IBERCAJA.
Las Cajas pasan por quirófano
Rato y sus socios crean un ‘banco malo’ para salir a Bolsa y la CAM podría trocearse
Las Cajas de Ahorros necesitan estar guapas para los inversores, aunque en algunos casos suponga hacerse la cirugía. Como era de prever, Caja Madrid y sus socios seguirán el camino marcado por La Caixa y apartarán los activos inmobiliarios y algunas participadas en una especie de ‘banco malo’ que no contagie al negocio financiero que saldrá a Bolsa. Y todo indica que la CAM correrá la misma suerte, si no quiere ser intervenida, ya que ninguna entidad la quiere tal y como está. Piden que el Estado asuma las posibles pérdidas derivadas de su exposición al ladrillo y en cambio, deje para el mercado la parte solvente del negocio.
Esmeralda Gayán
"Hablar de banco malo es una mala nomenclatura", aseguraba Rodrigo Rato para intentar defender la decisión de agrupar los activos dudosos del SIP en Banco Financiero y de Ahorros (BFA). "Es una entidad con beneficios, por tanto, no es tan malo", insistía el banquero en una de sus últimas intervenciones en público.Las palabras del presidente de Bankia, sin embargo, no han convencido a la prensa ni a la opinión pública, que sabe lo que se propone el ex gerente del FMI: librarse de los activos tóxicos para crear una entidad más atractiva con motivo de su salida a Bolsa.
En ese "banco malo" se incluirán los activos inmobiliarios problemáticos, algunas participaciones industriales y las obligaciones de pago, incluidas las del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). Así, el grupo que aglutina a Caja Madrid, Bancaja, Insular de Canarias, Caixa Laietana, y las Cajas de Ávila, Rioja y Segovia replica la receta estrenada por La Caixa, aunque con algunos matices. La principal diferencia es que la entidad que preside Rato tiene una deuda de más de 4.465 millones con el Estado que no tiene la Caja que preside Isidre Fainé. Pero esta deuda se queda fuera de Bankia, para que los inversores no tengan que cargar con ella.
El nuevo banco madrileño aprovecha la ficha bancaria de Altae Banco para aglutinar todo el negocio financiero y aquellas participaciones industriales vinculadas a la actividad puramente financiera.
Aunque la entidad no especifica a qué sociedades se refiere, bajo esta descripción podrían encajar empresas participadas cotizadas como Mapfre, donde posee el 14,96% del capital, o Banco de Valencia, donde su participación asciende al 38,72%,, así como firmas no cotizadas como Gesmadrid o Banco Inversis, que quedarían integradas en el banco bueno.
El ladrillo, fuera
En cambio, se quedan fuera los activos inmobiliarios potencialmente problemáticos, que ascienden a 26.160 millones, o lo que es lo mismo, el 12,5% de la inversión crediticia de las siete Cajas que forman Bankia. Del total de esa cantidad, 7.370 millones son préstamos morosos, otros 7.742 millones corresponden a créditos subestándar, es decir, en riesgo de impago, y los 11.048 millones restantes son activos adjudicados.
Una vez concluida la operación de cirugía, Bankia ha sido valorada de cara a su salida a Bolsa en 12.000 millones de euros y suma activos por 275.000 millones. Entre tanto, el Banco Financiero y de Ahorros contará con 53.000 millones en activos y actuará como una mera sociedad instrumental no cotizada.
Esta fórmula de crear un "banco malo" que estrenó La Caixa tiene más seguidores, además de Bankia. Es el caso de Catalunya Caixa, Novacaixagalicia y Banco Mare Nostrum (BMN). Fuentes del sector auguran que en las próximas semanas estas entidades anunciarán medidas similares, ya que es una manera de ganar puntos de cara a conseguir el capital necesario para restaurar sus ratios y cumplir las nuevas exigencias del Banco de España.
Sin ir más lejos, esta semana se decide el futuro de Unicaja y Caja España-Duero, que votan su integración para construir una entidad de algo más de 120.000 millones de euros en activos. El negocio se articulará en torno a dos fichas bancarias, una para cada entidad, en las que se separarán los activos tóxicos de los interesantes para los inversores. "Los inversores privados son los que nos exigen este saneamiento", dicen en la Caja castellano-leonesa.
