domingo, 18 de septiembre de 2011

Aquella Guerra.....fría.

50 años de uno de los grandes misterios de la Guerra Fría

Dan Hammarskjold, secretario general de la ONU

Justo cuando se cumple medio siglo del accidente aéreo en el que murió el segundo Secretario General de la historia de la organización Naciones Unidas, se reaviva la tesis sobre una supuesta conspiración contra el diplomático sueco.

La noche del 18 de septiembre de 1961, el sueco Dag Hammarskjold, junto a otras 15 personas, murió en un todavía no bien explicado accidente aéreo, cuando intentaba prevenir el estallido de la guerra civil en la naciente república del Congo y sacar del la línea de fuego a las tropas de la ONU.

Hammarskjold volaba desde Leopoldville, la capital congoleña, hacia Ndola, en el norte de la entonces colonia británica de Rodesia (hoy Zambia). Su avión cayó cuando se aproximaba a la pista de aterrizaje

Ninguna de las investigaciones realizadas disipó las sospechas de algunos de que el avión no cayó como consecuencia de alguna falla mecánica o error del piloto sino que fue abatido por otra aeronave.

Esta semana esas dudas han resurgido con la publicación del libro "¿Quién mató a Hammarskjold?", de la académica británica Susan Williams.

A tal punto que los "nuevos datos" que se presentan en el trabajo motivaron al sobrino del fallecido estadista, Knut Hammarskjold, a solicitar al gobierno de Suecia una nueva investigación sobre el accidente.

"Grande estadista"

El presidente estadounidense John Fitzgerald Kennedy describió a Hammarskjold como "el más grande estadista de nuestro siglo".

Eran los primeros años del complejo proceso de descolonización de Africa administrado por la ONU, donde la retirada de las metrópolis europeas dejaba el terreno abierto para el pulso de la guerra fría entre el bloque capitalista, encabezado por EE.UU. y el mundo de la Unión Soviética.

En el Congo, el final del dominio por parte de Bélgica generó divisiones en el país. En la sureña provincial de Katanga -rica en cobre, uranio y aluminio- el movimiento separatista de Moise Tshombe era apoyado por intereses mineros extranjeros.

Hammarskjold

Hammarskjold ha sido el único en recibir el Premio Nobel de la Paz póstumamente

La ONU sólo reconocía al gobierno del Patrice Lumumba, un líder nacionalista que se convirtió en leyenda tras ser derrocado y posteriormente ejecutado en diciembre de 1961.

En ese contexto, Hammarskjold buscaba negociar con Tshombe un cese al fuego, luego de que las tropas de paz de la ONU se vieran envueltas en enfrentamientos con las milicias de Katanga.

Enemigos poderosos

Los historiadores destacan que el diplomático sueco se ganó la antipatía de los separatistas de Katanga, colonos blancos, empresarios mineros y los mercenarios que participaban en el conflicto congoleño.

Además de por su apoyo al gobierno de Lumumba, que era visto con desconfianza por EE.UU. y Gran Bretaña, por su proximidad con la comunista Unión Soviética.

Muchos siguen sospechando que algunos de esos factores pudo haber estado detrás de una conspiración para matar al jefe de la ONU.

La manera cómo se investigó el accidente, los hallazgos y, sobre todo, lo no mostrado al público -como las fotos del cadáver del diplomático- dieron pié a especulaciones que medio siglo después siguen vivas.

Algunos testigos del accidente hablaron de la presencia de un supuesto segundo avión en la zona aquella noche.

Otros aseguran haber visto personal uniformado en el sitio del accidente, aunque el reporte oficial indica que los restos fueron encontrados a las 3 de la tarde del día siguiente.

El único sobreviviente, el sargento Harold Julien, un militar estadounidense que trabajaba en el equipo de seguridad de la ONU, dijo a los investigadores que hubo una explosión antes de que el aparato se precipitara a tierra.

Esa declaración fue desechada por considerar que Julien era "inconsistente" debido al efecto de las medicinas con las que fue tratado por varios días, hasta que falleció como consecuencia de las heridas sufridas durante el impacto.

