y playboy George Best se hizo célebre al decir que gastaba la mayor parte de su dinero en alcohol, pájaros y autos veloces, y que el resto lo derrochaba.
Aunque Best fue uno de los jugadores con más talento y salario más alto de su generación, ganar 150 libras esterlinas por semana a principio de los años 70 —alrededor de unas 60.000 libras de hoy— queda muy por debajo de las ganancias de los mejores jugadores de fútbol actuales y otros atletas profesionales.
El enorme flujo de dinero que ingresa al deporte profesional ha creado un mercado de nicho pero que no deja de crecer para los bancos privados y los gestores de patrimonio, interesados en asesorar a los atletas sobre cómo preservar la riqueza que crean en carreras a menudo cortas. Estas divisiones especializadas en deportes buscan ayudar a sus clientes a evitar los peligros de tener demasiado dinero a una edad muy temprana, pero enfrentan una competencia cada vez mayor en un mercado abarrotado.
Kirsty MacArthur, directora de la división de deportes y medios de Heartwood Wealth, una firma de gestión de patrimonio en Londres y Kent, indicó: "En ningún lado los salarios suben de forma tan rápida como en el mundo de los deportes". Jason Traub, director de la división de deportes de Investec Private Bank, parte del banco South African, coincide. "En lo más alto, las ganancias en el rubro deportes han crecido de forma más rápida que cualquier otro sector durante los últimos cinco años", afirmó.
Otros bancos, incluyendo a Barclays Wealth, Coutts & Co., Investec Private Bank, y London & Capital, han expandido sus divisiones de especialistas en deportes en los últimos meses. La semana pasada, Collins Stewart, una firma de corretaje del Reino Unido, lanzó una nueva división de gestión de activos para deportes, y nombró a Clive Richardson para reclutar clientes del mundo del deporte, mientras Barclays Wealth contrató a un ex jugador profesional de críquet, Douglas Lockhart, como un asesor de inversión en el sector de los deportes.
Estos bancos privados son atraídos por la gran concentración de altos salarios que se registra en el deporte profesional y las circunstancias particulares en las que las estrellas jóvenes pueden ganar tanto dinero con tanta rapidez como en fondos de cobertura o banca de inversión, sin la experiencia financiera para saber cómo administrarlo.
Por ejemplo, hay mas de 500 futbolistas en la Liga Premier de Inglaterra que ganan un promedio de 1,2 millones de libras al año (US$1,87 millones), según un estudio de finanzas del fútbol de la firma de contaduría Deloitte.
Sin embargo los mejores jugadores ganan mucho más: Lionel Messi, el jugador argentino del Barcelona y el actual Jugador del Año de la FIFA, gana alrededor de US$46 millones al año en salario, auspiciantes y acuerdos, según la encuesta anual de la revista France Football entre los jugadores mejores pagos de ese deporte.
Y no es sólo en el fútbol donde las ganancias deportivas igualan o superan el potencial en los mercados financieros. Roger Federer ha ganado US$56,2 millones sólo en premios por jugar al tenis, según la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP), mientras en el golf Padraig Harrington, quien ganó los Abiertos Británico y de EE.UU. en 2008, ganó US$28 millones —también antes de auspiciantes y acuerdos—, según el Tour PGA de Europa.
Además, los acuerdos por patrocinios para usar los nombres de los atletas estrellas, como David Beckham y Tiger Woods, pueden superar ampliamente a los salarios.
Sin embargo, uno de los mayores desafíos para las estrellas del deporte es cómo preservar la riqueza que crean a lo largo de sus carreras que duran quizás sólo 10 o 20 años, alrededor de un tercio de las carreras de muchos otros profesionales.
La falta de confianza en relación a malas experiencias les ha dado a algunos deportistas una percepción negativa de los gestores de patrimonio, indicó MacArthur.
Historias de terror que involucran a jugadores que recibieron desastrosos consejos de gestión de patrimonio se intercambian en los vestuarios.
Adam Osper, quien el mes pasado se unió al administrador de activos London & Capital proveniente de Conforto Financial Management para relanzar su división de deportes, afirmó: "Hemos visto cómo inversiones de alto riesgo y a menudo oscuras eran recomendadas sobre la base de que este mercado en particular (los deportistas) busca algo 'emocionante' que hacer con su riqueza. En la gran mayoría de los casos estas sugerencias son sumamente inapropiadas".
No todas las estrellas del deporte han recibido malos consejos financieros. El ex jugador del fútbol inglés Robbie Fowler es famoso por haberse convertido en uno de los jugadores más adinerados del Reino Unido, con una fortuna de unos 30 millones de libras, luego de haber invertido en propiedades.
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