En el caso de Novacaixagalicia, el “banco malo” estaría dirigido por los consejeros del FROB, cuando se constituya en septiembre. La entidad nociva estaría cargada de ladrillo, suelo y morosidad, para que no contamine al banco cotizado, mientras que el “banco bueno” tendría un plazo máximo de dos años para salir a Bolsa.
Nadie quiere la CAM
Ninguna de las grandes entidades sondeadas por el Banco de España ha mostrado interés por hacerse cargo de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) tras la ruptura del proyecto del Banco Base.
El tiempo juega en contra del supervisor, ya que mientras no se resuelva el futuro de la Caja alicantina, habrá dudas de los inversores institucionales sobre la situación real del sistema financiero español.
Quizás por ello los responsables de los principales bancos insisten en que hay que dar una solución rápida a este problema.
La banca estaría dispuesta a rescatar la entidad, siempre que el Estado se quedase con los activos tóxicos. En este sentido, el presidente de la Asociación Española de Banca (AEB), Miguel Martín, ha dicho públicamente que la banca no quiere interferir en el proceso de reestructuración de las Cajas, pero matiza que estará a disposición de lo que le soliciten las autoridades competentes, es decir, el Banco de España. "Los bancos nunca han querido entrar en un proceso de reestructuración, pero si te lo piden y los números salen, entonces no le veo ningún inconveniente", ha asegurado.
De momento, lo único cierto es que la CAM se hará con la ficha de Banco Base tras llegar a un acuerdo con sus exsocios Cajastur Caja Extremadura y Caja Cantabria.
El viernes, la entidad anunciaba un nuevo depósito a 18 meses con una interés del 4,25% TAE, que paga los intereses por anticipado y no exige vinculaciones. La banca ya ha puesto el grito en el cielo, al considerar que las entidades que reciben dienero público ejercen competencia deseal.
Ibercaja, la soltera de oro
En el actual cortejo de las Cajas de Ahorros, Ibercaja es una de las entidades con más pretendientes. La entidad maña es la más querida por sus ratios de solvencia, pero sobre todo, porque es la única que todavía permanece soltera en medio de un proceso de reestructuración del sector, que de momento ya ha reducido de 45 a 15 el número de entidades de ahorros.
Para la CAM, la Caja que preside Amado Franco sería una aliada perfecta, ya que le dobla en activos, y eso supondría tener un mayor peso en los órganos de gobierno de la futura entidad fusionada, que si lo hiciese con una Caja o banco de mayor tamaño.
Pero a los ejecutivos de Ibercaja no les cuadran las cuentas, sobre todo porque los valencianos todavía no han presentado oficialmente los resultados de 2010, y por el agujero promotor que tiene la entidad que le pretende.
La CAM no es la única que coquetea con Ibercaja. El Banco de España es el primer interesado, ya que de cara a la opinión pública, estaría mejor visto que fuese una Caja de Ahorros la que ayude a la CAM y no un banco. Además, sería más difícil para la Generalitat valenciana hablar de un pacto político entre el Gobierno y Ciu para entregar la CAM a La Caixa,que es otra de las candidatas para salvar la Caja.
Un proceso con muchas incógnitas
Poco sabemos de cómo va a resolver el Banco de España la patata caliente de la CAM. La Caja que preside Modesto Crespo sólo puede seguir adelante con dinero del FROB, es decir dinero público. para alcanzar los requisitos exigidos por Moncloa.
Pero todavía está por ver si el Estado adquirirá una participación mayoritaria en su consejo de administración. El FROB pondrá algunos consejeros y limitará el número máximo de miembros pero, a menos que no tenga la mayoría, nada podrá hacer para reemplazar a los gestores o limitar la presencia política en los órganos de gobierno.
Tampoco sabemos cuánto puede costar la broma al contribuyente en caso de que la entidad se trocee y sea subastada al mejor postor, como pronostican los expertos y como ya sucedió con la venta de Cajasur a la BBK. El Estado tuvo que avalar con 392 millones las futuras pérdidas derivadas de la morosidad de la Caja andaluza, a través del Esquema de Protección de Activos (EPA). Esa fue la factura que hubo que pagar para salvar la entidad. Habrá que ver a cuánto sube la cuenta esta vez.
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