lunes, 29 de octubre de 2012

Despilfarros deportivos....


Cómo queman sus fortunas los deportistas

26.10.2012

NUEVA YORKJavier Ansorena
A los pocos años de colgar las botas, muchos deportistas profesionales pierden su patrimonio. Son millonarios prematuros, y la gestión de su fortuna, todo un manual de malas prácticas.
¿Se imaginan que Cristiano Ronaldo se arruinara a los tres o cuatro años de su retirada? No sería tan extraño. La consultora Schips Finanz asegura que el 50% de los futbolistas de las ligas europeas se arruina al poco de abandonar el deporte.
En EEUU, el reino de los excesos, la situación para los deportistas es aún más alarmante: el 78% de los jugadores de la NFL (la liga de fútbol americano) lo han perdido todo sólo dos años después de su retirada. En el caso de la NBA, esto le ocurre al 60% de los deportistas a los cinco años de colgar las botas.
Esta realidad se ha puesto en boca de todo el mundo este mes en EEUU tras la emisión en la cadena deportiva ESPN del documental Broke (Arruinado), todo un manual de malas prácticas financieras.
Marcelo Bielsa, entrenador del Athletic de Bilbao, tildó a sus jugadores de “millonarios prematuros” tras perder las dos finales que disputaron la temporada pasada. En EEUU, los jóvenes que llegan a profesionales se convierten automáticamente en millonarios. Dante Wesley cuenta en Broke cómo pasó de recibir 86 dólares semanales en su equipo universitario a encontrarse con un cheque de 330.000 dólares de bienvenida a la NFL. Jamal Mashburn firmó un contrato de 33,5 millones de dólares cuando llegó a los Dallas Mavericks de la NBA en 1993. Eso, sin contar acuerdos comerciales. Y Lebron James recibió 90 millones de dólares para ser imagen de Nike en 2003. Tenía 19 años. “Muchos jugadores no saben ni cómo abrir una cuenta”, asegura Mashburn en el documental. “De repente, te conviertes en consejero delegado de una gran compañía, y no tienes ni idea de cómo gestionarla”, asegura otro jugador.
Despilfarro

Las fortunas se suelen perder por despilfarro. Los años 90 fueron la época de los collares de oro, coches, casas y fiestas excesivas, apuestas… “Me gasté un millón de dólares en joyas”, asegura Andre Rison, gran jugador de la NFL en los años 90, que en 2007 se declaró en bancarrota. “La ostentación era la manera de demostrar el éxito”, explica Mashburn.
Pero las razones para su declive financiero son más complejas: inversiones nefastas, divorcios millonarios (Michael Jordan pagó 150 millones por el suyo); agentes y asesores financieros sin escrúpulos, costes médicos que se disparan cuando ya no hay ingresos por el deporte –el 65% de los jugadores de la NFL se retira con lesiones crónicas–; o entornos familiares que devoran el patrimonio.
Bernie Koser recuerda como su sueldo como quarterback en la NFL se diluía en ayudar a entre 25 y 50 familias.

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