Investigaciones sin conclusiones

Lugar del accidente del DC3 de Hammarskjold
  • En 1961 la autoridad de aviación civil de Rodesia dijo no haber encontrado una causa "específica o definitiva" del accidente.
  • Una segunda investigación, presentada en febrero de 1962 achacó la caída del avión a error del piloto.
  • En abril de 1962 el estudio que hizo la ONU concluyó que "no se podía excluir" la posibilidad de un ataque o un sabotaje del aeroplano.
  • En 1988 la Comisión de la Verdad y la Reconciliación de Sudáfrica publicó ocho cartas en las que se sugería que la CIA, el británico MI5 y la inteligencia sudafricana sabotearon el avión.
  • La respuesta de los señalados es que eran "inventos" o "desinformación" de los soviéticos.

Durante una investigación de cuatro años, Susan Williams, del Instituto de Estudios de la Mancomunidad Británica de la Universidad de Londres, examinó documentos recientemente desclasificados, incluyendo esos relatos.

Las descripciones coincidirían con lo que le contó un ex oficial de inteligencia estadounidense, destacado en aquella fecha en un puesto de observación en Chipre, quien asegura haber oído una grabación en la que un piloto decía haber derribado el avión del Secretario General.

La carta de la muerte

Al poner juntos esos datos, Susan Williams no duda que hubo una maniobra para "cubrir" lo que realmente pasó con el avión de Hammarskjold.

"No tenemos la "prueba del delito", pero hay una cantidad de evidencia que apunta en la dirección de que el avión fue abatido por una segunda nave. Eso es la explicación más convincente y documentada que cualquier otra", aseguró a la BBC.

Entre los materiales que revisó Williams están las fotos del cuerpo de Hammarskjold, nunca publicadas en atención a los deseos de la familia del estadista sueco, que no muestra quemaduras, contrario a los restos carbonizados de los otros pasajeros.

Además su cráneo presentaría unas heridas penetrantes y, extrañamente, un as de espadas se vería metido en el cuello de su camisa, algo que en aquel momento llevó a hablar de la "carta de la muerte", la supuesta señal de quienes lo habrían matado.

El familiar más cercano del fallecido secretario general, su sobrino Knut Hammarskjold, considera que el libro de Williams aporta nuevos datos, que justificarían una nueva investigación del accidente.

"Hay mucho en el libro de Susan (Williams) que me demuestra que todavía quedan muchas cosas que buscar", dijo Hammarskjold, de 89 años, al diario británico The Guardian.

En 1961, Hammarskjold viajó al lugar donde cayó el DC-6 pocos días después del accidente, para recoger las pertenencias de su tío y dijo haberse sorprendido por la renuencia de las autoridades coloniales británicas de entregárselas.

"Para mi siempre ha habido un interrogante pendiente sobre todo el asunto".

Aclarar las dudas

"Hay documentos que sólo ahora están saliendo a la luz. Es exactamente el momento justo para tener una indagación apropiada"

Susan Williams, autora de "¿Quién mato a Hammarskjold?"

Pero un diplomático retirado que estaba en Ndola en septiembre de 1961, Sir Brian Unwin, rechaza la tesis de la conspiración.

"La verdad es imposible de determinar ahora, pero no es imposible que el piloto, ansioso de mantener la seguridad, y tras haber perdido comunicación con la torre de control, encontrara difícil aterrizar de noche en un aeropuerto pequeño y desconocido en el medio de la selva, calculando mal la aproximación y chocara con los árboles", afirmó Unwin.

Otro diplomático británico, Sir Brian Urquhart, asegura que una posible explicación para la, para algunos sospechosa, ausencia de quemaduras en el cuerpo del Secretario General es que haya salido despedido del fuselaje al momento del impacto.

"No había ningún aparato hostil en las cercanías de Ndola que estuviera capacitado para el vuelo nocturno o tuviera el control de tierra necesario para encontrar a otro avión de noche. Ningún posible atacante ha sido supuesto, mucho menos identificado".

Williams reconoce que su investigación no arroja pruebas concluyentes sobre el accidente, pero rechaza la idea de que el medio siglo transcurrido haga que "sea muy tarde" para nuevas indagaciones.

"Hay documentos que sólo ahora están saliendo a la luz. Es exactamente el momento justo para tener una indagación apropiada".

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