domingo, 28 de octubre de 2012

Dos colores para un Dólar....

  • Por NICHOLAS HASTINGS

  • Las elecciones presidenciales de 2012 en Estados Unidos probablemente sean las más importantes en años, no sólo para la economía de ese país, sino que también para el dólar.
    El resultado del 6 de noviembre determinará quién estará en la Casa Blanca durante los próximos cuatro años, cuánto poder tendrá para resolver los problemas fiscales inmediatos y de largo plazo del país, y si Estados Unidos perderá su calificación crediticia clave AAA, que ha hecho del dólar un refugio durante muchos años.
    El enfoque del mercado en la elección será aún más intenso a medida que se acerque la fecha debido a que la economía sigue luchando por salir de una recesión, después de un par de partidas en falso previas, y debido a que aún se debe encontrar la manera de evitar que se reviertan recortes tributarios previos previstos para el 2 de enero de 2013, el denominado abismo fiscal.
    Ahora, todo está en manos del electorado de Estados Unidos.
    El problema para los mercados financieros es que la elección se está volviendo demasiado impredecible, donde los últimos sondeos muestran al candidato demócrata Barack Obama mano a mano con su oponente republicano Mitt Romney.
    Getty Images/AFP Creative
    La Casa Blanca.
    Esto en sí mismo está comenzando a presentar una amenaza para la actual estabilidad del mercado, en especial si los resultados de la votación final son demasiado estrechos como para permitir una declaración inmediata y las negociaciones sobre el precipicio fiscal tienen que demorarse aún más.
    Como han mostrado durante el último año los intentos anteriores del presidente Obama por resolver el tema con los republicanos, que tienen mayoría en la Cámara de Representantes, el tema es altamente divisorio y es poco probable que se preste a una resolución rápida.
    Para los mercados financieros, y la economía estadounidense, probablemente la mejor solución de corto plazo sería o una clara victoria de Romney, que mantendría a la Cámara de Representantes de su parte, o bien una clara victoria del presidente Obama. En ambos casos, ello probablemente significaría al menos una extensión de corto plazo de los actuales recortes tributarios mientras se llevan a cabo negociaciones para una solución de más largo plazo.
    No obstante, dado el estado actual de los sondeos, es posible que se den otros resultados, más desordenados. El presidente Obama podría regresar a la Casa Blanca y mantener el status quo de una mayoría demócrata en el Senado y una mayoría republicana en la Cámara baja. O, podría perder el Senado también y enfrentar una tarea aún más implacable de tratar de reducir los recortes tributarios para los más ricos.
    De manera similar, un resultado estrecho con Romney en la Casa Blanca, pero sin respaldo en el Senado, reduciría las posibilidades de un progreso rápido.
    Cualquiera sea el resultado, las posibilidades de una extensión de las exenciones tributarias serán considerablemente menores y la economía estadounidense podría terminar cayendo en el infame precipicio fiscal.
    Un prolongado estancamiento entre la Casa Blanca y el Congreso no solo alentaría más incertidumbre en los mercados financieros, sino que provocaría una mayor tensión fiscal para la economía estadounidense, la cual ya es muy frágil.
    Cómo esto afecte el dólar podría terminar siendo difícil de predecir. Durante gran parte de este año, mientras las economías mundiales y de Estados Unidos se derrumbaban, el dólar se mantuvo relativamente firme debido a que los inversionistas preferían los refugios.
    Pero el rol del dólar como uno de esos refugios bien podría verse amenazado si la incertidumbre política en Washington continúa poniendo en riesgo la recuperación de Estados Unidos y si las preocupaciones sobre la capacidad de más largo plazo del país para lidiar con sus déficits gigantes comienzan a socavar la confianza de los inversionistas.
    Esta semana volvieron a surgir rumores acerca de que Fitch rebajaría la calificación crediticia "AAA" del país, una decisión que podría hacer que los activos estadounidenses luzcan menos atractivos de lo que parecen hoy, aunque Fitch dijo que es improbable que cambie su calificación antes de fines de 2013.
    Las señales de lo que podría venir ya eran evidentes en los títulos del Tesoro de Estados Unidos, donde una subasta de notas a siete años esta semana terminó siendo la más débil desde 2009.
    Y aún queda más de una semana para las elecciones.

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