Los ricos españoles en busca del Halcón Maltés
@S. McCoy - 16/06/2010
El tributo del Halcón Maltes inspiró a Dashiell Hammett en 1930 para publicar la novela del mismo nombre, excelentemente versionada por John Huston en 1941 con Humphrey Bogart en el papel del detective Sam Spade. En la ficción, la entrega anual por parte de los Caballeros de la Orden de Malta de un halcón adiestrado para la cetrería a Carlos V y sus sucesores como condición para mantener el autogobierno de la isla, es sustituida por un solo pago consistente en una pieza escultórica de valor incalculable cuya desesperada obtención por gente de la más variopinta condición constituye la trama principal tanto del libro como de la película. El Halcón Maltés se convierte así en oscuro objeto de deseo, codiciada pieza que permite ver de mejor tono el futuro.
Pues bien, en su búsqueda por encontrar reductos en los que esconderse del aumento de la tributación que tanto para rentas altas del trabajo, como para rentas de capital o vehículos de inversión como las SICAVs, previsiblemente contempla el gobierno, Malta y el halcón de su ventajosa tributación vuelven a aparecer como solución para las cuitas de los ricos españoles, destino ideal para refugiarse del fisco nacional y mantener sus inversiones financieras actuales. No en vano, tal y como anticipaba El Mundo en su edición papel del pasado lunes, ha desarrollado un producto específico para hedge funds y grandes fortunas para competir con Irlanda y Luxemburgo: el Professional Investor Funds o PIF, figura que va un paso más allá de esas sociedades holding en vigor desde 1995 cuyo tipo efectivo, con las deducciones pertinentes por dividendos y ganancias de capital, se puede situar por debajo del 5%.
Como se puede comprobar en el folleto adjunto, todo son facilidades. Desde el modelo societario a elegir, pasando por las escasas formalidades necesarias (no es obligatorio folleto siempre que exista una oferta documentada), la inexistencia de un requisito de residencia para los auditores (basta con un abogado local) o los nulos límites a las políticas de inversión, incluida la falta de obligatoriedad de Prime Broker y/o Custodio en el caso de los hedge funds que decidan implantarse en la isla. A partir de ahí, los PIFs domiciliados en el país están exentos tanto a nivel fondo como por lo que a sus inversores no residentes se refiere. Ni pago en origen por payout, ni imposición sobre plusvalías, ni impuesto de patrimonio, ni tributos a la transmisión de los títulos. Y todo ello, como ocurre con Luxemburgo, bajo la jurisdicción de la UE y sometimiento a Tratado de Doble Imposición.
Se contempla incluso la posibilidad de crear subfondos de distintas clases para su comercialización independiente. Eso sí, exige un Consejo de Administración sólido, con mayoría de reuniones celebradas en la propia Malta; la identificación de los gestores con referencia a su trayectoria y vinculación con el Consejo; recomienda el establecimiento de un Consejo Asesor suficientemente formado en materia de inversiones; sólo sugiere la presencia de de un administrador que garantice el cálculo adecuado del NAV o valor liquidativo (¡!) mientras que exige el custodio para los fondos familiares (mínima aportación de 20.000 dólares) pero no para los hedge funds (¡!-mínima aportación 100.000 dólares). Sus destinatarios han de ser inversores cualificados bien por patrimonio, bien por experiencia, bien por… ser amigos y/o familiares de los promotores hasta un máximo de 10. Suena a chiste pero es lo que hay.
No es de extrañar que los PIFs puedan ser contemplados como una alternativa por aquellos fondos alternativos radicados en otros paraísos fiscales que ven cómo se endurece su régimen interno por las presiones internacionales, por aquellos domiciliados en centros financieros susceptibles de ver incrementada notablemente su tributación, por dinero que huye de aquellas regiones en las que el secreto bancario puede estar en peligro o por inversores, caso español, que buscan evitar una mayor presión fiscal. ¿Estoy recomendando esta práctica? Ni mucho menos. Simplemente trato de poner sobre la mesa: uno, que hay muchas, demasiadas opciones para los acaudalados para poner su dinero a buen recaudo; dos, que harán lo posible por escapar del mayor gravamen del capital, ante la imposibilidad de hacerlo en rentas del trabajo; tres, que si se ha desvirtuado la SICAV como vehículo de canalización del ahorro a la inversión tiene más sentido recuperar su primigenia finalidad que condenar su futuro; cuatro, recuperar la exención por reinversión a cambio de estabilidad accionarial podría ser una solución. ¿Dislates McCoy? Bueno, lo importante hoy es que gane España, ¿no?
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